Internet en Cuba y el nuevo cable de fibra óptica

Mapa de cables submarinos alrededor de Cuba. Imagen: www.submarinecablemap.com

Por DeFacto (El Toque)

HAVANA TIMES – La firma del acuerdo entre Cuba y la compañía francesa Orange S. A. para instalar un cable de telecomunicaciones submarino entre Cuba y Martinica se hizo público en Twitter el 7 de diciembre de 2022.

Siete días antes, el Departamento de Justicia de Estados Unidos había recomendado a la Comisión Federal de Comunicaciones que denegara el permiso solicitado desde 2018 por las empresas ARCOS-1 USA, Inc. y SurNet, Inc. para la conexión de un cable de fibra óptica entre EE. UU. y el archipiélago.

El cable submarino de fibra óptica internacional Arimao, que inició su proceso de instalación en el Puerto Tricontinental de Cienfuegos, tocó tierra en el departamento francés de ultramar el 10 de enero de 2023, según indicó Etecsa. Una filial del grupo Orange, nombrada Orange Marine, ha sido la encargada de los trabajos técnicos.

La compañía de telecomunicaciones cubana también declaró que la posibilidad de «ampliar y diversificar las capacidades internacionales ante la creciente demanda de servicios de conexión a Internet y de banda ancha» forma parte de los beneficios del segundo cable de fibra óptica instalado en la isla, que se suma al existente entre Cuba y Venezuela (que lleva por nombre las siglas de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de nuestra América, ALBA-1).

Las relaciones comerciales de Etecsa y Orange S. A. llegan en un momento en el que los cubanos se quejan de cortes reiterados de Internet y de una conexión más lenta de lo habitual. Sin embargo, las declaraciones de los funcionarios y las escuetas publicaciones en redes sociales no explican cuáles serían las mejoras que supondría el nuevo cable de fibra óptica. Tampoco han brindado detalles sobre los programas de trabajo pactados con Orange S. A. Las fechas de inicio de los servicios del cable son contradictorias.

¿Qué sabemos de los cables de fibra óptica en la isla? 

Casi el 99 % del tráfico total de Internet proviene de las líneas submarinas, la verdadera «columna vertebral» de las telecomunicaciones mundiales. Aunque Cuba está ubicada en una de las zonas con mayor densidad de cables submarinos de fibra óptica, presenta una situación difícil para el acceso a Internet, pues mantiene gran parte de sus conexiones a través de satélites. Lo anterior provoca que el acceso a la red de redes sea mucho más caro y lento. De ahí la trascendencia de la noticia del acuerdo con Orange.

Al revisar el mapa de cables submarinos se advierte que, en la actualidad, cuatro cables de fibra óptica tocan tierra cubana: el Arimao (que une a la isla con Martinica), ALBA-1, y otros dos que son propiedad del Gobierno estadounidense y conectan la Base Naval de Guantánamo con Florida (GTMO-1) y Puerto Rico (GTMO PR). 

Sin embargo, el ALBA-1, primer cable de fibra óptica que unió a Cuba con Venezuela y Jamaica, es el único que brinda servicios de Internet a los cubanos.

Cuba y Venezuela anunciaron en 2007 la instalación del cable submarino que, de acuerdo con su descripción técnica, permitiría multiplicar tres mil veces la velocidad de transmisión de los datos, incluidas imágenes y voz, que llegaran y salieran de Cuba.

Al frente del proyecto estuvo Telecomunicaciones Gran Caribe, una empresa mixta cubano-venezolana, propiedad de las compañías estatales de telecomunicaciones de ambos países. Los trabajos de preparación empezaron en 2009 y la instalación a lo largo de 1 630 kilómetros comenzó en enero de 2011. Un mes después tocó tierra en Santiago de Cuba, según reportes de medios oficiales.

