Erasmo Calzadilla

Bueno, el título era un poco para llamar tu atención. En realidad, no soy comunista en el sentido popular macabro de la palabra…

Más que racismo, lo que he sufrido en todos los sitios donde he trabajado es una especie de discriminación basada en el dominio del inglés.

Aterrizo en Cuba en medio de una escasez aguda de petróleo. La Habana es un caos, las guaguas desaparecidas o inabordables, colas nunca vistas en las gasolineras, y agarrar taxis particulares, que de un día para otro han decidido unánimemente doblar la tarifa.

Como todos los años por esta fecha, un grupo de colaboradores [1] aprovechamos el informe anual de British Petroleum [2] para tratar de comprender y presentar de manera accesible el dilema energético que vive nuestra región. La cosa pinta bien fea, como trataremos de mostrar en lo adelante.

Urge a la izquierda hacer una interpretación correcta de la crisis en Venezuela, y ello no es posible sin una cultura energética. Con este trabajo queremos contribuir a ello. Hay varios mitos generalizados en torno al petróleo y a la industria petrolera de ese país; aquí queremos desmontarlos de a poco, con información, datos públicos y fuentes fiables.

La inmensa mayoría de los llamados al NO, que vemos hoy en la red, están insuflados de un anticomunismo panfletario. Semejante mezcolanza de verdades y mentiras debe ser desmontada pieza a pieza, empezando por el concepto mismo de comunismo.

No soy uno de esos que ve mal todo lo que la Revolución hizo. Sobre el proyecto utópico inicial, la idea de una sociedad sin clases me seduce, en caso de que no haya que imponerla por medios violentos a los supuestos beneficiarios.

Ya salió al aire el informe anual BP Statistical Review of World Energy, momento que varios amigos aprovechamos para tratar de comprender y comunicar lo que está ocurriendo con la energía en nuestro continente (excluyendo a EE.UU. y Canadá)*.

Venezuela lleva más de dos meses demostrando que la Dignidad Humana conserva su potencial movilizador en el degradado entorno caribeño. Me alegra muchísimo y, a la vez, me entristece percibir lo lejos que estamos en Cuba de semejante meta.