Escasez y apagones: escenario perfecto para la delincuencia

Foto: El Toque

Ojalá sea solo una mala racha y podamos volver a la tranquilidad”, sentenció la cantante Yuliesky Pérez Placeres.

Por Glenda Boza Ibarra (El Toque)

HAVANA TIMES – La policía llegó a las 2:00 a. m. a la calle Primera del Reparto Velázquez en Las Tunas. María Manuela había hecho la denuncia desde las 11:00 a. m. del día anterior cuando descubrió que del patio de su casa le habían robado algunas herramientas y utensilios de limpieza. Los ladrones saltaron la tapia y se llevaron todo lo que encontraron, incluidos unos zapatos viejos de suela rota que ella usa para limpiar la parte trasera de su vivienda.

“No es el primer robo en la zona”, le dijo la oficial que tocó a su puerta en la madrugada tras disculparse por la demora. “Desde que empezaron los apagones en esta zona de “San José”, nos han llamado en varias ocasiones. A veces son los mismos muchachos que viven por aquí quienes roban”, recuerda Manuela María que le reveló la muchacha.

La ingeniera agrónoma asegura que, aunque no eran importantes las pertenencias robadas, decidió hacer la denuncia en la policía porque a otros vecinos también les habían robado en días anteriores: el bombillo de un portal, el cerdo de un corral, la bomba del agua, y un celular y el monitor de una computadora a través de una ventana.

En las redes sociales y los medios de prensa han trascendido noticias de robos con fuerza e incluso asesinatos para ocupar vehículos y prendas. Sin embargo, poco se ha informado sobre el aumento de los delitos de este tipo en los últimos años o la conclusión de los casos.

No hay datos, pero sí historias

Un cubano residente en España que fue brutalmente asesinado para robarle el dinero, es la tragedia más reciente vinculada al aumento de la delincuencia en Cuba.

Días antes, un hombre de 58 años de edad, que fue golpeado con los puños y con piedras por tres personas en Pinar del Río, a penas quedaba vivo tras un robo con violencia. El hecho tuvo lugar cerca de las 10:00 p. m. del 4 de diciembre en la calle Máximo Gómez.

Según una nota emitida por la emisora Radio Guamá, dos de los implicados en el ataque —jóvenes de 19 y 22 años de edad con antecedentes penales— fueron detenidos y se les ocupó “una mochila con piedras, al parecer maculadas de sangre”. La víctima, por su parte, terminó con serias lesiones en la cabeza

“Los responsables del hecho se encuentran detenidos bajo proceso investigativo”, señala el medio de prensa.

Ese mismo día, el humorista cubano Otto Ortiz acudía a las redes sociales para pedir donaciones de sangre para un joven que había sido asaltado. Con la intención de quitarle el celular, había sido herido con un arma blanca en la capitalina localidad Nuevo Vedado. El estado de salud de la víctima, de acuerdo con la información proporcionada por el comediante, era delicado.

“Se debate entre la vida y la muerte”, escribió.

El aumento de la delincuencia y la violencia durante los últimos años en Cuba se inserta en un panorama marcado por el limitado acceso de la población a recursos básicos como alimentos y medicamentos, y por una inflación que ha desencadenado el desmedido aumento de precios. Una realidad que además se vio agravada con la llegada del coronavirus.

La pandemia no solo golpeó el sistema sanitario, sino que dejó a su paso altas tasas de desocupación y precarización laboral —sobre todo, en los sectores de trabajo informal—, escasez de empleo y un aumento en las tensiones sociales.

“Los asaltos en la cuidad de Pinar del Río continúan y creo que con más fuerza. En espacios del mismo centro de la ciudad (…) y para el asombro de todos, no hay policías en las calles”, denunció en Facebook el dramaturgo Irán Capote. “Hay miedo en la población”.

