El 2do Aniversario de las protestas del 11 de julio de 2021

Una de las protestas del 11 de julio de 2021.

Por Javier Herrera

HAVANA TIMES – Lo que parecía ser un día cualquiera del duro bregar del cubano se convertiría en uno de los días más impactantes y tristes, de la historia cubana en los últimos 60 años.  El 11 de julio del 2021, el pequeño poblado de San Antonio de los Baños salió a las calles.   Desde horas tempranas y azuzado por el hambre, el desabastecimiento y los apagones, en plena pandemia, el pueblo en masa se lanzó, de manera pacifica, a reclamar la atención del régimen a los acuciantes problemas que padecía.

Gracias a la internet la noticia corrió como pólvora y pronto decenas de localidades, fundamentalmente del occidente de la isla, se unieron a la histórica protesta.  En un principio fueron totalmente pacificas.  El pueblo marchaba reclamando el fin de la miseria y del yugo comunista bajo el lema ¨Patria y Vida¨, emblemática canción que se ha convertido en un grito libertario.

Las fuerzas represivas gubernamentales, tomadas  por sorpresa, no reaccionaron ante la avalancha de pueblo, dejaban pasar a los manifestantes, limitándose a proteger determinados puntos sensibles de organismos del gobierno y rodear a los manifestantes. No fue hasta horas del mediodía que comenzó la represión, luego de que el Presidente designado de la República de Cuba dijera la más infame de sus frases en todos los medios de comunicación encadenados: ¨ … la orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios¨.

A partir de la alocución del presidente, que sonaba como una incitación a guerra civil, se activaron todas las fuerzas represivas incluyendo el ejército, tropas especiales de los diferentes cuerpos armados y las temidas fuerzas civiles de la Seguridad del Estado y Contra-inteligencia. 

Detención Violenta

En operaciones de falsa bandera incitaron al pueblo a tomar acción contra tiendas y comercios gubernamentales. A partir de esos momentos se rompieron tiendas y vidrieras, el pueblo hambreado asaltó y vació más de una tienda… lo que podía haber sido unas protestas cívicas pacificas pronto tomaron matiz de desorden social y vandalismo.

Las fuerzas gubernamentales, vestidas indistintamente de militares y de civiles, entraron en acción y pronto hubieron enfrentamientos directos con el pueblo, este último armado de piedras y palos mientras que las tropas usaban armas con balas reales y disparaban inmisericordes. La represión fue brutal:  tropas especiales altamente entrenadas se enfrentaban al pueblo inerme, la integridad de los detenidos no fue respetada y casi todos fueron golpeados, vejados durante la custodia policial, incluso cuando ya tenían las manos esposadas.

Fuerzas Represivas

El 12 de julio aún quedaban algunos focos de rebeldía y con ellos el ensañamiento resultó inmenso. La barriada de La Güinera, una de las más empobrecidas de la capital, mantenía el espíritu de protesta y contra ellos se dirigió la saña de las tropas represivas. Se utilizaron fuerzas militares de elite, tropas especiales, perros entrenados y lo que es más grave disparos de armas de fuego con municiones reales, lo que dejó un saldo de al menos un muerto de un disparo por la espalda, dos heridos y poco más de un centenar de detenidos.

Casi la totalidad de los detenidos por los sucesos del 11 de julio fueron sometidos a torturas físicas y psicológicas, golpizas, amenazas, desaparición forzada durante días y otros métodos de trato cruel e inhumano condenados expresamente por la Declaración Universal de Derechos Humanos. Luego de largos meses de encierro en las peores cárceles del país y bajo un régimen de mayor rigor, los detenidos fueron sometidos a juicios donde las condenas fueron desde los cinco años hasta 30 años de privación de privacidad. 

Ciego ante la necesidad de renovar el pacto social el gobierno desató su ira. Los juicios fueron amañados. Las acusaciones se basaban en argumentos débiles, sin pruebas de los delitos cometidos y bastaba con la declaración de cualquier testigo para hacer efectiva la condena, testigos que casi en su totalidad eran militares o miembros del partido comunista. Las condenas estaban dictadas de antemano por la Seguridad del Estado.

A dos años de los sucesos más de 700 detenidos continúan encarcelados purgando largas condenas. Dentro de los presos y detenidos mas de 50 menores de edad han sido condenados a duras penas de cárcel, incluyendo un niño de 16 años sentenciado a igual cantidad de años de prisión.

Estos presos se encuentran encarcelados en las más violentas prisiones del país. Son sometidos a diario a torturas psicológicas y físicas que van desde la negación de atención medica hasta golpizas por parte de la guarnición, pasando por agresiones de presos comunes al servicio de la Seguridad del Estado, negación de contacto familiar o con sus abogados defensores, aislamiento absoluto, negación de agua o alimentos, trabajos forzados, amenazas a familiares y otros tratos humillantes y degradantes, todos ampliamente documentados por la ONG Prisioners Defenders y otras organizaciones defensoras de los derechos  humanos, así como por la prensa independiente cubana.

