Jorge Milanes

Fin de año con mi familia

Jorge Milanes

Esta mañana suena el teléfono.

-Sí… -Contesté casi dormido.

-Nene, te tengo una sorpresa. ¿Estás bien despierto?

Entre dormido y despierto reconocí la voz, además, de la única persona que me dice nene.

-Sí, estoy bien despierto.

-Escucha bien. Vamos para Cuba a pasar el fin de año junto a toda la familia. ¿Escuchaste bien?

-Sí, te escucho. -Contesté entonces muy despierto casi sin poder hablar, sorprendido.

-¿Y los niños? Le pregunto para salir del chok.

-Muy bien, pero nerviosos porque saben que vamos a Cuba, Julián ya tiene 7 años y las niñas que ya no son tan niñas tienen 15. ¡Qué ganas tienen de verlos! El niño no los conoce y son ustedes los únicos tíos.

Amuleto

Jorge Milanes

Calle de Hamel, La Habana, Cuba

Muchos de nosotros tenemos Resguardo o Amuleto que nos protege de las malas influencias o energías. Estos supuestamente nos da fuerza espiritual, y puede ser representado por una piedra del río o del mar; semilla de árboles robustos, imán o simplemente un diente de algún animal o hueso de persona.

Se prepara al pie de un caldero de hierro que contiene todos los secretos afro, hechos a base de palos del monte hierros, clavos, yunques y otros atuendos. Tiene una gran fuerza espiritual, y es la base de todo cuanto se hace en la brujería africana.

Para darle de comer a ese amuleto (energizar), es preciso tener el caldero, pero a ese caldero también hay que darle carga.

En una ceremonia donde se reúnen personas creyentes, se le da de comer a la prenda a los amuletos y a los santos africanos Los Orichas, que supuestamente están concentrados en el caldero. Encima el se ponen los amuletos de los que quieran dar de comer a su resguardo.

Sacrifican gallos, pollos, carneros, chivos para dar de comer a la prenda y a los amuletos.

Con solo un poco de la sangre de estos animales y algunas partes del cuerpo como la cabeza, las patas, y en el caso del chivo sus órganos.

Se dejan por setenta y dos horas hasta que los dioses hayan comido, luego se retira todo y se lava.

Impuesto del aeropuerto

Jorge Milanes

Aeropuerto Int. Jose Marti, La Habana.  Photo: Caridad

Tengo unos amigos que vinieron desde Hungría y se pasaron unas vacaciones en La Habana. Hoy es el último día y han venido a despedirse de mí. Yo les propuse acompañarlos al aeropuerto.

Al llegar fuimos directamente al control de equipaje y luego al de los documentos. Yo aguardaba a un lado y escuché cuando el agente de aduana les pidió el comprobante de pago de impuesto.

Ellos quedaron sorprendidos y se encogieron de hombros, pues no sabían de qué les hablaban.

El mejor amigo del hombre

Jorge Milanes

Perro de la Habana.  Foto: Caridad

El perro es el mejor amigo del hombre. Así dice un viejo refrán, pero parece que los perros no pueden decir lo mismo del hombre.

Las once de la noche llueve allá fuera y la humedad es bastante alta, se escucha el aúllo de un perrito que por la intensidad de su aúllo pedía auxilio.

Pobrecito tiene frió, y mojado… te puedes imaginar, dice mi madre preocupada.

El aullido se escuchaba cada vez mas fuerte de un lado de la casa primero, y luego del otro, parece que busca desesperadamente entrar y guarnecerse.

Además de frió, debe tener hambre, reafirma mi hermano

Es doloroso ver a esos perros en las calles que sus dueños los botan al darse cuenta que no tienen economía y no los pueden alimentar, creen que alguien en la calle los va a recoger, continuó mi madre.

Restaurando La Habana

Jorge Milanes

El malecon de la Habana.  Foto: Ana Maria Gonzalez

De paseo por el malecón observo cuanto se trabaja por la restauración de La Habana. Ciudad vieja de estilo colonial que ha resistido los huracanes y el tiempo. Situada frente al mar recibe toda la brisa del Atlántico.

!Es inigualable! –Comenta una señora rubia de ojos verdes y piel muy blanca de unos 40 y tantos años que, recostada sobre el muro del malecón e impresionada por la arquitectura, toma fotos de los edificios. Su esposo, con las manos detrás, short y gorra, se acerca lentamente a un grupo de hombres que se encuentran trabajando en el Malecón.

¿Mucho trabajo? –le pregunta a uno de ellos, que al notar el acento, le responde muy dispuestamente:

Bastante. ¿De dónde es usted?

Australia.

Ahhhh, no problem, Australia mucho money.

Diversión sana

Jorge Milanes

La feria del libro en La Habana.  Foto: Caridad

Mi trabajo es muy interesante, me ocupo del diseño estratégico, ejecución y chequeo de la promoción literaria en la radio; presentaciones de libros, tertulias, lecturas de poesías, homenajes a escritores, concursos para los radios oyentes y otras actividades literarias.

Son estas algunas de las actividades de mi trabajo, pero hay una que resume todas:

La Feria Internacional del Libro, una gran fiesta cultural de escala popular que tiene lugar cada Febrero.

El reencuentro

Jorge Milanes

Havana, Cuba.  Foto: Elio Delgado

Miro la hora en el reloj que está en la cabecera de mi cama, y son las ocho y cínico de la mañana, me levanto, me pongo un short y voy al baño a mediados de la casa, comienzo a lavarme la cara y de repente escucho el claxon de un auto detenido, pido a mi madre que fuera a ver quien era.

Ella va hasta la persiana de la sala abre ligeramente, y observa un auto blanco, yo salía del baño cuando en vos baja me dice: no se quien es.

Me acerqué hasta la ventana y mire, vi lo mismo, abrí la puerta de la sala y salí. Por encima del muro que limita el jardín de la calle, un carro de turismo blanco bien cuidado y con una placa roja de turismo.

Un fin de semana en casa

Jorge Milanes

Mujer en La Habana.  Foto: Caridad

En la semana no nos queda tiempo para pensar y hacer las cosas de la casa. Nos pasamos el tiempo trabajando y cuando por fin llega el fin de semana, que estamos todos en casa y esperamos descansar, no es así, hay que levantarse temprano y empezar a trajinar, como si fuera un día laborable.

En casa los hombres jugamos un papel importante. Desde temprano mi hermano, mi padrastro y yo nos repartimos las labores que vamos a realizar.

Hoy me tocó la limpieza de la casa, a mi hermano cocinar, a mi padrastro ir al mercado, y a mi mamá descansar, que la pobre se pasa toda la semana, mientras estamos en el trabajo, haciendo estas mismas cosas.

“El pregón”

Jorge Milanes

Vendedor y sus dulces.

Mis abuelos les contaron a mis padres que desde hace siglos, cuando los españoles llegaron a Cuba, promover y vender la mercancía en las plazas de los pueblos se consideraba algo muy común.

Ver pasar por las calles a vendedores que anunciaban su: maní…, calientito el maní…, o el mango…, mango dulce como azúcar, la naranja dulce… Con el paso del tiempo esta tradición se ha mantenido no solo como una continuidad de las costumbres del pasado, sino que los resortes que la hicieron surgir, aún siguen vigentes.

Por eso podemos escuchar pregones en muchos de los pueblos y ciudades de Cuba. Mi barrio, por ejemplo, todos los días se viste de pregoneros, cada uno con su forma peculiar de vender. Algunos usan silbatos, otros filarmónica, o el timbre del triciclo, y van buscando un sello que los identifique.