Me encuentro a un revolucionario arrepentido

Foto de perfil de Irán Capote

HAVANA TIMES – Una vez a la semana tengo que viajar y sufrir el azote de un problema crónico agravado con la subida del precio de los combustibles. El trasporte ahora es más escaso y costoso.

Llevo dos horas en ese lugar. Hay personas desde muy temprano, alrededor de 40. Se detiene, al fin, un camión estatal que me dejaría a mitad de trayecto. El conductor cobra una cantidad por transportarnos en un volteo churroso. Casi todos montan, algunos hacia ese destino y otros, como yo, para ir adelantando de tramo en tramo.

Cuando me bajo formo parte de un grupo que se une al otro grupo que espera bajo el sol que emerge de un cielo que hasta hace poco estaba nublado.

Pasan los minutos y las horas, nada sucede, el sol se intensifica y el grupo de personas aumenta. Un señor de más de 60 años se acerca, parece conocerme y en efecto así es, lo empiezo a recordar. Lo conozco de hace años. Era septiembre de 1994, tenía unos días libres del servicio militar y visitando a mi revolucionaria familia paterna encuentro a un hombre con uniforme del MININT (Ministerio del Interior), el nuevo novio de la mayor de mis tías.

Trabajaba en prisiones y me resultaba desagradable. Me dediqué a esquivarlo aunque por alguna razón me buscaba. Desapareció y tiempo después coincidimos en algún que otro momento.

Esta vez, llevaba uniforme pero de custodio en alguna empresa. Al principio me costó reconocerlo por lo deteriorado de su aspecto, como si los años hubieran caído con saña sobre su esqueleto. Yo, que no soy un tipo gregario y menos está dispuesto a escuchar charlas intrascendentes de personas que no me agradan comencé a buscar la manera de como se dice en cubano “quitármelo de encima”. 

Empecé a bordear el tema que siempre reluce por estos tiempos, a saber, la situación, hasta que ya bien metidos en el asunto de la miseria y lo duro que viene este 2024 el hombre me sorprendió con una declaración.

La culpa de todo esto la tiene”…(haciendo una señal con las manos alrededor del rostro en alusión a una barba que todos sabemos en estos casos de quien se trata) “Ese fue el que nos embarcó”.

Al ver la timidez de su lenguaje corporal expresando tal confidencia, decidí lanzarme a fondo.  Le dije todo lo que pensaba de ese personaje y de todos los que lo secundan dentro y fuera del país. En algún momento intentó cambiar el tema de la plática pero yo no quitaba el pie del acelerador.

Miraba incómodo hacia los lados, podía ver el miedo en sus ojos. Ese miedo que siempre se hace presente en los hombres de su generación. Lentamente y con disimulo se fue alejando. Mi estrategia dio resultado.

Por fin llegué a mi destino, habían pasado cerca de cuatro horas desde que salí y mis emociones se movían como péndulo entre la risa y la preocupación.

Lea más del diario de Pedro Pablo Morejón aquí.

Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.