A dos años de los heroicos pero tristes acontecimientos la cifra de presos políticos en cuba excede los mil, siendo los enjuiciados por el 11 de julio la mayoría. El régimen, en un claro intento de blindarse, ha dictado nuevas leyes que endurecen las condenas a cualquier intento de crítica al Estado o sus dirigentes, siendo de destacar el Nuevo Código Penal, el Código de Procesamiento Penal y la Nueva Ley de Comunicación Social.

Los activistas y periodistas independientes cubanos, durante este periodo, han visto recrudecidas las acciones de represión y acoso sobre su persona y familiares. Son citados constantemente por la policía política, detenidos arbitrariamente en medio de la vía publica, sus viviendas son registradas por medio de  órdenes basadas en delitos inventados e incluso sin dicha orden, sus equipos y medios de trabajo son decomisados e incluso robados o destruidos, o simplemente son condenados a largos encierros domiciliarios sin orden judicial mediante la técnica de apostar una patrulla en la puerta de su casa e impedirle salir libremente a la calle. Una vez detenidos son sometidos a largos y humillantes interrogatorios, son amenazados ellos y sus familiares, muchas veces los hacen pasar por situaciones humillantes como puede ser desnudar a las mujeres sin razón alguna o exhibir las preferencias sexuales o fotos intimas tomadas sin autorización de móviles y computadoras mediante técnicas de hacking. El colmo es que implementaron dos programas televisivos dedicados en exclusividad al linchamiento mediático y al asesinato de reputación mediante falsas acusaciones de mercenarismo.

Por otra parte, la situación económico social solo ha hecho empeorar luego de un intento de ¨Ordenamiento Económico¨ que solo ha creado un caos de precios y el disparo de una inflación que no para de crecer. La economía nacional no da señales de despegar y sus principales ramos se encuentran funcionando en sus más bajos niveles históricos cuando no están detenidos. El aumento de la pobreza es palpable y ya son comunes situaciones no vistas en la isla desde el triste Periodo Especial de los años 90 del pasado siglo como puede ser el desmayo de personas en la vía publica producto del hambre o el surgimiento de enfermedades por déficit nutricional. Toda esta miseria ha traído aparejado  el aumento de los hechos delictivos violentos destacándose los asaltos a mano armada, robos en viviendas habitadas e incluso los asesinatos.

A dos años del 11 de julio las situaciones que lo provocaron no han mejorado, muy al contrario se han recrudecido y son tantas que un simple artículo no basta para mostrarlas o explicarlas. Esta situación ha lanzado a más de un cuarto de millón de cubanos a la aventura de la emigración desde que se eliminaron las restricciones de viaje de la pandemia, tanto por vías legales como  ilegales  con el consiguiente riesgo para la vida.  Es de señalar que la gran mayoría de estos emigrantes son jóvenes en edad laboral e incluso muchos graduados de profesiones universitarias de alto valor para el desarrollo económico nacional, empeñando de esta forma el futuro de una población de por si ya envejecida.

 Dentro de esta nueva ola de emigración masiva que ya supera a todas las anteriores sucedidas en la isla, han escapado del yugo opresor muchos de los presos y detenidos del 11 de julio luego de ser liberados o en momentos en que les permitieron una salida temporal de la cárcel. Han escapado ante el acoso que les practica la policía política aun después de purgar sus injustas condenas, así como a la imposibilidad de encontrar trabajo digno dentro de sus habilidades, con el riesgo de volver a prisión por el simple hecho de no estar trabajando.

A dos años del 11 de julio, como podemos ver, sus causas siguen intactas cuando no se han recrudecido. Prueba de lo aquí he expuesto son las cerca de 250 protestas puntuales que se suceden a lo largo de la isla cada mes como promedio y que son documentadas por los medios de prensa independiente. Mientras esto sucede el gobierno hace como si no pasara nada y acalla las protestas o las desvaloriza con el desgastado argumento de estar ¨al servicio del  imperio de los Estados Unidos¨ y continúa achacando todos sus descalabros económico sociales al embargo norteamericano, embargo que permite la importación de autos de lujo, pero según dicen ellos no de alimentos o medicinas.

En conclusión, las condiciones para uno y cien 11 de julio están dadas, solo es cuestión de ¿cuándo? El régimen lo sabe y en su soberbia infinita solo se blinda con leyes que ni él mismo respeta si de reprimir se trata. Una próxima confrontación podría ser verdaderamente violenta dado que el pueblo sabe que que de no derrocar a la tiranía las consecuencias serian graves.

Patria y Vida

Creo firmemente en que un diálogo nacional es urgente, un escenario  de desorden y caos no es deseable para nadie. La pelota… la pelota está del lado del régimen, es el régimen el responsable de dar oxigeno a una sociedad que languidece en medio de la miseria, el desespero y la represión. Es hora de olvidar el ¨Patria o Muerte¨ de la decadente -si no muerta ya- Revolución y comenzar a vivir el Patria y Vida de las nuevas generaciones.

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