Sobre la democracia y los partidos: contribución a un debate impostergable

Armando Chaguaceda

HAVANA TIMES, 16 feb — En días recientes se ha iniciado en Havanatimes– a partir de un excelente artículo del amigo Erasmo Calzadilla – un valiosísimo debate en torno a los contenidos de la democracia y el rol que deben ocupar en esta los partidos.

El intercambio, que ha involucrado tanto a columnistas como lectores, no se asimila esencialmente a una polémica teórica ya que las reflexiones de los participantes tienen como foco la realidad de Cuba y no las páginas de un tratado de filosofía política.

Y es que abordar el tema de la democracia y los partidos resulta algo imprescindible si queremos escapar de debates esotéricos y exponer, en términos concretos y propositivos, nuestra visión sobre el futuro deseable de la nación.

Erasmo ha cuestionado tanto el monopartidismo vigente en la isla como el pluripartidismo de corte liberal, apostando al autogobierno gestado desde abajo. También ha defendido una idea con la que concuerdo plenamente: que cualquier concentración de poder en manos del Estado, un partido o empresarios privados sería otra forma de “clausurar el futuro”.

Por su parte, nuestro hermano Isbel Díaz postula que las visiones binarias (mono/pluri) remiten a un esquema en el cual aquel que gana las elecciones termina imponiendo, por X años, sus designios al resto de los actores sociales. Y aunque reconoce que en la realidad cubana la limitación de períodos sería un avance con respecto al orden actual, confunde mi postura (expresada en comentarios al post de Erasmo) como un mal menor para poder avanzar en la democratización que todos queremos.

Como creo que lo mejor es decir, en poco espacio y tiempo, algunas cosas clave, expondré mis ideas en una serie de puntos, tratando de aclarar posibles confusiones. Un desarrollo más exhaustivo de la problemática democrática será publicado en abril por una prestigiosa revista mexicana, y para entonces me encargaré de difundirlo desde este mismo espacio. Mis “tesis” son las siguientes:

1- Las sociedades contemporáneas, tanto por su extensión territorial en los marcos del Estado Nación, como por la complejidad de su estructura (conformada por clases, grupos e identidades sociales diversas) y por los procesos de regulación que le son inherentes, suponen la necesidad de instancias que canalicen las demandas de los ciudadanos y organicen la respuesta a estas,  lo que presupone el carácter mediador de las mismas, ubicadas entre la ciudadanía y las instancias administrativas del estado

2- A nivel mundial se constata la pérdida de calidad de dichas instancias (como los parlamentos controlados por poderes mediáticos o empresariales y los partidos autorreferentes que representan grupos de poder por encima de ideologías y militancias, etc.) todo lo cual debe considerarse como amenazas a las capacidades de la gente para canalizar su opinión y participar en los asuntos que afectan su vida. Así, la política institucionalizada con frecuencia secuestra y asesina lo político de cada ciudadano.

3- Pero una cosa es criticar los déficits de las mediaciones políticas existentes. y otra muy diferente apostar a una ilusoria (y peligrosa) sustitución de los espacios que abrigan dichos procesos por difusos mecanismos de democracia directa o participativa (dentro del estado) o por un poder comunitario y desde abajo (sustituto de los partidos).

4- Respecto a los partidos, estos son agrupaciones de intereses amplios, que rebasan la representación/defensa de identidades particulares típicas de sindicatos y movimientos sociales; por lo que permiten articular agendas políticas. Son la plataforma de alianzas sociales amplias y de proyectos políticos de alcance nacional y global.

5- Los partidos están en crisis (por pérdida de ideologías, militancias y sentidos) en todo el mundo pero no puede concebirse un sistema político en sociedades complejas sin su existencia; por lo que se impone refundarlos como instancias de real expresión de proyectos políticos, con contenidos de clase y agendas de gobierno específicas y diferenciadas.

6- Los partidos no pueden desecharse al capricho pues, como producto de sociedades complejas, multiculturales, plurales, no sólo remiten a una preferencia ideológica sino que expresan una realidad sociológica con la cual no hay nada que hacer (salvo intentar exterminar a los oponentes). Sólo en comunidades reducidas sería posible sustentar- lo cual es dudoso en estos tiempos- la ausencia de mediaciones para expresar la diversidad y demandas de sus miembros. Y una nación no es una aldea, un barrio o un grupo de amigos.

