Unas palabras sobre el amor

Foto: Denis Méndez

HAVANA TIMES – El día viernes ocho de diciembre del año 2023, a los ochenta y dos de edad, falleció Ryan O´Neal en la ciudad de Los Ángeles, donde nació. O´Neal celebraba su cumpleaños en la misma fecha que celebraron los suyos Adolfo Hitler y el presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel, quien los continúa celebrando con felicidad. Sin embargo, a Ryan no le dio por la política. Optó por el desempeño actoral, como Mijaíl Mulkay, –otro actor, cubano, con quien también comparte el veinte de abril como día de nacimiento.

Casi obtuvo un Oscar en el año 1971, en la categoría Mejor Actor, en la cinta Historia de Amor (Love Story, de Arthur Hiller), por la que, sin dudas, será recordado, aunque sus representaciones en otros filmes son notorias. Un par de ejemplos son, Luna de Papel, dirigida por Peter Bogdanovich en el año 1973, donde su hija Tatum, con diez años de edad se convirtió en la persona más joven en ganar un Oscar. Otra película, diría yo de culto, entre muchas, es Barry Lyndon, rodada dos años después por Stanley Kubrick.

Pero sin dudas, Historia de Amor, basada en la novela homónima de Erich Segal, será la preferida por un par de razones fuertes: Es en la que ambos protagonistas, Ryan O´Neal y Ali MacGraw, obtuvieron nominaciones al Oscar; ya eso, de por sí, saca a la obra del montón. La segunda razón: es una película catalogada como drama romántico, situada en el noveno sitio de las más románticas de todos los tiempos, según la lista del Instituto Americano de Cine, y a la mayoría de los espectadores les encantan los melodramas, sobre todo, si están bien hechos y bien actuados, como este.

Me enteré de la triste noticia casi dos días después del suceso; mientras leía en la revista Havana Times, el diario de Irina Pino titulado: Se fue el Dios rubio Ryan O´Neal, y recordé Historia de amor.

A mí, esta película me marcó por una frase que escuché en ella.

No voy a contar la peli; pero, para quienes no la vieron, se trata del romance entre Oliver Barret (Ryan O´Neill), un chico rico y Jennifer Cavilleri, Jenny (Ali MacGraw) una chica estudiante de música sin plata.

Hay una escena donde, luego de un breve desacuerdo, malentendido o lo que fuere que casi los separa, Oliver, al reconocer su falta le pide disculpas y le dice: Lo siento, a lo que Jenny le responde: Love is never having to say: I´m sorry. (El amor es no tener que decir nunca: lo siento). Con lo cual ofrecía una definición práctica del amor y demostraba cierta madurez emocional. Y a mí, ya lo he dicho, me pareció una de esas frases grabadas con fuego, para tener siempre a mano… y así intenté alinear mi conducta durante muchos años.

Luego de décadas de entrenamiento existencial, vivencial, de prueba y error… aprendí que hay muchas frases que suenan bien, y que lo impactan a uno; y que, uno agradece a la vida haber dado con ellas; sin embargo, más tarde te das cuenta que son frases fallidas, que conducen a error, porque son inflexibles, suenan a reglamento, a receta de cocina. La vida no es así. Seguir tales esquemas conlleva a un vivir mecánico, automático, robótico y se pierde la magia del “no se sabe nunca con exactitud qué va a suceder”.

Afirmar que amar sea no tener que decir nunca: lo siento, es falso. Podremos evitar cometer errores, lo que no vamos a poder nunca es estar todo el tiempo haciendo lo que le guste a la otra persona, porque la realidad de la existencia es la unión de los opuestos, la moneda tiene dos caras, la vara dos puntas, hoy estamos bien y mañana no, hoy estamos contentos y mañana airados, hoy estás triste y mañana ríes, quizás hasta por las mismas causas.

Somos malos y buenos –ambas inclusive–. No podemos evitarlo, a lo sumo tenemos que aprender a convivir con eso. No podemos desterrar a nuestros demonios, sólo podemos hacer las paces con ellos. Y el amor es lo único que puede lograrlo diciendo, por lo menos: lo siento.

Y un día das con este otro conocimiento un poco más real, aprendes que el amor es ¡precisamente! tener la paciencia, la constancia, la valentía y se puede decir que, hasta el descaro, de estar diciendo: lo siento, “no siete veces, sino setenta veces siete”, si fuera preciso.

Quizás la otra persona se canse un poco antes, y habría que comprenderla, porque no se trata de una normativa de cumplimiento estricto, como dije, sino de un límite que demuestra cuán lejos estamos de una perfección que no es imposible, si están dos como mínimo, dispuestos a alcanzarla. El amor es esa perfección. Pero nadie dijo que fuera gratis. Todo en la vida tiene un precio que no siempre es dinero. Es tiempo.

Lea más del diario de Eduardo N. Cordoví aquí en Havana Times.

Eduardo N. Cordovi

Nací y vivo en Lawton, La Habana, el 29 de octubre de 1950. Ceramista, pintor y tallas en madera. He publicado en diarios y revistas del país y en la revista peruana de circulación continental Menú Journal. La Editorial Oriente publicó en 1989 mi libro, Bebidas notables, publicado también por loslibrosdigitales.com junto con mi novela Conspiración en La Habana.

2 thoughts on “Unas palabras sobre el amor

  • Me gusto mucho esa pelicula, de echo una de mis.favoritas, en la vida con sus altas y bajas la convivencia en pareja no es facil, necesita mucha comprension, respecto y amor, asi que decir lo siento si te equivocas es reconocer que has cometido algun error pero que se puede enmendar.

  • Me gusto que tu post no se pareciera en nada al mío, porque no puse apenas datos del actor, y tú si lo hiciste. Por lo que es más periodístico. Y como siempre armas tus posiciones, esta es con respecto al amor y el perdón. Pienso que se debe pedir perdón cuando se hiere al ser que amamos, aunque se haga de diferentes maneras. Pero mejor es no herir.

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