La Habana de nuestro tiempo
No que los humanos tengan que inmolarse o sacrificarse, para que las ideologías prevalezcan a costa de la incomodidad pública.
No que los humanos tengan que inmolarse o sacrificarse, para que las ideologías prevalezcan a costa de la incomodidad pública.
En Cuba, como en otros países, existe como un cierto código no escrito que determina que: uno debe escandalizarse ante ciertas incidencias.
Conversamos de diversas cuestiones de la vida. De algunos que se habían ido del país y de las razones por las que mucha gente se va de Cuba.
Cierta vez escuché un cuento sobre dos pececitos que, de momento, se encuentran en medio del océano, uno le pregunta al otro…
Ayer, fui a casa de un amigo después de dos meses. Me quedé en el portalito, al fresco de la tarde mientras él preparaba el café.
Cada día, aquí en La Habana, y supongo que en toda Cuba también, nos lo pasamos emitiendo juicios y dictando sentencias.
El amor es esa perfección. Pero nadie dijo que fuera gratis. Todo en la vida tiene un precio que no siempre es dinero. Es tiempo.
Surgieron por los años setenta. Como indica su nombre, eran pequeñas dotaciones de personas, para resolver la necesidad de viviendas.
Bien, se está acabando el año y no terminé de escribir ningún libro de los varios que tengo ya bastante adelantados.
Hace casi dos semanas robaron en mi casa. Fue casi un robo al descuido. Pero no tan descuidado. Para suponerlo hay un par de consideraciones…