Pelota cubana añora el espectáculo, arrancó la nueva temporada

Por José A. Rodríguez

Victor Mesa es ahora el mánager de Industriales. Foto: Juventudrebelde.cu

HAVANA TIMES — Acaba de comenzar la Serie Nacional de Béisbol de Cuba en su edición 57 y un deseo ronda las cabezas de federativos y aficionados: que sea un buen espectáculo.

Por lo visto en los primeros compases, es posible que se logre, al menos, en parte, dentro de las limitaciones evidentes. El formato será idéntico al del año anterior, y la única novedad notable es que para tomar una base por bolas intencional ya no será necesario esperar cuatro lanzamientos, como se aplicó recientemente en las Grandes Ligas, sino que bastará con un gesto para evitar esa demora completamente intrascendente en el 99.9 por ciento de los casos.

Sin embargo, se supone que el show lo pongan los peloteros, pero eso en Cuba, en estos momentos es imposible, en medio de la peor crisis que ha vivido el pasatiempo nacional en su historia de más de un siglo.

Sin grandes estrellas (emigradas a las Grandes Ligas) y sin los mejores que todavía viven en la Isla (contratados por diferentes vías en Ligas de otros países), ¿qué se puede esperar en cuanto a distracción?

Sin embargo, como tabla salvadora ahora están los mentores, que serán los que le pongan sabor a la Serie por su carisma.

Yosvanny Torres. Foto: Ricardo López Hevia

La entrada en escena de dos de los mejores peloteros de la historia: Pedro Luis Lazo y Orestes Kindelán, estrenados como directores técnicos de Pinar del Río y Santiago de Cuba, respectivamente, ha reavivado el interés por la disciplina en todo el país, y especialmente en sus territorios.

Sumados ellos a los establecidos Carlos Martí, Róger Machado y Víctor Mesa, más el villaclareño Vladimir Hernández, que pasó con éxito su prueba de fuego el pasado año, la mesa está servida para ver en acción a los equipos más seguidos del país.

Por primera vez en casi una década, los cuatro Grandes de la pelota cubana (Pinar del Río, Santiago de Cuba, Industriales y Villa Clara) vuelven a estar en condiciones de llegar hasta las instancias decisivas.

Los cuatro indistintamente sufrieron la afrenta de quedar eliminados en la primera vuelta en años recientes, pero esta vez no quieren que se repita la nefasta historia.

De momento, el guion va como se espera, con estos conjuntos a un buen paso, salvo el campeón Granma, que sin sus dos principales bateadores (Alfredo Despaigne y Roel Santos) y su lanzador estelar (Lázaro Blanco) debe pasar bastante trabajo para colarse entre los ocho que pueden aspirar a mantenerse en competencia, cuatro de manera directa y los otros cuatro en una miniserie (de tres juegos a ganar dos) para completar los seis que actuarán en la segunda ronda.

Al cierre de este trabajo, Pinar se mantenía invicto y suena con fuerza para llegar hasta la discusión del trono. Posee el mejor y más experimentado cuerpo de pitcheo, que ya es mucho decir, buena defensa, con un bateo bien repartido y poniendo la velocidad en función de la ofensiva, suple la falta de poder en sus jardineros.

A Lazo (der) le gusta dirigir personalmente las sesiones de infield de su equipo Pinar del Río. Foto: Michel Contreras/Cubadebate.

A Lazo seguramente le saldrá la inexperiencia en las instancias decisivas, pero en la ronda clasificatoria no debe tener grandes problemas para mantenerse en competencia. Su primera gran prueba llegará a la hora de escoger los refuerzos, donde más de una vez se ha decidido el destino de un equipo, para bien o para mal.

Kindelán también ha arrancado con buen pie, y ha sido capaz de contagiar a sus pupilos con el deseo de divertirse en el terreno de pelota. Con los campeones de la Serie sub-23 como base, Santiago puede regresar a la segunda fase.

Ciego de Ávila y Villa Clara son dos conjuntos establecidos, que mantienen su columna vertebral casi intacta y también su cuerpo de serpentineros estabilizado, por lo que igualmente parecen en condiciones de ubicarse entre los ocho primeros.

En el caso de Ciego, recuperan para este año al derecho Yánder Guevara, quien ha sido uno de sus puntales en la mejor época de su historia, para apuntalar aún más al plantel más completo de la pelota cubana.

Queda entonces Industriales, la más emblemática de las novenas del país, que suma ahora al más polémico de los mentores. Víctor Mesa es el primer mánager de la historia que ha dirigido a dos de los Grandes, y hace aquí una apuesta que se nos antoja de todo o nada.

Sí, porque la antipatía ganada cuando llevaba las riendas de Matanzas (el otro equipo al que veo en condiciones de sobrevivir a la segunda etapa) ya alcanzaba cifras alarmantes.

Ocupar el puesto de mando del seleccionado más querido y odiado de Cuba, el de la urbe más populosa, parece su último intento de mejorar la imagen.

José Luis Rodríguez Pantoja, mentor de los Piratas, Foto Juan Moreno

Como jugador fue el ídolo de multitudes, pero como mentor ha dejado mucho que desear con sus metodologías y actitudes dentro y fuera de los terrenos. Ahora rige los destinos de los capitalinos, pero sabe que no puede permitirse un fracaso más, porque sería lapidario para su legado.

A su favor tiene que asume el control del equipo después de una campaña desastrosa, por lo que las aspiraciones de siempre de los Azules, que no son otras que llevarse la corona, esta vez no apuntan tan alto, y eso está bien para alguien que llega nuevo al puesto de mando.

Sin embargo, deberá cuidarse, sobre todo, de las actitudes poco deportivas que mostró a ratos cuando estaba en suelo yumurino, porque si los peloteros que hoy lo apoyan le dan la espalda, estará condenado al fiasco.

Notarán que no he mencionado a un solo pelotero en activo, y es la dura realidad: no tenemos grandes figuras a seguir. Para colmo, a uno de los pocos ídolos que quedaban, el pinero Michel Enríquez, le prohibieron jugar la Serie porque trató de buscarse un contrato en el exterior por su cuenta. Nada, que por mucho que se diga, quienes mandan desde un buró deshacen de un plumazo lo poco que se avanza con gran esfuerzo.