7- El pluripartidismo ultraliberal (que centra toda la representación de las diversidades y demandas sociales en la formula partidaria bajo el comando de elites políticas profesionales) y el monopartidismo (el absoluto de tipo soviético o el hegemónico como el del viejo PRI mexicano) son dos posturas extremas y superadas por la historia. Ni siquiera bajo regímenes formal (o forzosamente) monopartidistas se puede suponer la inexistencia de otros partidos…solo que estos  conviven ocultos en el seno del partido oficial o, como decía de forma magistral Trotsky, operan dentro de un sistema multipartidista donde hay “un partido en el poder y los demás en la cárcel”

8- Pero los partidos, como vehículos de y para la democracia,  son insuficientes. Las asimetrías de tipo social (en perjuicio de los pobres, desempleados, mujeres, inmigrantes, sexualidades discriminadas, etc.) se trasladan permanentemente al campo político -aunque estos desfavorecidos logren “representarse” a través de algún partido-  por lo que resultan necesarios la acción de los movimientos y protestas sociales y la existencia de instancias de rendición de cuentas y control ciudadano.

9-  La ruta- al mismo tiempo utópica y posible- para la emancipación y democratización en el siglo XXI pasa, simultáneamente, por expandir los movimientos sociales y otros espacios/organizaciones que permiten a la gente presionar/vigilar/sancionar a los políticos y ampliar la política más allá de los espacios actuales y de la esfera específicamente institucional. Ello supone complementar la democracia representativa con formatos participativos y deliberativos, rediscutir los contenidos socioeconómicos de la democracia y plantear en serio la cuestión de las autonomías.

10- No debemos caer en la postura de defender una emancipación en abstracto, creyendo que “desde abajo” por generación espontánea o apelando en exclusiva a la micropolítica del cotidiano vendrá un mundo mejor. Tenemos que generar nuevos espacios y modos de ser políticos (llevando la experimentación democrática a fábricas, calles, aulas, etc.) y a la vez disputar los espacios del sistema a los poderes tradicionales: partidistas, mercantiles, eclesiásticos, etc.

11- Debemos superar muchos fantasmas: a) la apología del comunitarismo (que nos abstrae del debate y problemas nacionales, macro), b) las miserias de una “democracia popular” donde el líder –una vez que ha licuado las instancias mediadoras donde la gente se conoce y dialoga sin intermediarios ni discursos únicos- tiende cada vez más a emanciparse de las masas (y no a la inversa) y c) la absoluta pobreza de contenidos y horizontes de las democracias minimalistas (neo)liberales donde se confunde acción política con show y mercado, participación con gestión tecnocrática e ideología como algo demodé que debemos ocultar para “cautivar” a un inexistente votante medio.

12- Para el caso concreto de nuestro continente y país, si en la izquierda antiautoritaria y antineoliberal nos contentamos con proponer una vida virtuosa de anclaje comunitario, desdeñando los niveles macro y las mediaciones, estaremos siendo -cuando menos- poco responsables. Tenemos que plantearnos en serio y sin demora esos asuntos, porque si no los llamados a la “autogestión y autonomía desde abajo” se quedan como un discurso con swing frente a los respectivos status quo (neoliberales y estalinistas) pero sin proponer una alternativa a los sistemas dominantes.

13- Para Cuba, si llegase el hipotético caso de que pudiésemos exponer a nuestros conciudadanos nuestras agendas e implementarlas total o parcialmente ¿que haremos con nuestros compatriotas que no acepten- por incredulidad, rechazo, cansancio o desconocimiento respecto al socialismo que han conocido- nuestra propuestas sociopolíticas apartidarias? ¿Como representarían aquellos sus intereses y dialogarían con nosotros y con los otros grupos e identidades que conforman el país? ¿Y como podríamos dar a las políticas públicas- educación/salud/empleo, etc- la orientación que queremos -desde nuestras coordenadas ideológicas y prácticas- si no disputamos espacios en las instituciones? ¿Nos conformaremos con ser una (o)posición testimonial frente al terrible cansancio producido por las prácticas autoritarias y a la apología neoliberal que ya tenemos encima?

