Cuba requiere políticas culturales inclusivas

Redacción IPS Cuba

Isabel Moya, directora de la revista Mujeres.

HAVANA TIMES, 9 sep. — Las mujeres, infancia, juventud, la tercera edad, afrodescendientes y culturas urbanas como Rastafari, hip hop, el rock, entre otras, tienen necesidades que suelen excluirse en las políticas culturales de instituciones públicas y gubernamentales de Cuba, concluyeron especialistas y el público asistente a un espacio de debate.

“Hace falta mucho debate para articular y asumir políticas inclusivas”, dijo la periodista Isabel Moya, en el último Mirar desde la sospecha, un encuentro sobre género y cultura que sesiona los segundos jueves de cada mes en la sede capitalina de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).

Para la directora de la revista Mujeres, no existen objetivos ni propósitos claros en la mayoría de las instituciones cubanas para asumir un enfoque inclusivo, en especial el de género. A veces se prohíben abordajes de la imagen femenina cuestionadores del patriarcado porque se desconoce esta perspectiva reivindicadora de las mujeres como sujetos de su sociedad, detalló.

A su juicio, se debe trabajar desde todos los espacios, tanto institucionales como ciudadanos, para representar y satisfacer las necesidades disímiles de la población cubana. No obstante, opinó que sí se están llevando a cabo algunas acciones pero no las suficientes.

Como ejemplo, la estudiosa de género citó una reciente actividad con música reggae por el lanzamiento del libro “La cultura Rastafari en Cuba” (2011) y las metas culturales del plan de acción de Cuba para seguir los acuerdos de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, celebrada por la Organización de las Naciones Unidas en Beijing en1995.

Por su parte, el investigador Lázaro Israel Rodríguez explicó que este asunto público implica la gestión y consenso de los diferentes grupos sociales para lograr que todos tengan oportunidades y acceso dentro de las políticas culturales.

Las llamadas políticas culturales, que son normas y estrategias para socializar la cultura, tradicionalmente son encauzadas por instituciones públicas o gubernamentales, pero cada vez más la ciudadanía cobra protagonismo en ellas, sobre todo en los movimientos sociales de América Latina, apuntó este profesional del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello.

Estas cuestiones tributan a un pleno ejercicio de los derechos humanos y la equidad, abundó. Para él, el gran desafío pasa por cómo construir un modelo participativo de política cultural y verdaderamente inclusivo. Entre los grupos o sectores tradicionalmente excluidos estarían las mujeres, la juventud, la población negra, las personas mayores, entre otros.

En el caso de Cuba, el también comunicador social insistió en la necesidad de definir las funciones que desempeñan las diversas instituciones culturales y políticas, la ciudadanía, las agencias de cooperación internacional, el sector independiente, entre otras. Añadió que se debe construir un “modelo de concertación donde se busquen metas de país”.

A su vez, la realizadora Belkis Vega recordó la presencia femenina en la producción cinematográfica y audiovisual en instituciones como las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Instituto Cubano de Radio y Televisión.

Sin embargo, sugirió que el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica debe facilitar el acceso a las mujeres a roles como el de directoras de largometrajes, ya que solo dos, Sara Gómez y Rebeca Chávez, lo han hecho en los poco más de 50 años de historia de la entidad reguladora de la producción de cine en el país.

Por su parte, la actriz Eva González, asidua asistente a Mirar desde la sospecha, señaló la evolución de este espacio de debate, iniciado este año, al hablar esta vez no solo de género sino de inclusión en general, enfoque que analiza todas las formas de discriminación hacia el ser humano.

Este encuentro está organizado por la académica Danae C. Diéguez y las periodistas Lirians Gordillo y Helen Hernández, y cuenta con el apoyo de la Uneac, el no gubernamental Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.