El destierro de presos políticos
HAVANA TIMES – Cabía esperar que el régimen desterrara de Nicaragua a las personas presas políticas, después o al mismo tiempo que las despojara de su condición de nicaragüenses. Eso mismo —despojarlas de su nacionalidad—, fue lo que hizo el régimen en 2021 con la presidenta del partido opositor democrático Ciudadanos por la Libertad, señora Kitty Monterrey.
También era de esperarse que el régimen orteguista deportara a los presos políticos precisamente a Estados Unidos (EE. UU.). Esa drástica medida la anunció Daniel Ortega el 7 de noviembre de 2021, el mismo día que su Consejo Supremo Electoral lo proclamó ganador de las “elecciones” para ejercer su cuarto período presidencial consecutivo, el quinto de su carrera política.
“Esos que están presos allí —vociferó Ortega en aquella ocasión—, son unos hijos de perra de los imperialistas yanquis. Se los deberían llevar para allá, para los Estados Unidos, porque esos no son nicaragüenses, dejaron de ser nicaragüenses hace rato, no tienen patria”. De manera que, como dice el dicho popular, “al entendido por señas”, solo era cuestión de que llegara el momento y se presentara la oportunidad para que Ortega ejecutara su sentencia.
Cabe señalar que los presos políticos no han sido liberados exactamente, solo sacados de la cárcel y enviados al destierro. Una persona no puede ser verdaderamente libre si es despojada de su nacionalidad, del derecho de vivir en la tierra donde nació y en su propia patria, alguien a quien por medio de la fuerza se le convierte en apátrida.
Sin embargo, en la práctica es mejor para ellos y sus familiares que los hayan enviado a EE. UU. en vez de que siguieran encerrados en prisión, en condiciones ofensivas a la dignidad humana. Incluso para quienes estaban con casa por cárcel, es preferible el destierro que seguir en esa precaria y angustiosa condición.
Lo que debemos lamentar es que monseñor Rolando Álvarez y algunos otros presos políticos no fueron sacados de la cárcel y enviados al destierro, que, repetimos, en todo caso es mejor que estar en prisión.
Además, los hasta ayer presos políticos podrán recuperar su digna condición de nicaragüenses y sus derechos ciudadanos cuando regrese la democracia a Nicaragua, lo cual es inevitable. Puede tardar algún tiempo, más o menos, pero en algún momento tendrá que llegar. La muerte civil que les han impuesto a esas hermanas y hermanos nicaragüenses no puede ser perpetua porque el régimen actual no será eterno, como no lo ha sido ningún otro a lo largo de la historia.
Ahora se está especulando acerca de lo que daría el Gobierno estadounidense al régimen de Nicaragua para que sacara de la cárcel a los presos políticos y los enviara a EE. UU. Pero por ahora solo ellos lo pueden saber. Lo real, concreto e importante es que los presos políticos han salido de la cárcel y, aunque quedan algunos en prisión, se abre o se podría abrir una nueva situación política en Nicaragua.
El embajador estadounidense en Managua. Kevin Sullivan, declaró que la decisión del gobierno nicaragüense sobre los presos políticos ha sido unilateral, o sea que no ha habido ningún acuerdo de por medio con EE. UU. Sin embargo, el propio secretario de Estado, Antony Blinken, dijo en un comunicado oficial que “esta decisión del Gobierno de Nicaragua marca un paso constructivo para abordar los abusos contra los derechos humanos en el país y abre la puerta a más diálogo entre Estados Unidos y Nicaragua sobre temas que preocupan”.
Ojalá que así sea. Por el bien de Nicaragua y en particular de los nicaragüenses.