Rogelio Manuel Díaz Moreno

¡Solavaya! con este Código del Trabajo

Me tomó un tiempo, pero al fin terminé de hacer mis anotaciones sobre el Anteproyecto de Código del Trabajo que nos van a encajar en la cabeza a los cubanos. Mis impresiones se resumen con una palabra ¡solavaya! El Anteproyecto, tal como está redactado, es inconstitucional, discrimina y miente. Pero para realizar una afirmación como esta, hay que estar en condiciones de demostrarlo.

Cuba: Otro gran pastel secreto

No hace ni seis meses nuestro joven canciller, Bruno Rodríguez, le explicaba a los cubanos residentes en Estados Unidos las razones por las que no podían invertir en su país de origen. Cuentan, ahora, que otro funcionario diplomático les anda explicando cómo se prepara una ley de inversiones diferente, que sí les permitirá esta posibilidad.

Critica al secretismo epidemiológico en Cuba

La Revista Cubana de Salud Pública acoge, en el número correspondiente al actual trimestre, un material crítico respecto a las políticas de divulgación gubernamentales en el área médica. El Doctor Luis Suárez Rosas, de la Escuela Nacional de Medicina, es el autor del trabajo “El silencio epidemiológico y la ética de la Salud Pública cubana”.

Afuera escuelas, que venga el hotel

Conocido como La Manzana de Gomez, la edificación albergó, durante muchos años, centros escolares, teatros, revistas y otros establecimientos culturales, como la Institución Iberoamericana de Cultura, presidida por el célebre intelectual Fernando Ortiz.

El general escribe con franqueza

Los libros escritos por el general cubano Enrique Acevedo tienen la capacidad de despertar impresiones fuera de lo común. Enrique y su hermano mayor, Rogelio Acevedo, subieron a la Sierra Maestra en plena adolescencia, para unirse a las fuerzas de Fidel Castro durante la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. Al triunfar el movimiento en 1959, integraron las fuerzas armadas del nuevo gobierno y ascendieron por su escalafón.

Soldados de la Revolución y mercados

En la entrega anterior cerré insinuando la posibilidad de que el objetivo último del sistema educativo aplicado en nuestro país fuera la de crear una masa maleable, enajenada, permisiva, aunque se proclamara oficialmente otra cosa –la doctrina del “soldado de la Revolución”.