Capote no es el único artista de la isla que ha hecho uso de sus redes como plataforma de denuncia ante la cada vez más evidente inseguridad de las calles. El pasado mes de noviembre, la cantante Dianelys Alfonso Cartaya, mejor conocida como La Diosa de Cuba, publicó una nota en la que anunciaba que su hijo, de 13 años, había sido víctima de un robo. Según el testimonio aportado por la madre, el asaltante le puso un cuchillo en el cuello al menor para quitarle a la fuerza el celular y el calzado que llevaba puesto.

“Ya aquí no hay paz ninguna”, sentenció.

Sin el acceso a datos aportados por órganos oficiales —el Ministerio del Interior (Minint) o la Policía Nacional Revolucionaria (PNR)—, plataformas independientes como La Hora de Cuba han iniciado la tarea de registrar las denuncias de hechos delictivos que día tras día llegan a las redes y que, en muchos casos, se tramitan sin solución en Camagüey.

De acuerdo con el medio, en noviembre la lista de crímenes excedió los reportes recibidos en meses anteriores. Los casos de asalto en los que el o los perpetradores utilizan armas para sustraer vehículos, prendas o teléfonos móviles a las víctimas parecieran repetirse a lo largo y ancho de todo el país. Incluso, muchas de las acciones llegan a producirse a plena luz del día.

“Las cifras bastan para poner en alarma a las ciudades de Cuba azotadas por esta plaga. La ciudad a oscuras por los apagones, la intensificación de la crisis económica y la pasividad de la policía impulsan a los malhechores a hacer y deshacer a sus anchas”, señaló La Hora de Cuba.

El aumento de las denuncias también coincide con una potente ola migratoria. Se sospecha que algunos de los robos tienen como objetivo hacer dinero rápido para la compra de pasajes hacia el extranjero.

El nuevo “éxodo masivo” se desarrolla en medio de una economía ampliamente debilitada y con un 194 % de inflación, que dificulta que cualquier ciudadano de a pie pueda asumir el costo de las travesías. Pasajes a países libres de visados para cubanos, como Nicaragua, pueden llegar a tener un costo aproximado de entre dos mil y tres mil dólares.

El apagón es el aliado de los ladrones

Cuando se produce un corte de electricidad, es posible que se vea aumentada la delincuencia en la zona afectada. La falta de luz puede dificultar la identificación de delincuentes y darles la oportunidad de cometer robos o ataques a personas sin ser vistos.

Además, la falta de electricidad puede afectar sistemas de seguridad y facilitar el acceso de delincuentes a edificios y propiedades.

Dos jóvenes de 16 años aprovecharon la oscuridad de un corte eléctrico para robar el televisor de 32 pulgadas ubicado en la sala de estar de la Escuela Elemental de Arte “Ernesto Lecuona” de Sancti Spíritus.

Según relató el semanario Escambray, el hecho fue esclarecido cuatro días después cuando los autores intentaron vender el equipo en su lugar de residencia y los vecinos alertaron a las autoridades.

La oscuridad también suele ser cómplice de quienes la aprovechan para robar alimentos, ya sea en patios privados donde las personas siembran plantas frutales o en fincas y cosechas.

El realizador audiovisual Carlos Melián, residente en Santiago de Cuba, contaba hace algunos meses que los ladrones suelen robarle las “manos de plátanos” que tiene en su casa sembradas. “Prácticamente siembro para los ladrones”, dijo.

Según sus publicaciones en Facebook, hace casi un año su platanal sirve de “alimento” a quienes le roban. “Su necesidad o miseria llega a tal que ni siquiera roba los racimos cuando están para comer, se los roba antes de que estén listos. Incluso se los roba antes de que estén medio listos. Compite contra mí, o acaso contra otros. Se roba plátanos flacos, sin desarrollar aún”, contaba en marzo pasado.

“¿Que se los lleve verdes sin sazonar no es en sí mismo un SOS?”, se preguntaba Carlos ante la decisión desesperada del ladrón al llevarse un racimo que estaba casi nuevo.

