El cambio que queremos y la manera en que lo queremos

Por Osmel Ramírez Alvarez

Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES – Si hay algo en que concordamos todos los cubanos es en la necesidad de un cambio en Cuba. Así lo entiende no solo la oposición o el ciudadano común que sufre día a día la crisis sistémica, también el Partido Comunista en el poder. La claridad en ese sentido es total: las cosas no están funcionando bien desde hace mucho tiempo y hay que cambiar.

Las divergencias comienzan cuando hay que determinar el tipo de cambio que se necesita para lograr un mejor país.

El Gobierno cree que vale la pena la continuidad del modelo socialista totalitario de partido único y que bastaría perfeccionar cosméticamente las instituciones y la economía de manera que las libertades ‘concedidas’ como dádivas no afecten el estatus quo.

 Realmente no vale la pena ni gastar un renglón más en esta óptica del asunto, es algo que no lo creen ni ellos mismos.

Sin embargo, entonces, ¿es la oposición la que puede solucionarlo? Es algo que se asume como lógico, pero también es discutible. Es un hecho que el pueblo mayoritariamente, a la par que se desprende del Partido Comunista, no apoya todavía a la oposición ni se enamora de sus proyectos.

Antes se podía argumentar que era por falta de información y de libertad de expresión, que no se le llegaba al pueblo con los mensajes y programas políticos. Mas ahora el principal medio de comunicación en Cuba son las redes sociales e Internet en general, y aunque ahí está la oposición, la verdad no consigue mucho apoyo ni seguidores dentro de la Isla.

Al parecer, ni el Gobierno, ni la oposición están interpretando al pueblo correctamente. Mi percepción es que aunque ambos sectores políticos antagónicos dicen trabajar para el pueblo, se resisten a escuchar sus voces.

La población no se siente identificada ni con la continuidad del radicalismo de izquierda del PCC, que oprimen, ni con la continuidad de propuestas de cambio radicales al estilo borrón y cuenta nueva, que asustan.

Para que un pueblo siga algo nuevo que implique romper definitivamente con lo viejo que ata y compromete de mil maneras, aunque no nos satisfaga, necesita dos cosas: que lo enamore con sus propuestas y que le vea posibilidades de éxito.

Y cuando se hace política opositora lamentablemente no se piensa ni en enamorar al pueblo sobre la base de lo que este quiere, ni en trazar propuestas y planes políticos que luzcan viables. Más bien parece algo personal, de ideales personales, disfrazado de necesidad pública. Por eso no ‘enamoran’.   

Entonces se puede decir que nuestro pueblo está varado, hundido y sin guías. Además, sin el suficiente civismo para no necesitar líderes o forjarlos en el camino. No en vano cuando la sociedad civil hace encuestas al pueblo cubano, mayoritariamente quiere cambios y quiere que sean desde el propio sistema.

Si fuera posible que el Gobierno y la oposición trabajasen juntos para encaminar el país, sería maravilloso, porque como nación y pueblo tenemos muchísimo potencial. Los problemas están en nosotros mismos, en las barreras que se han creado para dividirnos.

El gobierno del PCC se niega a reconocer que existe la oposición cubana y la oposición cubana (solo un sector, pero lamentablemente el más visible), se niega a reconocer que existe el gobierno del PCC y que tienen el poder de seguir gobernando, aunque sea a base de miseria y falta de libertades. Es una especie ‘de terraplanismo político’ de ambos lados.

Falta hace que ambos se pongan al nivel de estos tiempos y en sintonía con lo que el pueblo cubano necesita y quiere. Que se auto reconozcan y se abran al diálogo político y a la concertación de una hoja de ruta viable en la que quepamos todos los cubanos. Más o menos es lo que esboza en su trabajo el 27N y el Movimiento San Isidro, y por ello reciben ataques virulentos de ambos lados.

Es lógico que el PCC ofrezca más resistencia a negociar la Nueva Cuba, ya que tiene todo el poder político y militar en sus manos y todavía consigue el nivel de control social necesario para ‘aguantar’ un estallido social. Por ahora.

