María Matienzo Puerto
La magia de la escritura me permite, ahora, ser una alumna de la facultad de artes de una universidad cualquiera en mi país. Por eso, intento llegar a tiempo al primer turno, aunque a decir verdad, no es mi prioridad.
La clase que más me interesa es la que empieza a media mañana. No sé de qué va a tratar porque es el primer día, pero que sea de diseño gráfico, ya me hace alguna ilusión.
Supongo que como el profesor tiene mucha experiencia voy a aprender, no solo sobre casi cien años de diseño, sino que la creatividad va a estar a la orden en cada turno de clase.
Ya casi llega la hora.
Soy la primera en entrar. Llegan mis compañeros y el murmullo es normal porque todos somos muy jóvenes y tenemos las mismas expectativas. El profesor serio dice lo que según él va a ser su única pesadez en todo el curso: «Aquí, nadie sabe más que yo».