Cuba y la psicología evolucionista

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – Aunque admito que la psicología evolucionista es una rama muy discutible dentro del campo de la psicología y que algunos, incluso, se atreven a decir que es una pseudociencia, hay que aceptar que ofrece una explicación bastante lógica de las dinámicas sociales.

Resulta muy obvio que en el mundo animal muchas especies se desarrollan en comunidades, donde vemos a un macho dominante que disfruta de los privilegios acordes a su posición. Las mejores hembras, los mejores recursos, etcétera.

Por lo general es el más fuerte quien somete al resto de la manada.

Cada cierto tiempo, otro más joven le disputa el poder y lo mata u obliga a abandonar la manada.

El macho beta es el segundón, el que sigue al alfa y le obedece sin rechistar. Constituye la mayoría de los miembros de cualquier sociedad.

Existe otro caso conocido como el macho omega, algo así como un inútil total, despreciable, nadie lo quiere.

Traspolando todo esto a la sociedad humana podemos percibir fácilmente el mismo patrón. Los hombres alfas dirigen a la comunidad, solo que esta vez no lo hacen por instinto de supervivencia como los animales, lo hacen llevados casi siempre por ansias de dominio, pocas veces por el bien de su comunidad.

Los betas obedecen sin la menor muestra de divergencia. Son una especie de zombis o autómatas controlados por el poder. Y los omega, como dice el refrán “ni pintan ni dan color”. Son quienes sucumbieron ante la vida, los indigentes, las víctimas de adicciones, o de enfermedades mentales.

¿Y qué tiene que ver todo esto con Cuba? Mucho, porque en todas las sociedades humanas se repite el patrón, pero si existe una que puede reflejar de manera bien cruda la dinámica social de alfas y betas, esa es la nuestra.

Tuvimos durante más de cincuenta años a un macho alfa que hizo y deshizo en nuestro país de todo cuanto le vino en gana.

Instauró una férrea dictadura basada en el engaño después de jurar y perjurar que su revolución no era comunista, eliminó físicamente a miles de seres humanos, encarceló a decenas de otros miles, promovió guerras internacionales en tres continentes usando de combustible la sangre de los cubanos, sumió a la nación en la más absoluta pobreza y aún después de casi seis años de su muerte, el legado que dejó se hace sentir en todos los aspectos de la sociedad cubana.

¿Y qué han hecho los cubanos? Aplaudir y someterse, como betas incorregibles, o huir, como por estos días en que se calcula que la cifra de los que arriban a la frontera de Estados Unidos con México, supera en amplitud al número de balseros durante la crisis migratoria de 1994.

¡Y qué contraste con los ucranianos que le están dando al mundo una lección de dignidad! Vladimir Putin, otro alfa desgraciado, calculó que su aventura imperialista sería un paseo de pocos días. Sin embargo, las tropas rusas han tenido que replegarse al este de Ucrania sin tomar ninguna de las ciudades más importantes de ese país.

Su única “victoria” ha sido bombardear ciudades y asesinar a civiles que ya cuentan por decenas de miles. La ciudad de Mariupol, por ejemplo, ha sido reducida a escombros y cenizas. Putin es un auténtico criminal de guerra. Solo unos pocos de su calaña se atreven a justificarlo y desmentir hechos probados.

En fin, que por estos días el coraje de los ucranianos me ha hecho más patente la cobardía beta de los cubanos.

Y no pido que se tiren a las calles a ser masacrados, pero al menos desearía que abandonen la doble moral y esa actitud genuflexa de someterse a quien le oprime.

Se acerca el primero de mayo. Ahí veremos un desfile de zombis cómplices, quizás no tan multitudinario como antaño, pero ciertamente numeroso. Ojalá estar equivocado.

Por suerte, no soy ni alfa desgraciado ni beta sumiso. Prefiero distanciarme de la manada como un lobo solitario, aunque corra el riesgo de ser despedazado.

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Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.

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One thought on “Cuba y la psicología evolucionista

  • Eso es todo, nadie tiene que inmolarse, pero tampoco tienen que ir a un desfile sin haberse tomado un vaso de leche o un buche de café.

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