Las autoridades de Gran Caribe declararon que el cable submarino entraría en operaciones a inicios del segundo semestre de 2011; pero no fue hasta enero de 2013 que Etecsa dijo en una nota informativa que el sistema estaba en funcionamiento desde agosto de 2012.

La nota también ahogó las esperanzas de los cubanos sobre una mejoría o un acceso más amplio a Internet dentro del país. «La puesta en operación del cable submarino no significará que automáticamente se multipliquen las posibilidades de acceso», apuntaba la empresa cubana.

En un hilo de Twitter sobre el inicio de las labores de instalación del cable Arimao, los usuarios se mostraron escépticos con el proyecto como solución a las dificultades de la conexión en Cuba.

¿Desde cuándo comenzó a gestarse el proyecto Arimao?

Un dosier de las autoridades de Martinica señala que el 15 de noviembre de 2021 la sociedad Orange S. A., representada por Carine ROMANETTI, responsable del departamento de «Estrategia, Redes y Sistemas Submarinos» de la entidad europea, registró una petición relativa al cable submarino de telecomunicaciones que uniría a Cuba con Martinica. Los permisos para la instalación y explotación se aprobaron en abril de 2022.

El informe también apunta que el proyecto, de 2 470 kilómetros de largo, «aterriza en el municipio Schoelcher, en la playa de Madiana (…) y se conecta a la red terrestre instalada en 2018 para alojar el cable de telecomunicaciones Kanawa (cable Orange), procedente de la Guayana Francesa». El importe total de las obras, anunciaba el informe, sería de 1 200 343 EUR, incluidos los impuestos.

Jean Luc Vuillemin, presidente de Redes Internacionales de Orange, mencionó durante el comienzo de las labores de despliegue del sistema en Cuba que se construyó de forma paralela una estación para albergar los servicios técnicos, acorde con las tendencias mundiales. Se trata de una de las pocas referencias técnicas sobre el cable mencionadas hasta el momento.

Las declaraciones de la directora ejecutiva de Etecsa sobre el proyecto solo aluden a la posible diversificación de la conectividad internacional y al incremento de servicios, pues cuenta con mayor capacidad que el actual enlace internacional ALBA-1. Sin embargo, aclara que será en la medida en que lo posibiliten las condiciones económicas de la isla.

Tampoco quedan claras las fechas en las que entraría en funcionamiento el cable. A propósito, el periódico Granma publicó que estará disponible en el segundo semestre del año, mientras que Cubadebate y la Televisión Nacional hablan de abril.

Las expectativas crecen con la llegada de la nueva opción para aumentar la conectividad; pero al parecer, aún tomará tiempo para que los cubanos disfruten de servicios móviles de calidad y de Internet sin problemas de cobertura. El camino no solo depende de un cable submarino.

¿Cuáles son los problemas de las conexiones de Internet en Cuba?

Algunas de las problemáticas de acceso a Internet en Cuba van más allá de las vinculadas con las conexiones vía satelital o por cable submarino. En las redes sociales, las quejas sobre la calidad y estabilidad del servicio se repiten mientras los organismos oficiales proponen soluciones a medias.

Las estadísticas refieren que más de 6.7 millones de cubanos se conectan a Internet a través de datos móviles; solo en 2022 creció en más de un millón la cifra de usuarios. El reflejo en el incremento del volumen de tráfico se traduce en el consumo promedio mensual del usuario durante el último año, que aumentó en más de 1.5 gigabytes por abonado. ¿Consecuencias? La congestión en el acceso al servicio, provocado por las insuficientes radio bases y la ausencia de nuevas tecnologías y equipos.

Con las capacidades de ALBA-1 saturadas y la conexión inalámbrica que no logró concretarse en los hogares, hoy la demanda no está satisfecha, apuntó Tania Velázquez Rodríguez, presidenta de Etecsa. También reconoció que hay cuellos de botella en la salida internacional.

