Salud, Salud, Salud
Regina Cano

“Que tengas salud, salud, salud como decían los esclavos,” me deseaba un señor sonriente por la llegada del nuevo año en enero pasado. Él, médico retirado. Padre de un amigo.
Yo sorprendida por no haber escuchado esta frase antes y sin querer indagar más sobre este referente, pensaba que la buena salud es lo más común y sincero que cada año se desean unos a otros en la Isla.
En las últimas dos décadas he escuchado agregar a esto: el que no falte el dinero, ni la suerte; sazonado por la alegría, chanza o cinismo que mezcla el cubano en el diálogo cotidiano.
Cada nuevo paso de un año a otro, además, es un gran agujero en los bolsillos y almas de quienes tratan de vaticinar que pasará en el recién estrenado año. En el cual no falta la frase:
“Este año si estará dura la cosa” o como por la expectativa para el 2010: “Dicen que nos quitarán la libreta” o “El Sistema crediticio del país está en crisis, nadie nos quiere vender y el primer semestre del año será muy apretado,” como ya lo estamos viendo.
Obviamente el desearse salud para todos los tiempos venideros, ha sobrevivido por siglos entre los cubanos; pueblo como otros, que no dominan el decidir sobre parte de sus vidas, subordinadas estas a los inestables acontecimientos que determinan el futuro del planeta. Donde el desamparo intrínseco al ser humano lleno de dudas, marcan las 24 horas, más las siguientes 24 horas, más las siguientes……
Para mí, mientras más importancia cobra en un año el deseo de tener buena salud por nuestro pueblo, se establece un síntoma de la disminución de esperanzas en la mejoría de vida en la creencia popular. No creen?