Elecciones EE.UU., razones para votar

Armando Chaguaceda

HAVANA TIMES — Hace unas semanas, en el marco de un evento en mi universidad, una pareja de jóvenes estudiantes –mexicano él, estadounidense ella- compartían sus testimonios con el auditorio.

Con emoción y sencillez explicaban los intrincados trasfondos de la lucha por los derechos de los migrantes en EEUU, las políticas represivas implantadas por varios gobiernos estaduales y los intentos de regularización enmarcados en la Ley de fomento para el progreso, alivio y educación para menores extranjeros, más conocida por sus siglas en inglés: Dream Act.

Dicha ley, en los marcos de una postergada Reforma Migratoria –que justifica el encono latino con tamaña deuda de la administración Obama- abriría el camino a la ciudadanía a estudiantes indocumentados que hubiesen llegado, siendo menores de edad, a Estados Unidos.

Abierto el tuno de los debates, otro joven estadounidense, oriundo de Arizona, interpeló a los ponentes sobre las razones por las que él debía, con sus impuestos, financiar políticas federales de apoyo a los migrantes.

Por más que los estudiantes intentaron convencerlo, argumentando el aporte de los “ilegales” a la economía estadounidense -con sus trabajos, compras e impuestos indirectos- y valoraron su contribución cultural a la formación de la cultura estadounidense, aquel chico no daba su brazo a torcer.

En ese momento intervine, recordando que no se trataba solo de la reticencia de algunos WASP a ayudar a sus vecinos oscuritos, sino de la indisposición de un sector de la sociedad gringa a aportar a la construcción de un estado de bienestar a la usanza europea, con cobertura universal y de calidad.

Y ejemplifiqué con la agónica saga de la reforma de salud de Obama; un affaire que da cuenta de la existencia de un individualismo posesivo capaz de atentar contra formas de solidaridad públicas y organizadas, necesarias en una sociedad moderna.

Semejante individualismo posesivo -tan bien descrito por C. B. Macpherson en su crítica a los sustratos mercantilizadores del liberalismo clásico- vuelve a asomar su peluda oreja en los debates presidenciales, de la mano del candidato republicano.

Reducir gastos sociales, eliminar agencias de prevención y recuperación frente a desastres, priorizar los ingresos de los ricos frente a los empleos y pequeños negocios de millones de ciudadanos son parte sustancial de la agenda de una derecha convencida en volver a la Casa Blanca.

No importa que sean los mismos que metieron a EEUU (y al mundo) en la más grave crisis desde la Gran Depresión, con sus políticas de compadrazgo neoliberal. O que sus planteos fundamentalistas, homofóbicos, racistas o irrespetuosos sobre los derechos de la mujer provoquen nauseas a cualquier ciudadano pensante. Quieren regresar y, lo peor, sienten que su país los necesita.

Tomar nota de esta amenaza no significa exculpar por su desempeño cuatrienal al presidente Obama. El inquilino de la oficina oval demostró tibieza al abordar el tema migratorio, continuó con políticas cuestionables que violan la soberanía de otros países -como los asesinatos con drones – y mantuvo en su discurso una retórica dirigida a la mítica clase media, que invisibiliza los millones de trabajadores y pobres que hoy viven en EEUU.

Perturba ver el temor frente a la Asociación Nacional del Rifle y su sacrosanta invocación a la enmienda constitucional que, supuestamente, justificaría la tenencia de armas; fenómeno que es parte sustancial de tanta violencia criminal, dentro y fuera del país.

Sin duda, muchos de quienes en 2008 lo creyeron -por su condición de afroamericano, hijo de emigrante y demócrata- un candidato de la esperanza” tienen razón para sentirse frustrados.

Sin embargo, ante la coyuntura del 6 de noviembre, el realismo no deja muchas opciones para elegir. Frente al unilateralismo armado de los republicanos, el multilateralismo preventivo de Obama resulta menos costoso en vidas y deja abierta una puerta al arreglo pacífico de los conflictos.