14- Un tema a definir dentro del debate es la capacidad del PCC para encarnar las necesarias reformas que han defendido en su discurso tanto las autoridades como ciudadanos en foros y publicaciones dentro y fuera del país. En ese punto mi mirada emana de una experiencia de trece años de militancia, formidable escuela política en la que conocí las maravillas y miserias del alma humana y los efectos de la política y ejercí una participación tan soberana como soberana fue la decisión de no transitar al partido, afrontando sin subterfugios las consecuencias de mi elección. Por eso me siento autorizado para referirme a la organización que rige los destinos de mis compatriotas, sean o no miembros de sus filas.

15- Algunos amigos insisten en la factible renovación del PCC; para calzar su tesis refieren ejemplos como el de ciertos núcleos de intelectuales (UNEAC, Universidad) cuya beligerancia conozco y respeto. Sin embargo, resulta que esa militancia abnegada queda impotente ante el inmovilismo de la máxima  dirección, cuando su potencial para impulsar demandas y cambios es bloqueado por el filtro de los burócratas municipales, interesados en “no buscarse problemas” con los órganos superiores de dirección.

Por otro lado, la fórmula de renovar al Partido abriendo a su interior tendencias o democratizando la discusión –esperanzas de honestos comunistas y estrategia que cuestiona el monopolio oficial sin sufrir retaliaciones- ha sido convertida en retórica vacua tras los desempeños del Congreso y la Conferencia y la críptica letanía machadista sobre “los nuevos métodos y estilos de trabajo” repetida en las reuniones provinciales. Eso no quiere decir que no exista un potencial formal de innovación –debe atenderse al respecto la casi solitaria agenda de transformaciones propuestas por Marlene Azor en y algunas de las propuestas programáticas de Pedro Campos y su equipo-  sino que la tendencia de los acontecimientos históricos (pérdida de oportunidades en 1991, 1997, 2011 y 2012) o la tozudez del dato sociológico (significativamente ninguno de los reformistas jóvenes que conozco es hoy miembro del PCC) cuestionan la factibilidad de tal curso democratizador.

He puesto todas mis esperanzas en que este debate tribute al necesario replanteo de los rumbos y estrategias de eso que algunos estudiosos han llamado “la nueva izquierda cubana”, a la que me digno pertenecer por ser el único espacio -físico y virtual, político y afectivo- donde siento que mis ideas, acompañadas por las de mis amigos,  hallan sentido. Pero para que nuestro cometido tenga algún fin concreto debemos atender la lúcida alerta que nos hiciera nuestro compañero Sam Farber “La política, como la naturaleza, aborrece el vacío, y si una nueva izquierda revolucionaria y democrática no responde a la crisis y necesidades populares de la transición, fuerzas nefastas, como se ha visto en muchas otras partes del mundo, ocuparán ese espacio político para promover sus propósitos”. Pongamos nuestras ideas y actos a la altura de esta demanda -ignorando los cantos de sirena que buscan dividirnos o intimidarnos-, conectemos las neuronas con “el reino de este mundo” y persistamos en la defensa renovada de la justicia social y la democracia política como rasgos inseparables del socialismo.

 

Armando Chaguaceda

Armando Chaguaceda: Mi currículo vitae me presenta como historiador y cientista político.....soy de una generación inclasificable, que recogió los logros, frustraciones y promesas de la Revolución Cubana...y que hoy resiste en la isla o se abre camino por mil sitios de este mundo, tratando de seguir siendo humanos sin morir en el intento.

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17 thoughts on “Sobre la democracia y los partidos: contribución a un debate impostergable

