Santiago de Cuba, un dolor sin antídoto
Francisco Castro
No me gusta Santiago, mi ciudad natal. Las razones son miles y sobran en este comentario. Sin embargo no dejo de tener sentido de pertenencia por este lugar en el que permanecí doce importantes años de mi vida.
Hace más de un año que no visito mi ciudad, así que las noticias de la vida cotidiana las obtengo a través de mi madre, quien se ha convertido en una especie de Sergio en versión femenina, el personaje protagónico de “Memorias del Subdesarrollo” de Tomás Gutiérrez Alea, quien luego del triunfo de 1959, queda como un observador pasivo de los cambios revolucionarios en el país.
Mi madre, como el Sergio de “Memorias…” , observa la ciudad que se cae a pedazos por todas partes. Comenta en una de sus deliciosas cartas:
“Mientras me tomaba un café escuché a algunas “revendedoras” que comentaban un juicio público televisado en la Revista Santiago, donde a una colega de ellas le aplicaron cuatro años de privación de libertad, y al esposo nueve, por alteración del orden público y por romper los cristales de una tienda de confituras.
“Una de las que hablaba opinaba que no cree en la justicia de este país, porque esas personas que rompieron los cristales y formaron el lío en la tienda, estaban “luchando la comida pa´ su familia.”
“¿Será posible que para buscar la comida de tu casa tengas que comprar esa cantidad de galletas, bizcochos, caramelos…? Eso no es comida. Eso es, lógicamente para revenderlo en las puertas de las escuelas, en los alrededores de las estaciones de trenes y ómnibus y otros lugares claves.
“Hoy vi a un carro patrullero “cargar” con unas cuantas “luchadoras” que armaron bronca en la fila de una carnicería. No es fácil. La gente está violenta en la calle y por cualquier cosa se van a las manos.”
Estos casos de especuladores, llamados popularmente “revendedores,” no son nuevos. Existen desde que tengo conciencia, y la gama de productos que “revenden” es extensa, incluyendo medicinas y artículos escolares que el gobierno entrega gratuitamente.
Hay otro acontecimiento que conmociona a la ciudad hace más de un año, y sobre el cual comenta mi madre:
“Aquí continúan con la ¿rehabilitación? del acueducto. Todo Calvario (una céntrica arteria de la ciudad) se ha convertido en una amplia trinchera (esa es la impresión que da la forma en que rompieron la calle para colocar la conductora nueva). Claro, es una trinchera sui géneris, pues en ella hay salideros de todos los tamaños, basura que los vecinos han tirado…
“Las calles donde están trabajando son un desastre: fango, lomas de tierra, lomas de escombros. No se le ve el fin a estos trabajos (aunque dice la prensa que han adelantado un 88%). ¡Lo más triste es ver como los niños juegan en estos lugares!”
Hace poco conversando con ella, me contó que la Avenida Garzón (otra importante arteria de la ciudad), después de asfaltada la calle, se ha convertido en un hermoso manantial, cuyas aguas brotan del asfalto.
Santiago duele, como dije ya una vez. Duele y parece un dolor sin antídoto .Y duele, sobre todo, no poder hacer nada, y quedar como Sergio, al margen de una avalancha que se avecina violenta y sin compasión.
Soy una guantanamera que visita Santiago con bastante frecuencia, la ciudad está cambiando se está embelleciendo y se están haciendo bastante remodelaciones. Me encanta esta ciudad, pienso igual que un amigo italiano : esta es la ciudad de Cuba que más refleja cómo somos los cubanos en realidad
Naci,en Santiago de Cuba…y vivi hasta que sali de Cuba,me crie,en Marti y Cuabitas…en esa esquina habia un edificio muy hermoso,que en la parte superior se reunian los Masonicos,abajo habia una cafeteria,donde a veces bebia cafe..en cuanto a «hermoso» me refiero a su Arquitectura»..hace 2 años que viaje a Cuba(despues de 16 que deje mi pais),,,visitando a los Amigos de infancia,me encontre que el edificio estaba «destruido» era solo Escombros,me dio tristeza,tambien vi la Avenida Marti..llena de «huecos»…era una avenida muy hermosa con Arboles en el centro y bancos donde la gente podia «sentarse»…los bancos existe pero sin madera..la gente «se la robaron! para poder cocinar»en sus casas(como leña)…como tenia que ir a Inmigracion…que queda en Vista Alegre..camine por todo la Avenida Garzon,hay un parque en la Bifurcacion,entre La via que va al Caney y sigue hacia Vista Alegre..hacia mucha calor,y compre una cerveza «Bucanero»(fria por supuesto) en una tienda cercana(CUC)…quise sentarme en ese Parque(que es pequeño..a degustar mi cerveza,los bancos existian ..pero tambien sin madera!!La calle Trocha,famosa anteriormente por sus carnavales!la vi tambien llena de «crateres»…la Terminal de trenes(antigua) la vi convertida en una Tienda Panamericana(shoping)..y esa avenida La Alameda casi destruida! saludos sigo