Imaginen que habría pasado en la época Bush frente a la actual crisis en Medio Oriente y los roces con Irán. En la arena interna, en vez del individualismo posesivo que condenó a su suerte a los afectados de las quiebras de 2008/2009, los planes de ayuda federal –a negocios y personas- marcaron la diferencia en la vida de gente común y concreta y hoy hacen su presencia ante el paso del huracán Sandy.

Sobre Latinoamérica ninguno de los dos candidatos nos dice mucho: el Medio Oriente, la región Asia-Pacífico y, en tercer lugar, Europa son- junto a la sempiterna guerra al terrorismo- los temas puntera de la política exterior de Romney y Obama.
Resuena una promesa republicana de “ampliar el comercio” -con la mira puesta en aliados como Chile, México y Colombia- y advertencias a los gobiernos de Cuba y Venezuela, con retórica electorera de Guerra Fría.

Por su parte, las declaraciones del actual presidente -desestimando la supuesta amenaza venezolana- y sus contactos con gobernantes de la región -como Argentina, México y Brasil- tornan presumible una relación relajada y no prioritaria.

Cuba puede esperar de Obama una política de gestos distensivos –relacionados con el mantenimiento de los viajes y remesas de cubanoamericanos y el reconocimiento de medidas tomadas por la Habana, como los recién anunciados cambios migratorios- ; todo esto acompañado de cuestionamientos sobre la legitimidad del gobierno cubano y la situación de los Derechos Humanos en la isla.

Sólo quienes no parecen comprender la diferencia entre un miembro del Te Party y un liberal neoyorquino pueden mostrar indiferencia ante el eventual triunfo de uno u otro candidato.

Respeto profundamente a quienes, entre mis amigos, se declaran abstencionistas o descreen en la democracia estadounidense: los conozco y sé que darán lo mejor de sí en marchas, trabajos comunitarios y campañas nacionales, sosteniendo el espíritu de la República frente a las asechanzas del Imperio.

Pero ante la posibilidad de una presidencia abiertamente oligárquica y militarista -de la mano de Mitt Romney-, creo que la defensa y ampliación de los derechos y libertades que conforman lo mejor del alma estadounidense merecen una nueva oportunidad en la figura de Barack Hussein Obama II.

Armando Chaguaceda

Armando Chaguaceda: Mi currículo vitae me presenta como historiador y cientista político.....soy de una generación inclasificable, que recogió los logros, frustraciones y promesas de la Revolución Cubana...y que hoy resiste en la isla o se abre camino por mil sitios de este mundo, tratando de seguir siendo humanos sin morir en el intento.

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3 thoughts on “Elecciones EE.UU., razones para votar

  • Si razones para votar EN CONTRA DE OBAMA !!!!

  • Asi q hay q recoger las armas , para q si un dia sale un dictadorzuelo carismatico no haya con q defenderse, o sea q ademas si un criminal invade mi propiedad tengo q esperar q venga la policia a salvarme, jajajaja, hay mismo te autodescalificaste, alla tu con tu salud publica gratuita y tu presidente democrata. Y ahora “casualmente” el precio de la gasolina esta bajando, estos populistas tienen un monton de trucos.

  • Soy independiente y ya vote democrata,pero UD falla en juzgar a los republicanos con el mismo estereotipo que el gobierno cubano ha mantenido contra ellos por medio siglo,el hecho que no le convenga que gane Romney no merece tal opinion,ni mucho menos la que sostiene sobre Obama.se agradece al sitio por su diversificacion y supongo que este articulo esta motivado mas por la ignorancia que la mala fe y lo veo como una ataque a la segunda patria de mas de millon y medio de cubanos,mas digno de cuba-debate que de un sitio abierto.Le recomiendo que vea el programa de ayer de la estacion publica PBS,que no es opartidista y se sostiene de donaciones privadas,para que conozca mejor a los aspirantes.esta en PBS.com

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