Cube tiene nuevos precios, igual crisis
Por Francisco Acevedo
HAVANA TIMES – Esta semana se pusieron en vigor nuevos precios para el combustible en Cuba, una medida que ya se sabía que venía, pero según las autoridades cubanas se aplazó porque hubo problemas con la plataforma informática de comercialización, un “incidente de ciberseguridad”, según dijeron. Así que de alguna manera los cubanos tienen que agradecer a los anónimos hackers que saquearon el sistema, haber vivido un par de meses más sin que le volvieran a multar los productos y la electricidad.
Es el acompañamiento a las medidas arancelarias, cambiarias e impositivas anunciadas en diciembre de 2023 como un freno a la inflación, pero que por lo general tienen un efecto contrario.
Actualmente las Medianas y Pequeñas Empresas (Mipymes) son uno de los actores económicos fundamentales del país, y este tipo de disposiciones impactan negativamente en su gestión y por ende se sienten en el eslabón final de la cadena, que es el cubano de a pie, pues los precios de los productos subirán aún más.
Hasta el momento solo hemos visto la dolarización de la economía cubana y una mayor devaluación del peso cubano, cuyos efectos son más agresivos sobre los sectores con menos ingresos y que no cuentan con remesas del exterior, un grupo importante de la ciudadanía.
Por una parte se reduce a la mitad para todos los actores económicos el pago de aranceles por las importaciones de materias primas y bienes intermedios, en especial los dirigidos a la producción agropecuaria y otros alimentos, pero por otro se eliminan las exenciones de impuestos a los no estatales, de cero meses hasta un año, en ocasión de su constitución, lo cual desestimula la creación de nuevas Mipymes. No olvidar que se dan ocho años de exención fiscal a las empresas extranjeras, así que la disparidad es evidente.
Si a esto añadimos que se pretende extender la aplicación del impuesto sobre las ventas a la totalidad de las operaciones que realizan estas entidades, vemos que se les afectan las utilidades, y eso siempre termina en lo mismo: aumento de precios en sus productos.
Estas empresas tenían un arancel por el que cobraban 1 USD a 24 CUP y ahora lo cobran a 120 CUP, por lo que hay un aumento de cinco veces, un 500 por ciento del costo del arancel.
Las mipymes en estos momentos tienen que pagar en salarios el 14 por ciento de sus ingresos, pero ahora esa cifra aumentará al 34 por ciento del ingreso del trabajador, además de la seguridad social y el impuesto sobre la fuerza de trabajo. O sea, que para pagarle a una persona hay que abonar un impuesto de 44 CUP por cada 100, aproximadamente.
Lo que parece una verdad de Perogrullo, que es aumentar la oferta para disminuir la brecha en la demanda, reducir la inflación y los precios, el Gobierno de nuestro entrañable Miguel Díaz-Canel no lo ve igual.
En realidad, se necesitan más actores económicos, y que los casi 10 000 existentes puedan subsistir, consolidarse y crecer, pero si tienen que pagar más por consumo eléctrico, por ejemplo, tendrían pérdidas. El pollo que consume hace meses la población es gracias a esos privados, pero eso necesita refrigeración.
Además de estas medidas generales, cuando un litro de gasolina cuesta un dólar (alrededor de 300 pesos cubanos en el mercado informal) se altera toda la cadena productiva, además de impactar en lo social, porque el transporte público también se eleva.
Ya si un taxista particular cobra 100 CUP por un tramo, cuando saque su cuenta tendrá que doblar el precio, y lo mismo ocurrirá con los que dan viajes interprovinciales. Según se anunció en la Mesa Redonda, a los transportistas asociados con el Estado no se les subirán los precios, por lo que deducen que así no se subirán los precios de los viajes a la población, pero en realidad esto fomenta el mercado negro, porque para el asociado es mucho más fácil comprar el combustible subsidiado y vendérselo a un particular, y ganará más que si le dedica horas y horas a manejar.
Precios de mercado internacional con salarios de 100 veces menos
Si hacemos caso a lo que nos cuentan en el Noticiero Nacional de Televisión, son los precios del mercado internacional, pero no sacan la cuenta de los ingresos, que son bien diferentes.
Si usted gana dos mil dólares al mes, pagar un dólar por un litro representa un por ciento mucho más bajo que para quien cobra 20 (el promedio salarial de Cuba).
Una vez más la matemática no cuadra con las directivas del Partido Comunista de Cuba (PCC) y la Revolución, que ya tiene al Ministerio del Interior (MININT), las Fuerzas Armadas (FAR) y la Seguridad del Estado trabajando para vigilar quién sube los precios, cuando son ellos los que provocan el desbalance.
Al transportista particular no le da negocio hacer lo que hace si constantemente le elevan los costos, y lo mismo va para las Mipymes y todo tipo de actor económico, porque el combustible interviene en todas las esferas. Las autoridades insisten en que no se pueden permitir los “abusos” a la población, pero ¿quién le pone el cascabel al gato?
Para el señor Manuel Marrero es inconcebible que el particular suba el precio del pasaje porque el transporte público no lo hará, pero es que hace décadas la vía estatal es insuficiente para satisfacer la demanda de movimiento, y cuando tienes que estar horas esperando por una guagua no puedes pensar que quien sí te puede llevar te cobre como si la gasolina le fuera barata.
“Queremos que haya más privados asociados con el Estado para ayudarlos, pero cuando podamos, porque nuestras guaguas están paradas”, dijo el vicepresidente. ¿Entonces?
Díaz-Canel va en la misma medida contra los precios “especulativos” y recordó que a esos que los aplican no se les cobra la salud ni la educación.
Ellos quieren echar la batalla, como dicen, pero si son los primeros que aprietan, no pueden esperar que los demás de ahí para abajo no hagan lo mismo. En fin, que una vez más tendremos nuevos precios, pero igual crisis.
Sin lugar a dudas… la inflación desmedida seguirá golpeando el estómago de los necesitados. No entender q en Cuba existe una crisis por el lado de la oferta y no de la demanda es vivir ajeno a los problemas estructurales de la economía cubana.