Reses sacrificadas ilegalmente, robo de cosechas son también algunos de los delitos que enfrentan a diario los campesinos.

“Los plátanos están raquíticos y el robo de racimos empeora la cosa, vienen los bandoleros en carretones y te comen a “pedrá” limpia. Anoche casi me matan”, contó a Invasor el productor avileño Jorge Virella Figueredo.

No es la primera vez que los campesinos se quejan de la inacción de las autoridades ante los robos que les afectan su trabajo. Sin embargo, más allá de convocar a “patrullas campesinas” para cuidar las fincas y resaltar que los dueños de reses son los responsables de robos y sacrificios, los delitos de este tipo continúan sucediendo.

¿Y los datos oficiales?

En la más reciente sesión plenaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), el Primer Ministro Manuel Marrero reconoció el aumento en los últimos meses del hurto, robo con violencia, las afectaciones en las viviendas y las sustracciones de teléfonos y motorinas “en ocasiones sometiendo a las víctimas con el empleo de la fuerza física”.

Aunque las redes sociales están llenas de estas historias y denuncias, ni Marrero —cuya intervención sobre estos asuntos en la ANPP no fue transmitida en directo— ni el Ministerio del Interior (Minint) han informado datos que ilustren con estadísticas el crecimiento de la delincuencia en 2022.

En el caso del Minint solo ha hecho alusión a aquellos hechos que se viralizan en las plataformas digitales y que terminan en la detención de los ciudadanos.

En no pocos casos ha sido la propia población quien apresa al delincuente y llama luego a las autoridades. En otros, los vecinos encuentran y auxilian a las quienes sufrieron algún robo con violencia. En los peores casos, también es el propio pueblo quien halla el cadáver de las víctimas de algunos de estos delitos.

Sobre los robos de carteras, billeteras y celulares en las guaguas —que también han aumentado en los últimos meses—, algunas personas han incluso culpado a las víctimas por “haber regalado” sus pertenencias.

Recientemente, Radio Guamá dio a conocer en una nota informativa que en noviembre de 2022 ocurrieron en Pinar del Río siete hechos de robo con violencia o intimidación a las personas, y hasta el seis de diciembre habían ocurrido otros dos. “Los bienes más sustraídos han sido los celulares”, informaron.

La nota reconocía que “a partir del agravamiento de la situación electroenergética” se ha “reforzado permanentemente la vigilancia en los lugares más complejos y de afluencia de público de nuestra ciudad, a partir de recorridos y presencia física en estas áreas”.

Aunque la información hace énfasis en aquellos que usan los hechos para “denigrar la Revolución y crear estado de pánico”, los comentarios confirman que existe una sensación de inseguridad entre la población.

“Lo único bueno que nos iba quedando en este país era poder estar tranquilos de que nuestros hijos no serían agredidos en las calles o los parques. Ahora incluso eso se nos está acabando. Ojalá sea solo una mala racha y podamos volver a la tranquilidad”, sentenció la cantante Yuliesky Pérez Placeres.

Lea más desde Cuba aquí en Havana Times

One thought on “Escasez y apagones: escenario perfecto para la delincuencia

  • Una cosa lleva a la otra, a más robos más caro venderán los campesinos sus cosechas, porque están pagándole a vigilantes nocturnos, por parejas, porque nadie quiere hacer guardias en solitario. El estado siempre ha promovido el robo, en los centros de trabajo todo el mundo se lleva lo que puede, eso es así desde hace mucho. Una anécdota que me contó el padre de un amigo. Antes del 59 trabajaba en un taller donde estaban todas las herramientas a disposición de los trabajadores, en los 60 empezaron a desaparecerse y entonces crearon un puesto de trabajo, el pañolero, que se encargaba de registrar las herramientas que le entregaba a cada trabajador y de recogerlas al final de la jornada. Lo curioso es que siguieron perdiéndose.

Comentarios cerrados.