  • Quizá la siguiente sería un buen punto de partida: mantener y extender el voto por la persona, y mantener la postulación comunal y/o gremial, pero dar plena existencia a los partidos y a las asociaciones políticas (yo los diferencio en lo siguiente: un partido ha de tener una plataforma programática, más o menos abarcadora y coherente, mientras una asociación tiene una o unas pocas reivindicaciones concretas, por lo que tanto su formación como su disolución serían más fáciles y expeditas), pero no darles el poder de postular candidatos ( o no sólo a ellos, quizá). Para qué servirían entonces? para ejercer los derechos de asociación, expresión, búsqueda de información y distribución de esta de manera grupal. Eso quizá llevaría a una fórmula electoral compleja, pero más real. Claro que habría que resolver varios problemas, por ejemplo, un partido puede tener representación dispersa, de modo que no salga ningún candidato en ninguno de los municipios (que serían la base electoral), pero a nivel de nación sean 5-10% apoyando ese partido, lo cual no es despreciable.
    Pero todo eso se puede resolver, es sólo escoger el sistema de votación y asignación adecuado (por otra parte, los cubanos vamos a tener que ponernos las pilas con ese tema, que no todo es mayoría simple). Como contrapeso a esa “representación”, tiene que y puede haber cosas de democracia directa. Revocación está muy bien, control del presupuesto, iniciativa de leyes más expedita para los ciudadanos, desagregación del poder, incluso legislativo, a nivel municipal o de consejo popular, que es más fácil de control directo.
    En fin, creo que si quisiéramos avanzar en ese sentido, la teoría está pronta y lo que falta es un buen debate y una buena Constituyente (sí, yo tengo obsesión con eso).

  • Chagua pero que largo escribes!!! Saludos desde el infierno

  • Si te entendí insistes en el “socialismo”…no es suficiente con lo que nos ha hecho, para darnos cuenta que ni siquiera ese nombre debe usarse, y que hacerlo no aglutinaría, me refiero a la nomenclatura, no a los proyectos sociales, que algunos, sólo algunos …son salvables, pero con una buena purga. Y no estoy de acuerdo en que equipares, neo-liberales con stalinistas, muy disparejo eso, si equiparas a estalinistas con nazis, entonces si hay paridad, pero no con neoliberales, …”la nueva izquierda cubana”, sabes eso no existe en ninguna parte, la izquierda tiene, en su mismo origen: el marxismo, su semilla de fracaso y perdición, hay que dejar esos esquemas totalitarios, totalmente. “Revolucionaria y democrática”…ese matrimonio no existe, no nos bastaron 53 años de Castrismo para entender eso, insisto.
    “No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura”.-George Orwell-

  • En vez de discutirlo tanto lo mejor es que el pueblo decida por sí mismo si quiere monopartidismo o pluripartidismo.

    Hagamos elecciones. Si el pueblo quiere un solo partido, será el único votado y los demás partidos no tendrán representación.

    Si el pueblo quiere mas de un partido votará a varios partidos.

    Eso es democracia en acción.

    ¿O no?

  • No no lo es…porque el pueblo , y sobre todo el nuevo, no sabe qué es una cosa y que es otra, le han confundido mucho…hay que primero educar, tendrá que haber tras la liberación , un periodo de pruebas, ensayos, educación, convertir el país en una aula grande donde se enseñe política, civilización del siglo XXI , claro que tiene que haber pluripartidismo, porque sino volveríamos a la exclusión , cada cubano debe saberse representado, de lo contrario, para que ha servido tanto dolor… la unica exlusión licita, será precisamente, el socialismo, en cualquier vertiente, totalitario, moderado o de centro… Ya conocemos que llega con piel de oveja, pero debajo, hay un lobo feroz y rabioso, que todo devora.
    “Totalitarismo es la nueva palabra que hemos adoptado para describir las inesperadas pero inseparables manifestaciones de lo que en teoría llamamos socialismo.”Friedrich Hayek.

