Mis dientes

HAVANA TIMES – No es muy recurrente, como es el caso de aparecer desnudo en medio de la multitud o ser perseguido por una entidad terrible que no me da tregua, pero otro de mis sueños que en algunas ocasiones me ha atemorizado consiste en que de pronto se me caen o se quiebran mis dientes.

La sensación que sigue es angustiante, un sueño tan vívido que es imposible distinguirlo de la realidad hasta que despierto y poco a poco voy recobrando la lucidez y sobre todo el alivio de comprobar que mi dentadura se mantiene ahí, firme dentro de la cavidad bucal.

Sucede que esta ha sido una de mis mayores preocupaciones durante la mayor parte de la vida.  Tuve la desdicha de tener una mala genética para la dentadura. Desde los diez años comencé a advertir que mis muelas estaban llenándose de caries, después los dientes.

Mi madre me llevó al dentista y tuve que pasar por más de un mes para arreglarlo todo, sin embargo, en la adolescencia, las obturaciones se cayeron por la mala calidad del material.

Hay un recuerdo que nunca se borra de mi mente, en la beca un chico de 9no grado, mayor que yo y muy popular entre las muchachas me dijo delante de algunas: “Tienes esos dientes que parecen los panes roídos del Lazarillo de Tormes”

Me alejé de ellos y las risotadas de burla con la autoestima destrozada y la incapacidad e ignorancia propias de un adolescente para gestionar este tipo de situaciones. Unos meses después conseguí arreglar nuevamente mis dientes y desde entonces vivo pendiente de ellos como el talón de Aquiles en mi cuerpo.

No suelo ser pesimista pero la realidad es que me cuesta obtener las cosas que para mí tienen valor y si las consigo es a base de esfuerzos y sacrificios. Los sueños no se me hacen realidad, pero las pesadillas a veces sí, al menos ahora, aunque en pequeña escala.

Me levanté una de estas mañanas y cuando fui a afeitarme descubrí que había perdido un pedazo de obturación en un diente, más de la mitad. Una sensación de amargura y angustia me recorrió todo el cuerpo y la expresión de mi rostro cambió a colores grises.

Como soy un tipo estoico decidí calmarme e intentar resolver el asunto de la manera más rápida. Poco a poco fui recobrando la energía, llamé a una gran amiga estomatóloga y todo bien, el único problema es que no había material de empaste. “Hasta ayer me quedaba un poco que me había resuelto un cliente, pero lo tuve que usar con otro, quizás para la semana que viene me caiga algo y te llamo, no te desesperes” -me dijo.

Clínica de estomatología

Empecé a averiguar dónde conseguirlo. Así están las cosas, hay que rogarle a dios, el universo o lo que sea que exista más allá de esta dimensión no tener que “caer” en un problema de salud. Un amigo me dijo que tuvo que pagar miles de pesos en antibióticos para su padre. Como ese, mil casos que ya son cotidianos.

Al final di con una persona que me resolvería por $ 500 pesos. Estaba desconfiado, pero era alguien conocido por otro conocido y me calmé un poco. Tenía que presumir que el material era bueno y así me lo confirmó la amiga y entonces pude solucionar lo del diente.

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Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.