Autor: Erasmo Calzadilla

¿Víctimas o victimarios?

Erasmo Calzadilla

Pescando por el malecon habanera.  Foto: Caridad

De costumbre llego tarde a casa, cuando ya hace rato mi familia se acostó, pero el sábado 21 de noviembre una sorpresa me llevé al abrir la puerta: con la luz apagada, sentada en el sofá y la cabeza recostada entre las manos estaba mi abuelita esperándome despierta.

Mi abuela, como supongo les pase a casi todas, pierde el sueño si presiente que algo malo le ha pasado a su nieto, es decir a mí. Esta vez la tenía angustiada algo que había escuchado en el noticiero de las 8.00 pm, algo que había pasado en la Habana, y que de alguna manera ella asociaba conmigo.

Calmado su nerviosismo al verme entrar sano y salvo, la madre de mi padre pasó a contarme lo que había pasado: “resulta que estaban unos jóvenes reunidos en una fiesta pública en el Vedado, cantando y bailando, cuando de pronto se dieron cuenta que entre ellos había un grupo gritando cosas que nada tenían que ver con la fiesta: consignas contrarrevolucionarias.

Al ver aquello los jóvenes comenzaron a empujar y a golpear a aquellos que no habían sido invitados y no eran bienvenidos.” Eso me contó mi abuela, pero su historia no me pareció creíble.

Esperé esa noche hasta bien tarde a ver si en el noticiero del cierre repetían la noticia, pero por gusto, los locutores solo hablaron de cosechas en un trabajo voluntario y cosas por el estilo.

Declaración de Principios (una vez más)

Erasmo Calzadilla

Viñales, Cuba.  Foto: Cariad

Es a menudo reconfortante leer los comentarios a mis entradas en este sitio, pero otras veces, en cambio, triste. No puede uno manifestarse descontento con el gobierno verticalista (es que estoy pasando un taller sobre el empleo de eufemismos) y sus nefastas consecuencias para esta nación sin que de inmediato lo asocien a uno con las trasnacionales, el imperio, el capitalismo, etc.

Antes he lanzado abundantes mordidas (es decir críticas) al pellejo de los funcionarios internos, pero en comparación con ciertos comentaristas del havanatimes, nuestros burócratas podrían ser considerados gente sabia. Si mis superiores en la universidad fuesen tan simplistas como dichos comentaristas hace rato que hubiera perdido también los contratos con esa institución, teniendo en cuenta que la universidad cubana es solo para revolucionarios.

¿Te creeré Granma?

Erasmo Calzadilla

La Habana Vieja.  Foto: Caridad

El jueves 19 de noviembre apareció en el Granma un artículo relativamente extenso titulado “La orfandad intelectual de Human Rights Watch.” El periodista del Órgano Oficial del Partido nos cuenta que un día antes, dicha ONG había acusado a la isla de no mejorar su comportamiento en materia de derechos humanos.

Y es aquí donde comienzo a dudar de las intenciones del columnista, ¿realmente la HRW acusó a la isla?, porque difícilmente un montículo de roca y tierra bañado de mar pueda violar los derechos humanos, ¿no habrá sido la acusación al gobierno de la República de Cuba, y el autor traduce este por “isla” en un intento de diluir la imputación entre todos los isleños?

Ello se aclararía muy rápido si tuviera la oportunidad de leer con mis propios ojos el informe de la HRW, pero ni Granma ni ningún otro diario nacional creyó necesario, por un elemental respeto a los lectores, presentar antes del comentario, una traducción del mismo; esta vez, como casi siempre, tuvimos que conformarnos con el filtrado de los intermediarios, que en ocasiones como esta, más que especialistas parecen en verdad vulgares manipuladores.

Intento abrir las puertas de la jaula pero…

Erasmo Calzadilla

Parque en La Habana.  Foto: Caridad

¿Saben lo que son las SUM?

Desde el alto mando bajó un día la idea de crear sucursales de la Universidad de la Habana en cada municipio del país, ellas serían un aliciente y una oportunidad para miles de jóvenes que habían quedado en la calle o sin perspectivas de superación en medio de la continua crisis económica que vive el país.

Fue así como surgieron a principios de esta década las universidades municipales.

En una de ellas, la del municipio Plaza de la Revolución, trabajo este año como profesor de Historia de la Filosofía, la más abierta de un lote de asignaturas de corte ideo-político que de manera obligatoria deben aprobar los matriculados en carreras directamente implicadas con la cuestión cultural.

La experiencia de pararme frente a un grupo de estudiantes a contar o a orientar el estudio sobre la historia de la filosofía oscila entre lo agradable y lo absurdo. Por momentos logro sentir que verdaderamente contribuyo al crecimiento espiritual o cognitivo de alguno, pero en la mayoría de los casos presiento que el mensaje se va en blanco, y la tristeza se hace mi compañera.

¿Quién dispone de la sangre de un pionero?

Erasmo Calzadilla

Estudiantes de secundaría.  Foto: Caridad

Cada mañana del año, entre lunes y viernes, llegan tempranito los niños a la Secundaria Básica “19 de abril” en el barrio de Alamar, mientras aún los pajaritos alborotan en el rocío de los árboles.

Es una escena que por rutinaria no deja de tener su encanto, al fin y al cabo la vida rebrota, una y otra vez, con bríos nuevos. Pero el regusto se me agria cuando a minutos de comenzar el matutino y a una orden de sus maestros los mozuelos repiten el lema de la escuela:

Para una verdadera batalla de ideas

Erasmo Calzadilla

Estudiantes universitarios cubanos.  Foto: Caridad

¿Quién debe controlar el contenido de las clases de un filósofo? Muchas chispas saltan en Cuba ante esta pregunta.

Ella nos conduce directamente a la cuestión de cómo y bajo qué criterios se concibe el asunto de la educación por esta esquina calurosa del mundo. Y ¿cómo se concibe? O mejor ¿En función de qué y de quienes está la educación?

Empecemos de abajo para arriba, por los estudiantes.

¿Pueden los estudiantes decidir qué, cómo y con quién quieren aprender? La respuesta es, con toda confianza, no. Siquiera en la universidad es fácil encontrarse algún curso opcional.