Desde adentro: investigadores cubanos desnudan mecanismos totalitarios

Rogelio Manuel Díaz Moreno

HAVANA TIMES — Un refrán popular reza que la mentira puede correr muchos años pero la verdad, en cuanto la sueltan, la alcanza en un día.

Este proverbio resonará en la cabeza de cualquier persona que hojee el libro La Verdad no se ensaya¸ del especialista cubano en derecho Julio César Guanche y publicado por la editorial Caminos.

Tan notable como el contenido mismo de la obra, es el hecho de que este haya sido el fruto de autores cubanos, residentes y trabajadores en Cuba, y publicado por un medio cubano reconocido.

Si bien este medio posee una relativa autonomía de las estructuras oficiales, la aparición de un texto con las características de La Verdad…, en las librerías oficiales del Estado cubano, resulta tan sorprendente como el grito del chicuelo en cierto cuento donde un rey salió a caminar desnudo por la calle.

Este ignorante comentarista no se había tropezado nunca antes con unas observaciones tan serias, tan fundamentadas y críticas del sistema político social instaurado en Cuba a partir de 1959, como las que hallé en este libro.

El autor despliega un poderoso arsenal teórico y metodológico, con el que estudia y desmenuza dramáticamente fundamentos del sistema político, ideológico, gubernamental, de nuestro país.

Los resultados de sus análisis señalan catastróficas carencias en materia democrática y participativa, que laceran la vida de los cubanos.

Para los no entendidos, nos costaría ofrecer de manera coherente una visión lo suficientemente abarcadora y, a la vez, sintetizada, del libro de Guanche. El tratamiento de cada tema es riguroso, profundo, como corresponde a un experimentado jurista, politólogo, historiador, ensayista, tal que no deja espacios a tergiversaciones maliciosas o cuestionamientos superficiales.

Para rebatir esos argumentos, hay que estar a la altura del ponente. Y lo que es mejor, se torna imposible tachar a este último de interesado al servicio de extraños agentes que manipulan a su conveniencia la verdad. La verdad es que el rey está sin ropas, y un dedo ineludible recorre sus desnudeces.

También hay que decir, para respetar el principio de la veracidad, que la posición de Guanche es la de respeto y optimismo ante un sistema que, alega, debe perfeccionarse y no destruirse. En todo caso, hay que partir de un diagnóstico veraz, duélale a quien le duela.

Guanche empieza con el abordaje del tema de qué se entiende por Revolución cubana, cómo se piensa y quiénes la llevan a cabo. En estas arenas brota el sujeto más importante para Guanche, el de una ciudadanía con personalidad y derechos universales.

Julio César Guanche

La consagración de esta, como razón de ser de todo proceso político nacional, debe ser la medida última del triunfo o el fracaso de tal movimiento. En cada etapa histórica de nuestro país han existido tanto avances como retrocesos en este sentido, y Guanche revela la decadencia de las ideologías que se atrasan irremisiblemente respecto a sus contextos.

El recorrido continúa mediante la constatación de la diferencia entre acatar… y cumplir. Este viejo recurso cuenta con una larga tradición en Cuba, ante la pretensión de imposiciones irrealizables por parte de elevadas autoridades.

La legitimidad del sistema sale mal parada cuando se observan grandes discrepancias entre orden normativo y operatividad real, con lo que la coherencia entre fines y medios queda en entredicho.

Los temas de constitucionalismo y de participación ciudadana son la especialidad de Guanche, como podemos atestiguar los que hemos compartido alguna de sus siempre interesantes charlas.

Las declaraciones cubanas de derechos humanos se encuentran desactualizadas respecto a sus pares de América Latina y a los tratados internacionales de los que forma parte la mayor de las Antillas, revela.

Asimismo, la supuesta soberanía del sujeto popular sobre el poder político se encuentra sin verdaderas garantías en nuestro país, según se desprende de los análisis que realiza el autor, con lo que los poderes discrecionales de las élites gobernantes no tienen contrapartidas efectivas.

Termina el libro con un ensayo sobre el pensamiento filosófico y político de Raúl Roa en el que se pueden encontrar sorpresas picantes. Resulta que el llamado Canciller de la Dignidad tuvo en alta estima el sistema democrático de Cuba en los años de la década de 1940 y defendía un sistema socialista con respeto del multipartidismo y ese tipo de libertades que se tachan hoy en día, en nuestros medios, de burguesas.

Ciertamente, la publicación y venta de este volumen resulta un hecho inédito en nuestro país. Sugiere que la apertura al pensamiento y al debate proclamada por el presidente Raúl Castro avanza, lentamente, pero avanza. Hace tan solo un quinquenio la censura lo habría bloqueado sin apelación posible.

