Por una dictadura del proletariado compasiva
¿Hay compasión en el socialismo? Parece que sí, según la Dra Mayra Espina, actualmente investigadora de Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, radicado en el Vedado, La Habana.
¿Hay compasión en el socialismo? Parece que sí, según la Dra Mayra Espina, actualmente investigadora de Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, radicado en el Vedado, La Habana.
Tengo menos peso sobre los hombros, lo que no significa que no tenga ahora más responsabilidad. Pero dejar el trabajo y romper las relaciones de dependencia que me ataban a un salario miserable, de alguna manera, me han liberado.
La última vez que hablé con Angel le dije que tuviera fe que la verdad siempre terminaba saliendo, a la vez que me preguntaba, ¿por qué una feminista debe defender a un presunto golpeador? ¿Serán ciertas las acusaciones?
“Me siento en el balcón de mi casa y a los 33 años hago lo que hace todo el mundo a esta edad. Saco algunas cuentas. ¿Qué tengo?”― Eso me dijo Liudmila cuando nos vimos la última vez.
La realidad está dándole la razón a los analistas y a los escépticos que denunciaron desde el inicio que esto era una farsa, un teatro. Un juego de malabarismo más con la fe de los cubanos.
Cuando yo sea una anciana podré contarle a mis nietos que visité el infierno. Y créanme Danthe Alighiere se quedó corto en La Divina Comedia. Cada uno cuenta con su compartimiento. Mi historia no es una tabla rasa.
Me acabo de leer un libro caótico. Al menos en apariencia. Tuyo es el reino, de Abilio Estévez, estuvo en mi mesa de noche durante algunos meses esperando la cola de lecturas. Pero si yo hubiese sabido, juro que hubiese estado entre los primeros.
No sé si solo ha sido un golpe de suerte, pero las familias cubanas de alguna manera están tratando de recuperarse del desastre económico. La familia de Hilda Zulueta es una de ellas.
El otro día hablando con Amaury (OMNI-ZONAFRANCA) salió a relucir el tema del odio. Amaury me cautiva. Él, Iris y los niños lo saben. Entonces le prometí que cada vez que pudiera iba a escribir buscando la conciliación entre todos los cubanos del mundo.
Había una vez un pueblo tan, pero tan miserable que su gente misma no se reconocía como tal.