El decreto 349 pretende convertir a los artistas en una mierda
No llegaron juntos, cada uno tenía un horario y una función: comprobar que todo estuviese tranquilo, embadurnarse de excremento, documentar el hecho. La acción sería muy básica: una vez cubierto de mierda enarbolar un cartel: “Arte Libre. No al decreto 349”.