Una fiesta con “norma ajustada”

Por Fabiana del Valle

HAVANA TIMES – ¡Qué felicidad, otro nuevo curso escolar! No vamos a lamentarnos, hay incontables motivos para celebrar. Naima Ariatne Trujillo, la ministra de Educación, afirmó en los medios oficialistas que nada impediría “una gran fiesta en Cuba” el 4 de septiembre con el inicio del curso escolar.

¡Ah! En esta misma línea, el mandatario Miguel Díaz-Canel tuiteó: “El día feliz ya llegó. Vuelta a las aulas, a las clases, a los amigos, a la certeza de que valen todos los esfuerzos y sacrificios para ver el futuro llenándose de luz. Felicidades, Cuba, porque, cueste lo que cueste, todas tus escuelas siguen abiertas”.

Pues sí, celebremos como estamos acostumbrados el inicio de la agónica persecución del uniforme, mochila, zapatos, medias, merienda y los materiales escolares que ya el sistema educativo no es capaz de garantizar.

Los uniformes exigidos en las escuelas son una de las mayores razones de estrés. El uniforme que hoy usa mi hija perteneció a una ex novia de un primo mío. Ella cursaba el preuniversitario, abandonó el país no sin hacerme entrega de dos sayas y tres blusas de uso, pero en buen estado.

El contexto actual contradice el optimismo de los jefes. La economía de Cuba no logra recuperarse, cada día aumentan los problemas con los que ya lidiábamos los cubanos. Ante esto, adquirir lo necesario para garantizar la asistencia a las escuelas es un gran reto por lo que genera angustia en las familias.

En relación con la garantía de los libros y el material docente, la ministra informó en el programa Mesa Redonda que cuentan con las libretas, cuadernos y lápices necesarios para el semestre, aunque con norma ajustada, e implementan nuevas alternativas dada la insuficiencia de libros de texto.

Una “norma ajustada”. ¡Ojo con esta frase! Me he adaptado a leer entre líneas cuando algún funcionario se expresa sobre la situación del país. Esto de “norma ajustada” implica que mi hija, quien comienza el octavo grado, tenga doce asignaturas pero reciba seis libretas. 

Las “nuevas alternativas” para cubrir la carencia de los textos de estudio disponen que dos alumnos compartan un libro dándole prioridad a quienes viven distantes. Ni hablar de la calidad de estos ejemplares, a los que les faltan hojas, armarlos necesita la pericia de un restaurador experimentado.

Luego nos encontramos con la infraestructura. Muchas de las escuelas en las que han empezado el curso los niños y adolescentes cubanos están en pésimo estado. Aulas sin ventanas, mesas desvencijadas, paredes descascaradas. Parece que ya no cuentan con un personal a cargo de estos menesteres.

Otra obligación de los padres: aportar dinero para pintura y brochas, abandonar sus deberes e ir a pintar las aulas.

Escuela cubana que se respete tiene una reunión de padres donde se invoca a tener consciencia ante la necesidad del país y todos los sacrificios realizados por el Estado para ofrecer a nuestros hijos una educación gratuita.

Pero, ¿de cuál educación gratuita estamos hablando? Si además de los costos mencionados debemos garantizar el candado de la puerta del aula o un tornillo para la silla que ha perdido el espaldar.

Sin soluciones inmediatas ni esperanzas, queda por ver si los padres y madres, amén de los gastos habituales, obtendremos de nuestros hijos un título de graduado.

Su futuro como profesional en este país es otra cuestión. Hoy solo nos apremia llegar a tiempo y en forma para unirnos a esta “gran fiesta” del nuevo curso escolar que entre polvo y moho recibe a los estudiantes.

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Fabiana del Valle

Fui una niña que soñaba con colores y letras capaces de lograr las novelas más leídas o esos poemas que conquistan a corazones rebeldes. Hoy cerca de los cuarenta, con los pies firmes en esta isla, dejo que el pincel y las palabras sean eco de mi voz. Esa que llevo apretada, prisionera de las circunstancias y mis miedos.

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One thought on “Una fiesta con “norma ajustada”

  • Fabiana, hace unos años en la primera reunión de padres la maestra pidió de todo, no habló de las materias, actividades, evaluación, etc., era solo para pedir. Como dices tuvimos que arreglar muebles y hacer una ponina para comprar un ventilador de pie, que por cierto, después los niños se quejaban que la maestra lo ponía siempre dirigido para ella, qué gente caballero, pero qué gente.

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