Antes de que la directora ejecutiva de Etecsa ofreciera declaraciones en los medios oficiales, Ricardo Serrano, director territorial de la empresa en Santiago de Cuba, había afirmado en el canal local Tele Turquino que la mala calidad de la conexión también tenía otras causas.

En el programa Santiago Hoy, emitido el 24 de agosto de 2022, Ricardo Serrano explicó que las radiobases se ven afectadas por los cortes de electricidad, pues cuentan con un respaldo energético por batería que tiene una cobertura de trabajo de alrededor de tres horas.

No fue hasta finales de enero que Velázquez Rodríguez reconoció que solo el 25 % de las más de cinco mil radiobases instaladas cuentan con respaldo energético. Argumentó, además, que el país no adquirió la totalidad de los dispositivos debido al elevado costo de las unidades (30 mil USD).

Ricardo Serrano señaló que otra causa de las dificultades de la conexión tiene que ver con el uso de la 4G (cuarta generación) en Cuba, que presenta problemas con la transmisión de voz. «La 4G es una red para acceder a Internet, y las personas la usan para hablar; para hablar es la 2 y la 3G», especificó Serrano.

El directivo se desentiende de la tecnología VoLTE que permite realizar llamadas sobre la 4G y culpa a los usuarios de utilizarla forma indebida. Su explicación ilustra cómo hoy un teléfono inteligente que funciona en 4G hace un cambio en la red de 3G o 2G cuando se realiza o recibe una llamada.

La situación provoca dos efectos: menor calidad de audio, dificultades, y problemas en la navegación por Internet durante una llamada telefónica. En muchos casos, el dispositivo se queda conectado a la red más lenta. La recomendación popular es activar y desactivar la opción de «modo avión» para volver a conectar el móvil. Sin embargo, la estrategia no garantiza una solución efectiva en todos los casos.

Velázquez Rodríguez también brindó declaraciones sobre la reutilización del espectro de frecuencias, clave en la telefonía móvil. Se trata de los «canales» por los que viaja la señal para llegar a los smartphones y que permite realizar llamadas o conectarse a Internet.

La 2G y la 3G en Cuba utilizan la banda de 900 MHz. Mientras que las redes 4G que usan la banda de 1 800 MHz se habilitarán también por la 900 MHz.

Las definiciones técnicas apuntan a que mientras la frecuencia sea más baja (700 u 800 MHz) puede llegar a distancias más lejos sin perder intensidad y penetrar mejor en espacios cerrados. En cambio, las frecuencias más altas (2 100 o 2600 MHz) cuentan con un ancho de banda mayor, pero su alcance es más corto y frágil. Por esa razón, en el mundo se apuesta por las frecuencias bajas para las tecnologías más modernas.

Entonces, ¿cuán efectiva será una de las opciones de Etecsa para revertir la saturación en la red si esta pasa por habilitar nuevas frecuencias, como la de 2 100 MHz (mucho más alta que las utilizadas hasta el momento)? 

En el archipiélago, la 4G podría operar en la banda de 700 MHz, sumamente atractiva, porque permite gran cobertura con poca infraestructura. Pero el detalle es que esa banda se emplea para la televisión analógica y el proceso de transición parcial a la televisión digital marcha a paso lento. En solo dos provincias, Pinar del Río y Artemisa, se trabaja en la habilitación de la frecuencia de 700 MHz para la red móvil.

Cuba no cuenta con un respaldo tecnológico para soportar la demanda de conexión a Internet. El Índice Global de Speedtest, ranking global que publica una clasificación de las velocidades de banda ancha móvil y fija del planeta, ubica a la isla entre los peores países del mundo en cuanto a velocidad de conexión. En diciembre de 2022 Cuba ocupó el lugar 140 de 141 en la red móvil y el último en la red fija.

Los elevados precios de Internet móvil y los cortes deliberados ejecutados por Etecsa, como monopolio estatal, también suman obstáculos a la conexión en Cuba.

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