La fiesta donde muchos lloran
Después de deleitarme con la ceremonia de inauguración de las Olimpíadas en Londres, un espectáculo donde la tecnología, ¡al fin!, puesta al servicio de un arte más conceptual que efectista, alcanzó momentos de exquisito lirismo… llegan las tradicionales competencias y con ellas, mi frustración porque en el deporte, inexorablemente, siempre que uno gana, otro pierde.