Arbol de Copal

Regina Cano

Calle de Alamar. Foto: Irina Echarry

Acabo de ver cómo un árbol de más de 20 años, con propiedades medicinales, ha sido talado indolentemente por una vecina que vive en el apartamento aledaño al jardín común de un Edificio en Alamar en la conocida calle de Los Almendros, con la justificación de dividir su vivienda, para beneficiar a su hijo y hacer una acera innecesaria en diagonal.

Al parecer la indolencia se extiende a todos aquellas autoridades relacionadas con actos como estos.

Una planta excelente para el tratamiento de catarros, resfriados y posiblemente otros usos desconocidos por mí.

Alamar, el lugar donde vivo, es considerado por muchos que habitan  el centro de la ciudad (8 kms), como el campo donde no les gustaría vivir. Esto tal vez sea una broma, pero no dejan de expresarlo de esta manera.

Es un barrio construido bordeando el litoral, por lo que está cercano al mar, pero como es propio de este clima, la naturaleza ha hecho crecer casi inmediatamente, lo que llamamos aquí el monte.

Gracias a estas características es fácil de suponer que existieran muchos árboles en el lugar, lo que no es así, pues el Plan de Construcciones de Viviendas se ha extendido por más de 30 años y  ha afectado mucho la zona.

Actualmente estas construcciones no se han detenido, pero si han disminuido considerablemente, pero la falta de atención y respeto por la existencia de un entorno natural innegablemente ha afectado el equilibrio ecológico del lugar y aunque a la larga la naturaleza se recupere, este ha cambiado.

En los inicios de este Plan existió un vivero con el fin de repoblar forestalmente los parterres de Edificios, Parques, Círculos Infantiles y cualquier obra terminada con gran diversidad de plantas naturales, lo que con el tiempo dejó de realizarse y los Edificios construidos desde hace 15 0 20 años para acá brillan por la vastedad de cemento y cero plantas en ocasiones.

Lo dicho anteriormente unido a un desapego hacia la naturaleza, la necesidad de vivienda que ha logrado que la gente venga a vivir a Alamar en los últimos tiempos y la falta de atención de los encargados por la parte gubernamental, ha logrado una indolencia, que se ha fomentado por muchos años y que es difícil contrarrestar.

Es cotidiano ver la tala o mutilación de árboles por avisperos, por nuevas construcciones o por roturas en las aceras y que no se haga esfuerzo alguno por sustituirlas, buscando un lugar mejor para la existencia de esta vida también muy importante para las personas y animales.

Regina Cano

Regina Cano:Nací y he vivido durante toda mi vida en La Habana, Cuba, la isla de la que no he salido aún y a la cual amo. Vine a esta realidad un 9 de Septiembre. Mis padres escogieron mi nombre por superstición, pero mi madre me crió fuera de la religión que profesaba su familia. Estudié Contabilidad y Finanzas en La Universidad de La Habana, profesión que no desempeño por ahora y que decidí cambiar por hacer artesanías, algo de cerámica y estudiar un poco sobre pintura e Inglés. Ah! Sobre la foto; me identifico con los preceptos Rastafari, pero no soy una de ellos, solo tengo este gorro que uso de vez en cuando, pero les aseguro que no tenía una foto mejor.