Francisco Castro

La cólera de la fotógrafa

La encontré haciendo señas a un taxi que no se detuvo. Al saludarla noté la expresión de cansancio en su rostro. Cansancio y algo más, algo que en ella no es habitual. La respuesta que obtuve ante mi preocupación fue que estaba encolerizada.

Un mal diagnostico

Nunca supe su nacionalidad, y no recuerdo su nombre. Pero nada de eso es importante. Solo que estaba en el Cuerpo de Guardia de ese hospital, ese día, y entre tantos médicos, le tocó a él atenderme.

Pocas luces en La Habana

No me refiero a la iluminación pública –que, por cierto, es muy eficiente, al menos en los lugares por donde camino de noche; sino a las que deben iluminar el camino de del desarrollo y la apertura, específicamente en algunos centros de poder cultural.

Patente de corso

No por gusto se coloca ese cartelito en las contracubiertas de los cd: “Reservados todos los derechos. Prohibida la duplicación, ejecución pública y radioteledifusión.” o en los dvd “.

Ríe Miseria

Hoy, en una de las paradas que hizo el P-1 en un semáforo, quedó frente a la ventanilla en la que yo viajaba, un señor mayor, con imagen de mendigo, acostado en uno de los grandes portales de la Avenida Infanta.

Sufro por ellos y temo por mí

Con frecuencia pienso y digo que no soportaría llegar a la vejez sin la capacidad de valerme por mi mismo. Todo lo que tiene que ver con la ancianidad me produce una inquietud que me ha llevado a la conclusión de que le temo a la vejez.