Haciendo el papel de idiota

Yusimí Rodriguez

HAVANA TIMES, 21 junio — El domingo pasado sacrifiqué mi clase de Yoga y otras cosas en las que pude haber empleado el día para ir a trabajar en la siembra de árboles con mi amigo y colega Erasmo. No es la primera vez que lo hago, y de vez en cuando incluso le digo “compadre, cuando vayas a sembrar o hacer algo de eso, avísame.”

Cuando regresé a casa, pasadas las ocho de la noche, una amiga un poco mayor que yo me preguntó qué habíamos sembrado. “Árboles,” le respondí. “Sí, ¿pero de qué?”  Empecé a enumerar: “Ceiba, algarrobo de la India…”  Mi amiga se alarmó:  “¿Entonces no sembraron nada de comer?  ¿Pero qué provecho le van a sacar a eso si no se puede comer ni vender?  Tú estás haciendo el papel de idiota.”

Tenía razón. Es una gran estupidez perder el domingo sembrando algo que no te vas a comer ni puedes vender, y por lo que además no te pagan.

Entonces le pregunté:  “¿qué papel es el que han estado haciendo las personas de mi país durante tantos años en trabajos “voluntarios” que los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) les orientan realizar?”

A mi amiga esta pregunta le pareció tonta. “Eso es otra cosa, una hace trabajo “voluntario” porque es lo que está establecido, para no señalarse, para no tener problemas cuando haya alguna verificación,” me dijo. Ese es el provecho. No importa a quién pueda ser útil lo que se está haciendo.

Muchas veces se trata de solo chapear lo que ya está chapeado o barrer el frente de la casa. Y por supuesto que eso es voluntario, se trata del frente de la casa de una. De todas formas, lo importante es que usted salga de su casa el día señalado para el trabajo voluntario y que las personas la vean haciendo algo.

Pero lo más triste es que después de cincuenta años viviendo dentro de un régimen supuestamente socialista, dónde supuestamente se promueve el trabajo en bien de la sociedad, y el altruismo, las personas no puedan ver más allá de su propio provecho inmediato y palpable, en dinero o especie.

Lo cierto es que no estamos acostumbrados a trabajar realmente por el bien común (al menos no por iniciativa propia), no solo de esta sociedad, sino del ser humano, simplemente.