El control totalitario visto a través de una norma

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – Los mecanismos de control político sobre los trabajadores cubanos no se limitan a los falsos sindicatos, para nada.

Es un secreto a voces que en cada centro laboral hay, como mínimo, un informante que trabaja para El Departamento de La Seguridad del Estado, donde comunica a sus superiores acerca de la vida y milagros de cada sujeto bajo su radal.

También existe un funcionario del Partido, asignado para “atender” a esa empresa o unidad presupuestada del estado.

Tampoco queda ahí el control totalitario dentro del ámbito laboral cubano. Ahora, en la era de la informatización, cuando al fin Cuba comienza a incrementar el acceso a la internet, este se refuerza mediante grupos y reglamentos de seguridad informática, destinados, no solo a la protección contra virus y ataques cibernéticos, sino también para vigilar que es lo que hacen los ciudadanos en las redes, que sitios buscan, como se expresan del sistema…

Y de igual modo ciertas normas jurídicas, como por ejemplo el Reglamento de la Guardia Obrera, del que deseo escribir aquí, persiguen el mismo propósito.

Supuestamente, su objetivo consiste en preservar los bienes y recursos de la empresa ante cualquier amenaza, y a la vez fomentar el “sentido de pertenencia” de los trabajadores a la entidad laboral. Sin embargo, esto no es más que un ente aglutinador, un medidor del poder sobre los individuos y un excelente vehículo para filtrar entre adeptos, tibios, apáticos (que son mayoría) y rebeldes.

Por estos días, me llegó dicho cuerpo legal, del cual, a modo de ejemplo, extraeré algunos de sus artículos.

ARTÍCULO 2: La Guardia Obrera tendrá un carácter político-ideológico y voluntario. Se organizará a partir del Convenio Colectivo de Trabajo, como deber de todo trabajador, partiendo de los compromisos individuales de los participantes para ser valorada, como un indicador a evaluar en la Emulación Socialista.

ARTÍCUL0 3: El incumplimiento de este exigirá tomar medidas sindicales de tipo político – ideológicas con aquellos que lo incumplan.

O sea, que según estos artículos el cumplimiento de la guardia, a pesar de que se supone sea voluntaria, posee un carácter político e ideológico, y el no cumplir con esta comporta ser sancionado. 

ARTÍCULO 4: Las organizaciones del P.C.C., la U.J.C. y Sindicales de las unidades y centros participantes, desarrollarán de conjunto un fuerte trabajo político, dirigido a lograr la incorporación total y consciente de todos los trabajadores con vistas a garantizar el éxito de la tarea.

El artículo 4 nos sigue revelando la naturaleza totalitaria del sistema, pues involucra al Partido Comunista, El Sindicato y a La Unión de Jóvenes Comunistas (esta última siempre me recuerda a aquellas juventudes hitlerianas del régimen nazi) para desarrollar cierto trabajo político muy “fuerte”, que en teoría va dirigido a que los trabajadores desarrollen el deseo consciente de cumplir con la guardia, pero que en la práctica todos saben que es para presionar, obligar, amenazar y cuanto verbo afín se nos ocurra añadir.

Termino con este artículo:

ARTÍCULO 7: Los días para la Guardia Obrera serán los Sábados, los Domingos y los días feriados declarados oficialmente, en el horario de las 8:00 a.m. hasta las 5:00 pm, podrán ampliarse los días y horarios antes establecidos en dependencia de actividades que lo demanden, fundamentalmente los días que se reciben los efectivos de la seguridad y asistencia social a las oficinas de correos.

Aquí se constata la violación flagrante del derecho laboral al descanso semanal fuera de la jornada de trabajo. Una guardia impuesta sobre el trabajador, a quien se le presiona a través de diversos mecanismos con sanciones que penden, cual espada de Damocles sobre sí mismos.

Pero a modo de conclusión, no todo es tan malo, esta norma, al igual que el resto de los mecanismos de control suelen fallar en diversas ocasiones. Y es que la apatía desde hace unos años hasta acá se ha ido generalizando, que casi siempre los mismos encargados de exigir y hacer valer las normas se hacen de la “vista gorda”.

Pero eso sí, no falta quien, de vez en vez, reciba su buen golpe para hacerle recordar que la desobediencia tiene sus límites.

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Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.

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