Pedro Pablo Morejon

Algunas tardes, tras media hora de entrenamiento, salgo a caminar una o dos millas.  Me llevo a mi mujer y exploramos la zona por donde resido

Yo, al igual que muchos cubanos no encontramos tierra firme en estos lares. Tenemos los pies sobre el mar. No tenemos patria.

Llego temprano, casi al amanecer y siempre me encuentro a más de una decena de hombres, todos cubanos, esperando que aparezca un contratista.

En el gimnasio conocí a Manuel, un hombre de piel cobriza y rasgos indígenas que resultó ser de origen peruano.

Es difícil cuando no tienes el permiso de trabajo y para tramitarlo necesitas dinero, que a su vez, para ganarlo, es preciso trabajar.

Al ingresar al aeropuerto nos formaron en tres filas: ciudadanos, residentes y patrocinados por parole humanitario.

Mi mujer llevaba tiempo insistiendo en que obtuviera un pasaporte y de tanto insistir me convenció y fuimos incluidos por un patrocinador…

Tuve la desdicha de tener una mala genética para la dentadura. Desde los diez años comencé a advertir que mis muelas estaban llenándose de caries.

Como todo buen empresario sus metas no se limitan al rédito, Hugo Puig quiere trascender, dejar una huella de amor en el mundo.

Pasan las horas, el sol se intensifica y el grupo de personas aumenta. Un señor mayor se acerca, parece conocerme y en efecto así es…