Cubano Aroldis Chapman, rey de los ponches en béisbol de EEUU

Por Jorge Álvarez

Aroldis Chapman cuando lanzó para el equipo Cuba en el Clásico del 2009.

HAVANA TIMES (dpa) — Cuando ha transcurrido la mitad del torneo, el lanzador cubano Aroldis Chapman, de Cincinnati, es hoy el rey de los ponches en las Grandes Ligas norteamericanas de béisbol.

Chapman, de 24 años y en su segundo año en las Mayores, tiene 80 ponches en 42,2 entradas lanzadas, con un promedio de 1,90, superior a los líderes absolutos en estrucaos.

El venezolano Félix Hernández, de Seattle, encabeza el apartado de ponches con 140 en 132,2 capítulos, para media de 1,06, en tanto Justin Verlander (Detroit) con 136 retirados por la vía de los strikes en 140,2 innings, tiene promedio de 0,97.

El joven Stephen Strasburg (Washington) es otro de los que acumula más de un ponche por cada entrada completa en el montículo.
Strasburg, quien regresó al box este año después de una compleja operación en su brazo derecho, promedia 1,01 (105 entradas y 135 estrucaos).

Chapman en su función de relevista tiene 14 juegos salvados y promedio de efectividad de 1,69. Los bateadores rivales le conectan para 122 y posee el mejor promedio WHIP (boletos otorgados más indiscutibles permitidos entre entradas lanzadas) con 0,73.

Otros pitchers con medias sobresalientes en WHIP son el lanzador de Washington Giovani González, descendiente de cubanos y nacido en Miami; Justin Verlander (Detroit) y Matt Cain (San Francisco), con estadísticas de 0,93, 0,95 y 0,96, respectivamente.

Elegido al All-Star Game de 2012, Chapman acumula 4-4 en victorias y derrotas, y 1,69 en efectividad en 30 partidos, todos en rol de “apagafuegos”.

El pasado año Chapman hizo el lanzamiento más rápido en la historia de las Mayores, cuando la pistola-radar reflejó 105 millas
(168 kilómetros/hora) en desafío frente a los Padres de San Diego en septiembre.

En el propio choque logró otros tres envíos de 104 millas (166,4 kms) y los restantes 21 alcanzaron o sobrepasaron las 100 millas (162 kms), en una actuación única en el béisbol estadounidense.

“Había visto 100 (millas) antes y también 101, pero nunca con una consistencia como esa”, dijo Tony Gwynn, uno de los bateadores que Chapman ponchó con las dos inusuales cifras.

“Lo mejor que puedes hacer es solamente disminuir la velocidad del swing, porque de lo contrario nunca impactarás la bola con el bate”, añadió Gwynn. “Tiene un brazo muy poderoso”.

Reconocido por la rapidez de sus envíos, muchos especialistas pusieron en duda las cifras que reportaban los radares cuando Chapman se encontraba en las Menores.

Insistían en que se trataba de exageraciones mediáticas e intentos mercantilistas para llevar más fanáticos a los estadios y obtener mayor respaldo de las firmas patrocinadoras.

Pero desde que ingresó al Cincinatti el brazo de Chapman no ha ofrecido dudas que se trata de un verdadero lanzador extraclase, de un deportista de los que surgen en contadas ocasiones.

“Es la legítima (bola rápida) número 1”, dijo el manager de los Padres Bud Black. “Mirando los récords debo decir que es la velocidad más rápida que yo haya visto jamás”.

La exclusiva lista de “fast pitcher” la encabeza hasta ahora en forma “oficial” el relevista estadounidense José Sumaya, de los Tigres de Detroit, quien cronometró 104,8 millas/hora (167,68 kms) el 10 de octubre de 2006, según el sitio digital “baseball-almanac.com”, considerado una enciclopedia en temas relacionados con la disciplina.

La propia página señala a Mark Wohlers en la segunda posición con 103 millas (164,8 kilómetros), en un encuentro de pretemporada efectuado en 1995, aunque se trata de mediciones posteriores a 1935 cuando se introdujeron las primeras pistolas de RADAR (Radio Detection And Ranking).

Sin embargo, el libro Guinness de récords mundiales recoge en sus páginas a Nolan “El Expreso” Ryan como el lanzador más veloz de la historia con un envío de 100,9 millas (162,3 kph), logrado el 20 de agosto de 1974 en el estadio de Anaheim, en California.

Chapman tuvo 14-4 con 130 ponches en 118,1 entradas en el campeonato de Cuba en 2008-2009. Más tarde integró el plantel cubano al segundo Clásico Mundial, en el que Japón conquistó el título por segunda ocasión consecutiva.

El 12 de julio del propio año Chapman abandonó el hotel en que se encontraba con la selección de Cuba, horas antes de lanzar frente al equipo de Taiwán, en un torneo internacional en la ciudad de Rótterdam, Holanda.

Después estableció residencia en el Principado de Andorra, donde recibió autorización como “agente libre” para ingresar al béisbol de Estados Unidos.

Cincinnati le extendió a Chapman un contrato por 30,25 millones de dólares por seis años el 11 de enero pasado.