Irina Echarry

Repudiando los mítines

Era apenas una niña cuando vi caer sobre el rostro de aquel anciano un melón que (al golpearlo) se rajó y cayó al suelo. De la cabeza del hombre caían gotas rojizas del jugo de la fruta. Pero, ¿quién le hacía creer a una niña pequeña, rodeada de adultos histéricos y agresivos que aquello no era sangre?

Comprando veneno

Lo vi tocar la puerta de casa de Pedro. Estirar el brazo con dinero y salir con la cajita en la mano. Apenas tendrá unos 9 años. Mientras caminaba lo vi llevarse la cajita a la nariz, cerrar los ojos y respirar. Cualquiera hubiera pensado que aspiraba el aroma de un dulce muy rico.

Propiedad privada en Cuba

El objetivo era delimitar lo que es mío de lo que es de todos. Levantaron muros, cercas de aluminio, de cactus, de lata. Como resultado, los jardines que una vez fueron los del edificio, ahora son de los vecinos de la planta baja. O sea, se instauró la propiedad privada.

Indolencia: un mal corregible

Cuando comencé a escribir en este sito, publiqué un diario sobre los perros callejeros. En el título, una pregunta que me atormentaba: ¿Fieles a quién? Para ser sincera, creía que la indolencia era un mal incorregible en muchos seres humanos. Pero una experiencia ha hecho que la esperanza vuelva a iluminar mis días.

Lo que necesitamos es sumar

Rosa tiene motivos para estar sorprendida. Su nieta tiene 10 años y prácticamente se ha mantenido con esa dieta. Las salchichas son la salvación de muchos adultos porque sirven para la merienda diaria que deben llevar los niños a la escuela.

Hablando bajito

No conozco su nombre, pudiera llamarle Ramón, eso es lo de menos. Es delgado, moreno y aparenta tener muchos años encima. Lo veo diariamente sentado en el muro, frente a la panadería, rezongando bajito sus problemas. En la mano un vaso con el líquido que hace hablar sin inhibiciones.

Viajando en sueños

Irina Echarry

Frente a mi edificio hay dos bancos donde algunos jóvenes de la cuadra se sientan a conversar. En estos días de frío, cuando bajo al perro para que camine, me he sentado cerca de ellos y he podido escuchar su plática. La mayoría grita, así que no es difícil entenderlos. Casi todos quieren irse del país.

Son muchachos y muchachas entre los 15 y 25 años. Debieran pensar en otros temas: el estudio, el futuro, las relaciones amorosas, los conciertos… etc.

Sin embargo, pasan los fines de semana y las noches sentados en esos bancos, imaginando si estuvieran en “la Yuma,” si tuvieran un carro, si pudieran irse para la playa de Cancún… eso me causó gracia cuando lo escuché, pero a la vez me asusta.

Esperanza de viajes

Irina Echarry

Viajar es una constante en el pensamiento de los cubanos.

Será por las prohibiciones a la hora de salir al extranjero (el cubano que desea viajar debe recibir una carta de invitación, no puede solicitar la visa e ir directo al aeropuerto a comprar un pasaje), o por las dificultades que hay que enfrentar cuando el viaje es dentro del país (demora en la compra del pasaje, retraso en la salida de los ómnibus). Pero una vez que se materializa la intención, el cuerpo y el alma lo agradecen.

Hay muchos rumores en la capital del país. Las “bolas” se corren de boca en boca, se agrandan y el Estado no dice nada definitivo sobre el tema.

Se comenta que van a eliminar la Tarjeta Blanca, el permiso de salida que otorga el gobierno cubano a sus ciudadanos para poder salir del país.

Violencia hacia las mujeres: ¿dónde?

Irina Echarry

Niña cubana.  Foto: Caridad

Es una frase que puede aparecer continuamente en los titulares de cualquier periódico del mundo. Asesinos en serie, maníacos sexuales, jefes acosadores, machistas latinos, esposos acomplejados, hijos resentidos y padres o tutores frustrados.La violencia hacia nosotras puede venir de cualquier rincón y lucirse con letras inmensas, rojas o negras en primeras planas o, simplemente, en las páginas dedicadas a los decesos.

En mi país, a pesar de que hay personas (muy profesionales) que estudian la violencia de género, apenas se menciona el tema. A no ser que se vaya a hablar de la violencia que sufren las mujeres mexicanas, norteamericanas o chilenas… no hay espacio para más.

Lo otro es esperar algún evento específico para escuchar conferencias o ponencias, pero la gran mayoría de las mujeres cubanas casi ni se enteran de que esto sucede.