Maria Matienzo

Alina Sardiña y PIO TAI

Este diario, por supuesto, es solo un pedacito de que lo que ocurrió el 2 de noviembre de 2012 (va a estar hasta el día 20 de noviembre), en La Habana Vieja, en una de las galerías de Luz y Oficio o, como otros lo conocen, el Centro provincial de Artes Plásticas y Diseño.

Si de “gusanos” se trata

Ayer cogí la botella[1] de mi vida. Salía de casa de mi jefa, cerca de la popular esquina del Vedado, 23 y 26, cuando le pedí un aventón a un chofer de Cubataxi. En cuanto me monté, empezó la conversación.

Una vez fui conejilla de India

Cuando yo era una niña jugaba a que iba a ser una gran científica. Recordé la imagen cuando después de casi un año de comunicación con una mujer alemana todo se interrumpió y yo quedé suspendida en el éter de la red, con todas las limitantes que impone la conectividad cubana.

Para nunca acabar

Los suegros de Adela son la típica pareja cubana de esa generación. Un par de ancianos con odios compartidos. La suegra no le perdona al suegro una infidelidad de los primeros años de matrimonio con una mujer negra.

Soy un número

En el 2002, cuando la humanidad toda se convenció de que el mundo no se acababa en el 2000, en Cuba se hizo un censo poblacional. Me imagino que tenía cómo objetivo ver cuántos cubanos quedábamos aún en la Isla. (Aquí va una carcajada mía)

Mapa de frustraciones. Lupe

Cuando Lupe llegó a la casa y preguntó de quién era la cartera que estaba encima de la mesa, el marido le contestó: -me la encontré en la calle. No importó que lo encontrara completamente desnudo o que en su casa hubiese un olor diferente.