Lo Que Nos Falta en Cuba
No pierdo la esperanza. ¡Pero coño! Tengo 31 años y no veo nada claro. Tenía 24 cuando alguien inspiró en mí la idea de ser reconocido y amparado por la ley, tener el derecho de construir un modelo de familia no heterosexual. Ser persona, sentir que mi país es justo y que garantiza un estado de derecho para todos.