Regina Cano
En el tratamiento al Iyabó que debe tener el individuo consigo mismo, se debe considerar no tomar el sol directamente sobre su piel de recién llegado sobre todo a mediodía, porque la muerte pasea a esa hora, aunque se supone que el sol es un regalo de Olofi; ni mojarse con la lluvia o entrar en contacto con el sereno (aire nocturno), porque la noche es trágica y mala. No deben estar entre multitudes, pues son vulnerables; ni dormir totalmente a oscuras.
Ellos reciben un nuevo nombre que se mantiene en secreto, pues pueden dañarle con el uso del mismo.
Seguir el camino del Iyabó lleva la obligación de poseer el Libro de Ifá, que contiene las recomendaciones para él indicadas durante la iniciación (una semana), el cual acompañará a la persona durante su vida y funge como Biblia. Este Libro se consulta “en las buenas y en las malas,” pues sus enseñanzas deben recordarse y tenerse en cuenta para cada hacer diario.