Hace diez años, habrían expulsado además al autor de su trabajo. Y hace quince o veinte, a ningún intelectual cubano residente y trabajador en Cuba le habría pasado por la cabeza escribirlo.

No podemos saber si esto marca una tendencia a democratizar realmente el debate sobre las realidades de nuestro país. Una cosa es permitir mayores libertades a los intelectuales, que escriban ensayos y filosofen y discutan, otra muy diferente es devolver al pueblo el poder que a este pertenece.

Nos viene a la mente la reciente autorización que fue extendida en persona por el Vicepresidente cubano, Miguel Díaz Canel, a un grupo de blogueros matanceros, para que siguieran su actividad, mientras que el acceso general a Internet permanece como tema tabú.

En todo caso, me alegra sobremanera el texto de Guanche y preveo que, a todo el que lo consiga, le será de tanta utilidad como me ha resultado a mí, para entender e interpretar la realidad que vivo.

5 thoughts on “Desde adentro: investigadores cubanos desnudan mecanismos totalitarios

  • Aun sin leerlo puedo predecir que siguen jugando con la cadena, pero el mono sigue en su trono intocable.

  • ¿cuantos eslabones le quedan a la cadena pa llegarle al mono? ¿tiene que estar cerca, no?

  • Grandes las probabilidades de que, efectivamente, el mono salga ileso una vez más y este libro esté lleno de muy doctos paños tibios. Ojo, para mí el mono no son ni Fidel ni Raúl, es todo lo que es esencial y se barre bajo la alfombra para no “herir susceptibilidades”, ellos son solo parte, aunque importante, del consabido MONO metafórico.
    Perooooooooo, qué bueno, qué bueno y qué bueno, que al menos este libro pueda existir hoy día: impensable hace cinco años, diez años, quince años (1998).
    Habría que preguntarse, no sobre su escritura, sino sobre el gesto político que significa su publicación, siendo el estado el dueño absoluto de la información en la isla. ¿Estarán preparando el camino para una transición cortada a la medida por ellos mismos, cogiendo un poquito de ancho por aquí, un poquito de largo por acá? No me atrevo a afirmar que los autores/editores/coordinadores/compiladores del libro estén en algún tipo de componenda, pero sabemos que a la KGB no se le escapa nada, y lo que se materializa y sale a la luz es lo que ellos quieren que se materialice y salga a la luz. Tienen agentes en todos los ámbitos a todos los niveles y saben lo que se cuece en todas partes. A lo mejor están empezando a producir a sus propios moderados Yoanis Sánchez, quién sabe.
    Pero también es cierto (y lo es también para la mal llamada sociedad democrática o libre del capitalismo) que las cúpulas políticas hace rato saben que las verdades andan sueltas por ahí, para quien las quiera ver y oír, incluso en Cuba, y que estas tienen un efecto mínimo en la existencia concreta. La gente sigue como hipnotizada apegada al estatus quo (el consumo o la obediencia). Los líderes saben del poco efecto que tienen unos cuantos chistes políticos gritados en un cabaret a las dos de la mañana, dos o tres debaticos subidos de tono, un librito majadero. Saben que de eso nada más se enteran unos pocos habaneros leídos y escribidos, casi siempre los mismos que frecuentan los mismos foros y que no van a mover ni un dedo, solo van a seguir frecuentando los mismos foros y levantando la cejita cuando se diga algo calentico. Es una magnífica válvula de escape para ese sector ínfimo. De ahí no pasa. Así que mirándolo bien, no asombra tanto que se haya publicado este libro…. aunque repito. !Qué bueno, pero qué bueno! Algo es algo.
    En provincias, mientras tanto, la directora de un pre sigue gritando que los celulares y los chicles son subversivos, cosa de yanqui, y se sigue apaleando a los disidentes con más saña que en la capital y más abiertamente. Porque a esos niveles en los que vive el llevado y traído PUEBLO, estos cuchunes no llegan. ¿O qué pasó con los ciclos de conferencias del Centro Criterio en el 2007-2008?

  • principiante siento una automática simpatía cuando leo tu comentario. Se me despierta el deconfiado que tanto buen latir me mueve. Gracias. No hay historia que se pueda armar de los caprichos ni verdad que extraer del orgullo cerrado, pendenciero y sin cuerpo cierto. El expectáculo cambia de nombre, los hilos giran creando la apariencia de movimiento y el expectáculo sigue. Yo no me alegro de eso. En todo caso de que la vida siga. MIentras trato de sentarme en esperanzas mas anchas.

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