Pero cada vez está más presionado desde dentro y fuera en todos los sentidos y en este mundo globalizado se hace casi imposible ser un mundo aparte y engañar a la gente por mucho tiempo. Entendiendo eso, usar la negativa del PCC como excusa no es válido.

Es la oposición, desde una posición más fuerte en la justicia y en el derecho, la que tiene que ser humilde y pragmática sin dejar de ser firme y activa en la lucha por la democracia política, la libertad económica y los derechos humanos plenos. Estos deben ser los únicos objetivos iniciales de interés general, lo demás que lo luche cada grupo político en democracia, tratando de ser mayoría y convencer al pueblo.

Y eso significa que, sin dejar de luchar, no cansarnos de proponer un cambio consensuado como lo desea el pueblo, porque el objetivo no puede ser derrocar al PCC, sino lograr una Cuba Mejor.

El PCC no necesita realmente a la oposición para arreglar Cuba y encaminarla hacia los tres objetivos antes mencionados. La verdad tiene todo para lograrlo y llevarse el mérito completo, pero los frena la adicción del poder y gracias a eso tenemos un rol.

En vez de ser solo espectadores o agentes ralentizadores dando escusas al PCC para seguir estancado, mejor empujar, presionar y hasta obligarlo a hacer lo que hay que hacer por el cambio que como pueblo queremos. El tiempo que demoraremos en tener una Cuba Mejor es el mismo que tardemos en descubrir y aceptar nuestra realidad política.

Lea más de Osmel Ramírez aquí.

Osmel Ramirez

Soy de Mayarí, un pueblecito de Holguín. Nací el mismo día en que finalizó la guerra de Viet Nam, el 30 de abril de 1975. Un buen augurio, ya que me identifico como pacifista. Soy biólogo pero me apasionan la política, la historia y la filosofía política. Escribiendo sobre estos temas me inicié en las letras y llegué al periodismo, precisamente aquí en Havana Times. Me considero un socialista demócrata y mi única motivación comunicacional es tratar de ser útil al cambio positivo que Cuba necesita.

Osmel Ramirez has 180 posts and counting. See all posts by Osmel Ramirez

8 thoughts on “El cambio que queremos y la manera en que lo queremos

  • Amigo, no es posible “enamorar” con un internet libre y caro sólo para el 33 % de la población. El resto sólo puede acceder a intranet que desinforma, embrutece y oculta la información fundamental de cada tema. La brutalidad de la represión contra los derechos civiles, y la ausencia de prensa alternativa legal, cierra la posibilidad de “enamorar” a nadie. Por otra parte, hay programas políticos muy completos desde hace décadas y propuestas muy completas para cada aspecto nacional, de grupos políticos y de grupos ciudadanos. El hecho de que la ciudadanía no se entere no significa que no existen. Seis décadas de embrutecimiento, desinformación y ocultamiento de información por parte de la dictadura dueña de los medios de difusión masiva y dueña de la mordaza a la academia y a la creación cultural, unida a la situación cotidiana de 30 años abocados a la hambruna por incompetencia interesada de la dictadura, hace muy difícil que el ciudadano tenga alguna disposición para entender en primer lugar sus derechos, y luego para decidirse a defenderlos al riesgo de su vida. Pero, para empezar, no le llega la información de las propuestas que llevan décadas elaboradas. Entonces, no es un problema de la oposición pacífica, no es un problema de la ausencia de propuestas convincentes ciudadanas, es que la dictadura en primer lugar no permite el flujo de información y mantiene en la mayor precariedad a los ciudadanos para que no se interesen por cambiar radicalmente su realidad, además, con brutales represalias. En Cuba los derechos civiles están criminalizados, pero todos los derechos están criminalizados, empezando por la discrepancia. El estado se comporta como vándalo contra los ciudadanos. Es injusto decir que no hay propuestas o que las propuestas no “enamoran”. Creo que la oposición cívica y política sigue poniendo el cuerpo, lo cual es el riesgo de la vida, para poder luchar por sus derechos. Establecer una supuesta equidad de responsabilidades entre el gobierno y la oposición cívica y política es absolutamente falso. Mucho más responsable y sensato es pensar en esta situación, cómo poder producir el cambio que tan desesperadamente necesitamos de nuestra sociedad enferma, moribunda y desinformada.

