Maduro a un paso de reeligirse el domingo

El heredero de Chávez que busca marca socialista propia

Por Néstor Rojas Mavares (dpa)

Después de prohibir la candidatura de los candidatos fuertes de la oposición, Nicolás Maduro se considera de antemano el ganador de las elecciones del domingo 20 de mayo para mantenerse en el poder por lo menos hasta el año 2025.

HAVANA TIMES – El mensaje oficial lo presenta como “conductor de victorias” y la oposición lo llama “dictador”. Él, en cambio, se dice “protector del pueblo” en una Venezuela azotada por una severa crisis con hiperinflación y contracción económica.

El presidente Nicolás Maduro, quien culminará su mandato en enero de 2019, no solo retuvo el poder ante las dudas, protestas y conspiraciones, sino que buscará una reelección para el mandato 2019-2025 en los comicios del domingo, en un carril despejado de oponentes de verdadero peso.

En el poder, pasó los últimos años eludiendo toda responsabilidad en la crisis, enfrentando con duras arengas a la oposición y al “imperialismo” estadounidense, acusándolos de promover complots para derrocarlo, y maniobrando para anular a la Asamblea Nacional (Congreso), que desde 2016 está en manos de una mayoría opositora.

Durante su campaña por la reelección, se declaró ya un presidente “maduro” y capacitado para enfrentar el reto que significará un eventual nuevo mandato con conflicto en el horizonte, ante unas elecciones que son consideradas ilegítimas y que podrían dar lugar a su desconocimiento como presidente.

“Ya no soy un presidente novato. Si votan por mí, los llevaré a la prosperidad económica”, repitió Maduro, pidiendo además un triunfo con 10 millones de votos, de un padrón electoral de 20,5 millones, algo que el propio Hugo Chávez nunca logró en tres reelecciones.

Maduro sugirió además que su candidatura es sobrenatural: “Aquí me puso Dios para cumplir una misión: proteger al pueblo”.

En los últimos años, en más de una ocasión prometió que se dedicaría a enfrentar los problemas económicos, agudizados por el prolongado desabastecimiento de bienes de consumo masivo.

Maduro gobernó fiel al estilo de Chávez, imponiendo sus líneas en privado, mientras en público repetía las palabras diálogo y paz.

Los retos opositores más relevantes con protestas en 2014, que dejaron 43 muertos, y en 2017, con más de 120 víctimas mortales, los derrotó acompañado de la mano dura de la Fuerza Armada.

Los cuatro meses de manifestaciones del año pasado los terminó con un llamado a la elección de la Asamblea Constituyente, que se instaló asumiendo poderes plenipotenciarios, tras unos controversiales comicios en los que no participó la oposición.

Asimismo, los conflictos internos del oficialismo los contuvo a su manera: En el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) apagó una posible revuelta por su candidatura creando el movimiento Somos Venezuela, de inspiración propia.

En 2017, Maduro sacó del camino a potenciales rivales en el chavismo:

a la fiscal Luisa Ortega Díaz, a quien acusó de corrupta, al igual que al ex ministro del Interior Miguel Rodríguez. También al ex ministro de Petróleo Rafael Ramírez, removido como embajador en la ONU.

De 55 años, hombre alto, fornido, de bigotes e incompleta formación académica, Maduro pasó en un salto en menos de 20 años de ser chofer de autobús a la presidencia del país petrolero, tras la muerte en 2013 de Chávez, su mentor político.

El ex miembro de la Asamblea Constituyente que en 1999 redactó la Carta Magna vigente y ex diputado de la Asamblea Nacional (Congreso) fue canciller entre 2006 y 2013. Durante la agonía de Chávez pasó de la Cancillería a la vicepresidencia y luego una estrecha victoria electoral el abril de 2013 sobre el opositor Henrique Capriles lo instaló en el poder político.

A una sostenida campaña opositora de que es colombiano por nacimiento, Maduro replicó que nació en Caracas, pero se ha negado a hacer público su certificado de nacimiento.

Recogió la herencia política de Chávez. Maduro se autodefine como “hijo” y un “apóstol” de Chávez que materializa el sueño socialista de un obrero encumbrado a las alturas del poder en el país productor de petróleo del mundo.

El ex líder sindical llegó a escalar hasta lo más alto del poder en Venezuela, tras recibir el aval de Chávez como su favorito para continuar su revolución socialista. Alega que Chávez lo preparó para el reto de gobernar el país.

Maduro apenas completó la educación media. Fue representante sindical en el Metro de Caracas y luego elegido diputado por el oficialismo hasta ascender a la presidencia de la Asamblea Nacional.

 

Saltó al escenario político en 1992 cuando como líder sindical pidió en las calles la liberación de Chávez, entonces encarcelado por haber dirigido el intento golpista del 4 de febrero contra el presidente Carlos Andrés Pérez.

 

Antes, a mediados de los ochenta, militó en la organización izquierdista Liga Socialista, que lo preparó como dirigente y gestionó llevarlo a Cuba para que realizar un curso de cuadros sindicales.

 

Tiene dos hijos y dos nietas y su compañera Cilia, de 61 años, también fue presidenta de la Asamblea Nacional.