Clásico Mundial: Cuba contra EE.UU., más morbo imposible

Foto: mlb.com

Por Ronal Quiñones

HAVANA TIMES – Estados Unidos derrotó en la noche del sábado a Venezuela 9-7, gracias a un jonrón con las bases llenas en el octavo entrada, y será el rival de Cuba este domingo en la primera semifinal del Clásico Mundial de Béisbol 2023.

Los estadounidenses vienen con la adrenalina que supone ese triunfo, que les permite mantener vivas sus aspiraciones de retener la corona alcanzada en 2017 (recordemos que la versión de 2021 no se celebró por la pandemia de Covid-19).

El choque contra los cubanos tendrá muchísimo morbo, por todo el trasfondo político que entraña cualquier cosa entre estas dos naciones enfrentadas desde hace más de medio siglo, y del cual el deporte nunca ha podido escapar.

El juego esta pactada para las 7:00 PM ET (igual del tiempo en Cuba).  En Estados Unidos se puede ver en vivo en Fox Sports y en Cuba posiblemente en TV Rebelde.

Realmente es sobre todo desde la mayor de las Antillas que se distorsiona casi todo, porque desde pequeños a los deportistas cubanos se les inculca que se puede perder con cualquiera, menos con el vecino del norte. Las nuevas generaciones cada vez se alejan más de este sesgo, pero nadie dude que este domingo lo que sobrarán serán consignas en todo el archipiélago.

Si ese ambiente penetra en el vestuario pudiera ser fatal, pues hasta el momento el equipo caribeño jugó de manera muy alegre (gracias a los peloteros importados, que no ven los choques como si les fuera la vida en ello), y si se cambia esa mentalidad las consecuencias pudieran escapar del plano meramente deportivo, porque podría producirse un cisma y borrar de un plumazo el atisbo de equipo unificado que se quiso vender ahora.

Todas las instituciones políticas, desde el presidente hasta el Ministerio de Relaciones Exteriores, pasando por todos los ministerios, se han tomado muy en serio la actuación del plantel, que superó todas las expectativas, pero eso pudiera empañarse si el revés es contra Estados Unidos.

De dientes para afuera dirán que es un rival como otro cualquiera, pero que no se engañe nadie, la derrota dolería más que ninguna, y la victoria se disfrutaría más que ninguna. Me atrevería a decir que no importa el mañana, y aunque no se levante el título, eliminar a los anfitriones alcanzaría dimensiones de hazaña y se maximizaría en todos los medios oficialistas hasta la saciedad.

Si en 2006 se festejó un segundo puesto, con toda la lógica por la enorme importancia del evento, esta vez el jolgorio duraría todo el mes, nadie lo dude.

Con la Serie Nacional prevista a iniciarse a finales de marzo, los integrantes de la plantilla serán homenajeados en todos los estadios si se da el añorado triunfo contra los norteamericanos, y solo en el acto inaugural si no es así. Vivir para ver.

Pero entrando en el ámbito exclusivamente deportivo, son dos seleccionados que nunca se vieron las caras a pesar de ser fundadores de los Clásicos.

Cuba solamente avanzó a instancias decisivas en la primera edición, y en las fases preliminares siempre jugó en Japón salvo en esa de 2006, mientras que Estados Unidos, como es lógico, no ha salido de su territorio nacional.

EE.UU. es el favorito, pero en un juego pierde cualquiera

Antes del inicio del certamen nadie apostaba fuerte por los caribeños, pero sí por sus rivales de turno, aun cuando la nómina presentada está bastante por debajo de lo que pudo ser. El área de los lanzadores, específicamente, tiene demasiadas ausencias notables.

Amén de esa situación, Estados Unidos sigue siendo favorito, pero en este veleidoso deporte un juego lo pierde cualquiera.

De acuerdo con las estadísticas colectivas de bateo, Cuba terminó octavo en carreras anotadas (29), cuarto en bateo (.311) y OBP (.394), noveno en slugging (.431) y séptimo en OPS (.825).

En pitcheo, el combinado caribeño ocupó la cuarta casilla en Promedio de Carreras Limpias (3.20) y ponches propinados (49), fue el segundo que menos jonrones recibió (solo dos), quinto en corredores embasados por entrada (1.18) y average rival (.217), y octavo en ponches y boletos por juego completo (9.60 y 3.40).

No obstante, fue el equipo al que más elevados le conectaron, solo 0.71 roletazos por cada conexión que fue a los jardines, y este aspecto se hace mucho más peligroso contra una tanda que suele hacer el swing buscando cercas.

A lo largo del torneo, Paul Goldschmidt, Kyle Tucker, Tim Anderson y Mike Trout fueron los mejores bateadores del elenco de las barras y las estrellas, mientras que Yoan Moncada, Yadir Dreke, Alfredo Despaigne y Yadil Mujica sobresalieron por los antillanos.

Si algo beneficia claramente a Cuba son las restricciones impuestas a los peloteros de MLB, especialmente los lanzadores, ya que probablemente ninguno de los que trabajó este sábado podría hacerlo el domingo.

Estamos hablando en este caso de serpentineros importantes en la nómina como Lance Lynn, Adam Ottavino, Daniel Bard, Josh Adam, David Bednar y Devin Williams. El cerrador Ryan Pressly sí es posible que actúe en dos juegos consecutivos, pero al resto sus respectivos clubes en teoría no se lo permiten, y lo digo porque quizás hagan una excepción al tratarse de tantos elementos.

Además, el abridor difícilmente sobrepasará los 60 envíos, y todo eso juega en favor de los cubanos, que exprimirán si hace falta a cualquier pitcher hasta el límite de 80 lanzamientos y tienen disponible a todo el staff.

Si en realidad se cumplen estas limitantes crecen notablemente las opciones para Cuba, porque sus rivales han bateado mucho en sus últimos juegos, pero su pitcheo también ha permitido bastantes carreras, y en este toma y daca me parece que salen mejor parados los caribeños.

En cualquier caso estamos hablando de acontecimientos impredecibles, pero los antillanos se aferran a que México lo logró en la etapa preliminar, y si pasó una vez, puede pasar dos.

Acomódese en su asiento, que aquí no solo hay morbo (potenciado porque el desafío se jugará nada menos que en Miami, la sede histórica del anticastrismo), sino mucha tela.

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