  • Si Marlene, es cierto lo que dices, pero qué porcentaje de jóvenes y profesionales se conectan? Es súper alto. Y crees que no usan VPN para ahorrar datos y entrar en sitios vedados de todo tipo? Sí lo hacen. Pero hay que pensar en ese público, sus intereses, qué quiere en verdad porque es seguro que no quieren continuidad, qué cambio quieren entonces. Pasan por delante de muchas propuestas y no se sienten identificados. Hay frases y objetivos de opositores que de leerlos solamente, se sabe que no aspiran a enamorar a nadie aquí dentro sino a demostrar esto o lo otro que quieren oír este o aquel. Después generan en sus seguidores, casi siempre fuera con libertad de expresión a full, opiniones negativas sobre el pueblo dentro que es cómplice o carnero. Yo siempre hago énfasis en ese punto. Es que lo noto y lo vivo a diario en mis contactos con campesinos, profesionales y hasta dirigentes del sistema. Es lo que veo, es mi vivencia, he crecido también políticamente accediendo paulatinamente a esa información sobre la oposición y lo palpo. Es un fenómeno muy actual. Ignacio Giménez, más allá de sus locuras, tenía a Cuba entera movilizada con espectativa, señal de que al pueblo y especialmente a los jóvenes, sí le interesa y tienen acceso. Él lo consiguió. Si hacemos una encuesta ahora mismo, es el opositor cubano más conocido. A eso me refiero, a que sí se puede enamorar, y sin embuste se puede proponer algo viable y deseable.

  • La oposición no tiene un líder, no es un problema de tener un programa que ilusione. La historia ha demostrado que la gente sigue a un líder, no a sus ideas.
    Una nota: conozco varios jóvenes que pagan internet para ver Facebook, reguetón y buscar parejas en el exterior. No les interesa la política, de un lado ni del otro.

  • Tito, es cierto, eso dicen y hacen, pero los memes políticos y de crítica social contra el gobierno les encantan. Pregúntales para que veas. También comparten o al menos ven los vídeos de manifestaciones o reacciones populares a las autoridades del PCC. No son tan desentendidos como parece, lo que sí son es pragmáticos, quieren irse. Pero todo eso cambia si un día les llega algo que los enamore y le vean posibilidad de éxito. Dos premisas fundamentales.

  • Creo que un diálogo político es algo utópico. La dictadura no tiene interes en el cambio real solo en mantener su poder y ahora mismo lo tiene al 100%. Si se desatan revueltas y protestas pueden entonces montar el teatro del diálogo. Pero va a ser puro teatro como en Venezuela. Meten a los opositores en el palacio de las convenciones a que se queden sin voz hablando durante horas. Pasan un resumen inocuo en el noticiero y dicen que en su infinita generosidad convocaron al diálogo político. Que se tomaron notas de todos los puntos tratados y se les dará seguimiento. De paso le piden unos millones a Europa para iniciativas que apoyen el diálogo-teatro político y mandan esos euros a sus cuentas en Panama y Suiza.

  • han estado 6 decadas en el poder de manera absoluta y ahora hay que negociar con ellos? nos van a entretener por otras 6 decadas mas como han hecho en venezuela. yo lo siento por ser tan franco pero esa gente la unica manera de sacarlos del poder es por la fuerza y cuando el pueblo decida hacer tal faena que no se detenga ni escuche cantos de sirena pues sino el momento y la oportunidad pasaran de largo, a esa gente hay que sacarlos de ahi de un tiron y meterlos a todos, sin miramientos de ninguna clase, en la carcel por un buen tiempo (bien laaaaaaargo preferiblemente) dadas todas las hijaputadas que a ese pobre pueblo le han hecho estos cabrones.

  • Benito, a estas alturas todo parece utópico, principalmente exigir civismo generalizado a un pueblo al que se le castró el civismo por seis décadas. El diálogo es lo menos utópico entre todo lo extremadamente utópico que se propone.

  • Juana bacalao, es eso y ver si le sacamos algo o le movemos el piso aunque sea o esperar una ayuda alienígena para conseguir lo otro que dices. Y te digo, el pueblo somos nosotros mismos, recuerda, podemos realmente?

Comentarios cerrados.