  • Armando se que escribes largo y tendido pues te preocupa nuestro pais. Te felicito y agradezco. Yo aqui en Miami no tengo ni tiempo de escribir una lineas despues de una extresante y agotadora jornada laboral, para luego salir a buscar una renta mas economica pues en poco tiempo me puedo quedar en la calle.
    Hablando de pluripatidismo les puedo comentar las elecciones aqui en Miami y Hialeah donde lo que realmente decide el ganador es el dinero recaudado por los donantes o por el respaldo de los grupos de poder establecidos.
    Asi funciona en todo el pais y aunque realmente ninguno de los elegidos decide el futuro del pais, es decir que ni el presidente, ni congrecistas o senadores gobiernan este pais. Todo el medianamente informado conoce que existe un gobierno invisible que mueve los hilos de poder. Son una cuantas familias que controlan la reserva federal y el monopolio de la industria militar. El pluripartidismo controlado por dos partidos burgueses son un chiste.
    Aqui en Miami como en todo el pais solo ejercen el derecho al voto menos del 40% y de ese % la mitad es del llamado voto ausente que no es mas que el voto realizado por los ancianos desde su casas o hogares de ancianos y estos estan controlados por comisarios politicos que viven de este negocio.
    Esto sin contar con el analfabetismo politico, educacional y el desconociento de su propia historia de la inmenza mayoria de la poblacion impidiendoles decidir su futuro y ser controlados con desinformacion y miedo.
    El pluripartidismo no es mas que el arma utilizada por la derecha burgueza para fragmentar las sociedades y asi ejercer su control siendo estos los que controlan los monopolios de la informacion y la economia.
    Las etapas de la revolucion cubana hay que analizarlas en su contexto historico siempre bajo la agresion constante de una potencia que ademas financia a los grupos internos que se le oponen. Creo y me uno a los que piensan que el PCC como herramienta para mantener la lucha por la justicia social debe renovarse constituyendo la base de una verdadera democracia participativa, electiva y de control desde la base participando todo el pueblo. Permitiendo espacio para todas las opiniones o tendencias y que sus proyectos sean discutidos abiertamente y sin censura. La revolucion no se detiene por lo que la actualizacion y mejoramiento del sistema democratico cubano continuara ocupandonos.

  • Y tu Josue, vives en Miami, digo no me importa y te respeto a priori, …pero nunca entenderé a los que se exilian, y luego …defienden el Castrato y critican al capitalismo que les recibió. No quiero que me lo expliques, tengo mi propia conclusión. Alguna vez un sacerdote me dijo algo que me casi me avergonzó, y claro que no se referia a mi, y me dijo así , más o menos: “No entiendo a los cubanos, allá son gusanos, acá son comunistas”. Me uno al “no entendimiento” de este sacerdote, que fortuitamente, me tocó conocer.
    Yo en cambio, tengo otra experiencia del capitalismo…siento que nací el 12 de agosto de 1998, cuando me pude exiiar, y me sali de aquel tormento.
    ” EL CAPITALISMO , es el único sistema que reconociendo la naturaleza “racional” del ser humano, y, por tanto, la “libertad” como exigencia de ésta, se fundamenta en la relación existente entre la inteligencia, la libertad y la
    supervivencia del hombre.”
    Y otra que me gusta de la misma pensadora:
    “El capitalismo no es un sistema del pasado; es el sistema del futuro -si es que la Humanidad va a tener algún futuro.”
    Ayn Rand.

  • Pero Juan Arsenio,

    Esa es la vieja teoría de que el pueblo no sabe a quién vota, y por tanto tenemos que protegerlo evitando que tome malas decisiones. Sobre ese principio se sostienen las tiranías.

    Los cubanos tienen derecho a votar a cualquier partido. Si opinas que los socialistas no deben de gobernar Cuba eres perfectamente libre de no votarles. Sin embargo, no tienes ningún derecho de prohibirle a otros que lo voten.

  • Claro que te entiendo Gabriel y hasta estoy de acuerdo contigo, con arrasar el patarnalismo socialista, pero dime, por qué partidos van a votar los cubanos , si sólo hay uno. Los partidos en una nación, necesitan “vida”, para poder contender en las urnas, dime…dónde viven en Cuba, esos otros partidos, si a unas mujeres con una gladiola en una mano y esbozando con su pulgar e indice una L con la otra, y después de salir de misa, las golpean y persiguen como a cuatreros y matones, entonces, dónde vive cualquier expresión civil o política diferente a la oficial…Claro que Cuba, necesitará un período de “gobierno provisional”(parecido a “Sede Vacante” , tras la muerte de un Papa) mientras se institucionaliza al país y se reparan las plataformas políticas validas que contenderán, para prepararnos para las , tan ansiadas, elecciones pluripartidistas.

  • Me ha parecido excelente el artículo para clarificar la imprescindible democracia indirecta, o representativa y también la necesidad de instancias directas de control y democracia.La conformación de varios partidos, también indispensable aunque con control popular en la rendición de cuentas y en la revocación.
    Tenemos que dejar de demonizar la democracia liberal y aterrizarla a las necesidades de Cuba, porque si esperamos por la democratización interna del actual partido, se nos va la vida.
    Felicidades Chaguaceda, es un artículo de los imprescindibles, parafraseando a Bertolt Brecht.

