Cuba invocó a los santos en Clásico de Béisbol

Por Ronal Quiñones

HAVANA TIMES – Nadie lo hubiera pensado luego de que el equipo Cuba perdiera sus dos primeros partidos en el Clásico Mundial de béisbol, pero increíblemente terminaron pasando como primeros a la segunda fase, y de esa manera cumplieron el objetivo que llevaban cuando salieron de La Habana.

Recordemos que se trataba de un equipo histórico, porque por primera vez integraron la escuadra peloteros que no se desempeñan en la Liga doméstica, y tampoco están en contrato con la Federación Cubana de la disciplina.

A todas luces, la inclusión de esos peloteros fortaleció la nómina, pero sobre el terreno no se notó porque llegaron desajustados, a causa seguramente de la diferencia de hora.

Fueron esos dos choques iniciales más de lo mismo en la pelota cubana de la última década en la arena internacional: buen pitcheo y bateo anémico.

No eran buenos los augurios cuando se integró el plantel, ni cuando se iniciaron los entrenamientos, pues se filtraron algunos videos de jugadores que se referían a la concentración en suelo asiático como una especie de cárcel, en la que se sentían vigilados.

Los comentarios en redes sociales estallaron al momento y quizás provocaron una relajación en la libertad de movimientos de los que ya estaban por allá, básicamente los que juegan normalmente en Cuba o están contratados “legalmente”.

No sé realmente si el reclamo popular fue lo que provocó el cambio, pero lo cierto es que si los incorporados a última hora se encuentran con ese régimen, hubiera ocurrido un verdadero estallido, pues no lo dirían en voz baja como los que lo hicieron, sino a todo volumen.

Entrando en materia beisbolera, Luis Robert Jr. y Yoan Moncada, los estandartes de la nómina, llegaron fuera de forma y les costó arrancar. Ellos, junto a Yoennis Céspedes y Lorenzo Quintana conformaban el núcleo fuerte de los “importados”, y como tal se les dieron los turnos al bate de mayor responsabilidad.

Sin embargo, luego de esos dos primeros desafíos, en los cuales Cuba anotó solamente cinco carreras, eran los que más hombres habían dejado en las almohadillas (13 de los 20 que entraron en circulación, por solo mencionar el choque ante Italia).

Además, a Céspedes se le cayó un fly que era out y provocó carrera, y Quintana era un colador detrás del plato, a veces hasta descoordinado con el lanzador de turno, y sin atrapar una mosca en las bases.

Por esa razón ambos fueron llevados a la banca, y a partir de ahí empezaron las cosas a funcionar, conjugados con otros movimientos como el cambio de turno de Yadir Dreke, que estuvo desbordado en lo adelante.

Quizás la mayor adaptación al cambio horario fue lo que provocó que quienes más se destacaran por el conjunto antillano fueran los de siempre: Dreke, Alfredo Despaigne, Yadil Mujica y Erisbel Arruebarruena.

Luis Robert Jr.y Moncada se sumaron posteriormente al buen momento, y Cuba cerró con palizas a costa de Panamá y Taipei de China.

Sin embargo, eso no hubiera sido suficiente si no se da una sucesión de resultados bien raros que dejaron al final a todos los miembros de este grupo A con dos victorias y dos reveses.

Clave para los caribeños fue que, tras caer ante Cuba, Panamá derrotó a Italia, y ahí empezaron a verse los cielos abiertos porque los panameños habían cedido por amplio carreraje.

El sistema de desempate priorizaba al que menos carreras permitiera, y gracias al buen desempeño de casi todos los serpentineros cubanos llegó a la fecha final con el segundo mejor coeficiente (apenas 14 anotaciones en contra), solamente por detrás de Países Bajos (12).

Países Bajos, que se había impuesto a Cuba por diferencia de dos carreras, estaba obligado a vencer a los italianos el último día o perder de manera cerrada para al menos avanzar como segundo.

Ni una cosa ni la otra, porque marcaron solo una vez y los bambinos siete, gracias a un rally que puso a saltar a los fanáticos cubanos porque por obra y gracia del espíritu santo eso no solo les daba el pase a la segunda ronda, sino que además los dejaba como líderes, lo cual implicaba evitar en el cruce de vida o muerte al super favorito Japón.

Ahora Cuba jugará el miércoles contra la sorprendente Australia.

Los cuatro abridores cubanos: Yariel Rodríguez, José Ramón Rodríguez, Roennis Elías y Elián Leyva lo hicieron muy bien, y solamente falló el relevo los dos primeros días, cuando fueron bateados Carlos Juan Viera y Onelkis García, pero ambos tomaron desquite en sus siguientes salidas.

Gracias a todos ellos no fueron muchas las carreras aceptadas en general, y Cuba avanzó con el mejor coeficiente a la siguiente instancia, donde además, por otro golpe de suerte, evitarán a Surcorea, quel tenía todas las papeletas para escoltar a los japoneses.

Los surcoreanos perdieron de manera sorpresiva contra Australia y eso los condenó a la eliminación, porque a diferencia de la otra llave, en la B los otros dos planteles estaban prácticamente para rellenar la lista de participantes: República Checa y China, y como tal perdieron contra los otros tres.

Fue un regalo del destino, pero igual para Cuba llegar allí ya era misión cumplida. Ahora lo tienen todo de cara para incluso colarse en la fase final en Estados Unidos, donde ni siquiera los más optimistas los venían si el cruce era contra uno de los colosos asiáticos.

Como siempre se dice, la pelota es redonda y viene en cajas cuadradas. Si esto se ha conseguido con un ripio de lo que pudiera haber sido un verdadero equipo unificado, imagínense lo que se puede lograr si de verdad son incluidos todos los estelares que se desempeñan en las Grandes Ligas.

Ya suceda lo que suceda para el elenco cubano es una gran actuación, y cuidado, porque ahora con inspiración y sin presión son capaces de todo, y hasta vencer en semifinales probablemente al ganador del grupo donde están Venezuela y República Dominicana.

La brujería parece que funciona, así que nada me asombraría, para decirlo jocosamente.

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