Pedro Pablo Morejon

Tanto aquí como en la otra orilla se escuchan los vítores de la demagogia que nos habla de un pueblo heroico.

Sería alrededor de las 5 de la mañana y yo estaba allí, sobre esa carretera a 6 kilómetros de mi casa. Lo malo no era eso…

Este fin de semana, en una guagua observaba a una madre con su niño de unos cinco años. Viajaban delante de mí. El pequeño, sentado en el lado de la ventanilla.

Inicio sesión en la página Chess.com y al fin aparece un anuncio en la portada que reza: 2024 Chess.com Daily Chess Championship.

Nada que ver con las imágenes de postalita que venden al mundo de una Cuba con playas, mujeres hermosas, tabaco, ron, fiesta, baile y alegría

No quiero politizar hechos que suceden en todo el mundo, pero Cuba está envuelta en un agujero negro de malas energías.

Es la mujer que me adoptó como a un hijo en aquellos tiempos cuando mi vida giraba en torno a la Fe en Cristo y era un seminarista…

Llevo cerca de dos horas bajo este puente. Por suerte estoy a la sombra y me siento en el pequeño muro que está al extremo. 

Tuve que reunirme con un funcionario del Partido. Se trataba de un asunto estrictamente contractual que había tomado un matiz político.

Lo veo pasar con su guayabera empercudida y más de diez medallas en el pecho, las que exhibe con orgullo.