Maltrato a personas mayores en Cuba en el ámbito familiar

de la invisibilidad a un problema de interés público

HAVANA TIMES – Basta con salir a la calle, entrar a una farmacia, hacer la cola del pan o ir a un policlínico, la cantidad de personas mayores que vemos confirma los datos. La población cubana está envejecida y lo estará más en 2030 cuando se estima que un 30 por ciento de la población tenga 60 años o más, mientras que la tasa de nacimientos seguirá decreciendo.

Es una realidad que no surgió de pronto, los cambios demográficos son procesos lentos y en su mayoría se pueden predecir haciendo cálculos y analizando tendencias, así como las causas que los provocan.

Un asunto importante que dibuja un futuro peor en este sentido es la emigración, que en los últimos tres años ha cobrado un ritmo vertiginoso: la mayoría de los jóvenes se quiere ir de Cuba. Se estima que un dos por ciento de la población ha salido del país, eso comprende a jóvenes, una parte importante de la población activa y la esperanza de más nacimientos.

Los cambios demográficos a su vez tienen consecuencias en la vida cotidiana de las personas. En el caso de Cuba hay factores que inciden directamente en la calidad de vida de las personas mayores: escasez de medicamentos y alimentos, carestía de la vida y bajas jubilaciones, una canasta básica familiar racionado insuficiente, etc.

Con la edad, el desgaste del cuerpo y la mente, a veces se agudizan las enfermedades o se diagnostican otras nuevas, y si en Cuba conseguir los medicamentos más básicos cuesta trabajo, los que son para enfermedades específicas llevan el doble de energía, dinero, tiempo; y aun así no siempre aparecen. Con la alimentación es un asunto similar, llevar una dieta adecuada para determinado padecimiento clínico o simplemente para tener una mejor calidad de vida y evitar las enfermedades, es una odisea que implica pasar las 24 horas del día pensando en el asunto o gestionando los productos. Eso, en caso de que se pueda pagar, pues las jubilaciones son demasiado bajas y el coste de la vida aumenta cada día, la inflación es galopante y asfixia cualquier bolsillo. Las personas mayores que no tiene ayuda de familiares que envían remesas desde el exterior la pasan muy mal.

En un contexto así, atender las necesidades de las personas mayores en Cuba se hace complicado. En la mayoría de los casos son las familias las encargadas de proveer los cuidados y es en las mujeres en quienes recae el peso de la responsabilidad, mujeres por encima o cerca de los 50 años, que muchas veces comparten la labor con el cuidado de hijos o algún enfermo.

El maltrato hacia las personas mayores es un problema grave del que se habla poco, pues ocurre generalmente dentro de los hogares. Existen diferentes tipos de maltrato que, por comunes, la mayoría de las personas no los identifican como tal. Un ejemplo claro son las amenazas de recluir a los mayores en un asilo, donde no solo estarían sujetos a los desastres estructurales, organizativos y de recursos de esos centros, sino que los alejaría de la familia y de su entorno cotidiano, provocando depresión solo de pensar que algo así podría ocurrirles. O los castigos con largos silencios o gritos, así como la imposibilidad de dar su opinión en cuestiones que les atañen. Esas amenazas y conductas, tan frecuente en el ámbito familiar, son actos constitutivos de maltrato sicológico.

También se dan situaciones de maltrato financiero y de pérdida de derechos. Para profundizar y entender mejor este problema social y así evitar que se siga reproduciendo, recomendamos el recién publicado informe: Maltrato hacia personas mayores en Cuba en el ámbito doméstico familiar: de la invisibilidad a un problema de interés público.

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