  • Juan,

    En realidad los partidos políticos ya existen en Cuba en la mente de millones de cubanos que tienen su opinión sobre como gestionar lo público.

    En cuanto se formalicen los partidos con sus programas y sus líderes, los cubanos sabrán a quién votar. Eso se puede hacer en un par de meses.

    El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín. El 18 de marzo de 1990 se celebraron las primeras elecciones democráticas de Alemania del Este. Los conservadores sacaron el 48% de los votos, los socialistas el 22% y los comunistas el 16%.

    Las cosas en Cuba podrán suceder de forma semejante.

  • Muy agradecibles los comentarios, aunque ahora ando atareado a full con mi tesis doctoral, sería bueno que intercambiásemos con calma nuestros puntos de vista..mi correo es [email protected]

  • Josue,

    ¿Quieres decir que en Venezuela gana Chávez porque es el que dispone de mas dinero?

    ¿Y lo mismo pasa con Correa y con Evo Morales?

  • Armando me leí tu articulo y llegando al final casi podía escuchar las notas de la internacional! :-)

    Fuera de broma ahora.
    Que entiendes tu por socialismo?

    Que es socialismo para ti?

  • Estimado Julio, si me pongo denso te respondo que es socilaización del saber, la propiedad y el poder- lo cual no está mal pero dice poco en la concreta-, lo que creo es que ha habido una experiencia histórica (socialismo de estado) donde se cumplieron tareas ´fundamentales -de cobertura social y crecimiento económico, además de cierta participación popular- pero que al poco tiempo degeneró (desde la URSS a Cuba) en un modelo autoritario con poca capacidad de renovarse…por su parte la socialdemocracia tuvo éxitos impresionantes en lo social sin sacrificar la democracia política y la pluralidad pero degeneró a una suerte de socialiberalismo (al ritmo del Consenso de Washington) olvidando el programa de Frankfurt (década de los 50) y sus mejores tradiciones sindicales…creo que el socialismo supone un sector público mayoritario, pero gestionado tanto por funcionarios como por trabajadores y abierto al control social de la ciudadanía; junto a ello un sector de propiedad privada y cooperativo amplios; además de servicios universales y de calidad absolutamente excluidos de la lógica del mercado…y lo otro (el modelo político) creo que en algo lo delineé encima…tengo un amigo argentino que define “mi modelo” como un “reformismo radical” o un “radicalismo sostenible”, que me enajena la animadversión de estalinistas y neoliberales…un saludo¡¡

  • Ya lo e expresado en otras ocasiones, lo mejor a implantar en cuba es la socialdemocracia, que se apega bastante al consepto de seguridad social actual de cuba {salud y educacion gratis}con elecciones periodicas libres y un toque en lo economico de apertura al mercado , con el estado jugando su papel regulador en lo que se presice , sediendo la empresa a los privados con el estado conservando sus mas grandes y rentables empresas como garante del pueblo.LLamense grandes empresas al futuro petroleo, los aeropuertos, el niquel y la mineria,el turismo, los bienes raices. todo lo demas a privatizarlo , que pagen impuestos.Yo digo que la socialdemocracia no dista mucho de las llamadas conquistas de la revolucion y al parejo traeria mucha prosperidad economica al liberar las fuerzas productivas.

  • Armando, gracias por tu respuesta!

    Quizás puedas dedicar un articulo o mas de uno a tu modelo. Si entiendo bien lo que explicas es todavía un sistema donde el estado cumple una función económica primaria pero sin prohibir la existencia de un sector privado. Parece un híbrido entre socialismo de estado al que llamo (Capitalismo monopolista de estado) y Capitalismo libre. Necesito saber mas detalles para analizarlo y pensar en consecuencias.

    Que problemas intentas resolver con tu modelo que no crees que resuelve un capitalismo libre?

    (Llamo capitalismo libre a un sistema capitalista con pura libertad económica con la única restricción de no permitir el monopolio). Me estoy restringiendo en la pregunta al plano económico.

    Con respecto al plano político no entiendo mucho lo que propones. Puedes explicar mas?

    En cuanto a los servicios universales excluidos supongo que hablas de quizás educación y salud o incluyes otros mas? Por que excluirlos del mercado ? Por que no tener los dos?

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