No hay luto por Bin Laden en Pakistán

Por Ashfaq Yusufzai

HAVANA TIMES, 4 mayo (IPS) — Tres días después de que Estados Unidos anunció haber dado muerte a Osama bin Laden, no hay protestas públicas ni muestras de odio en Pakistán, un país de 170 millones de habitantes en el que el líder de Al Qaeda supuestamente gozaba de apoyo popular.

Por el contrario, el operativo de las fuerzas especiales estadounidenses realizado el domingo en esta ciudad, 150 kilómetros al norte de Islamabad, y en el que habría muerto Bin Laden, parece haber confirmado que su popularidad estaba en caída.

“Esperábamos enormes manifestaciones e incendios provocados contra edificios del gobierno por personas enfurecidas. Para nuestra gran sorpresa, nada sucedió y todo es normal”, dijo el comerciante Mustafa Khan.

El vendedor recordó que la invasión estadounidense de 2001 a Afganistán para derrocar al movimiento islamista afgano Talibán sí desató fuertes y masivas protestas en Pakistán.

“Todavía recuerdo que miles de estudiantes y (otras) personas invadieron las calles en Peshawar y otras partes del país para condenar las acciones y expresar sus solidaridad con el Talibán”, añadió.

“En un país como Pakistán, las manifestaciones sobre cada pequeño y gran tema están al orden el día. El tremendo apoyo público que gozaba Osama bin Laden hace una década se ha desvanecido”, dijo Javid Ali, estudiante del Instituto de Tecnología de la Información, cercano a la Academia Militar Pakistaní de Abbottabad, no lejos de la casa en que se alojaba el líder de Al Qaeda.

Anticipándose a las protestas, Washington anunció el cierre de su embajada y de sus consulados en Pakistán. Pero el martes reabrió sus misiones diplomáticas al ver que la situación era normal.

La noticia de la muerte de Bin Laden parece no haber causado el impacto temido por Washington.

Taj Muhammad, activista político del Partido Nacional Awami (PNA), dijo que la población ahora sentía rechazo hacia Al Qaeda y el Talibán por los ataques con bomba que perpetraron contra bazares, mezquitas y funerales, así como contra escuelas y edificios del gobierno.

El propio PNA fue víctima de atentados del Talibán.

“Las víctimas de los ataques del Talibán eran en su mayoría inocentes y pobres, incluyendo mujeres y niños”; dijo Muhammad. “Rara vez atacaban a estadounidenses y europeos, a quienes consideraban enemigos del Islam.
Eran los paquistaníes pobres los que sufrían”.

Bashir Bilour, líder del PNA y ex ministro de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, dijo que atacar mezquitas con bombas era la peor muestra de terrorismo. Añadió que la popularidad del Talibán cayó desde que comenzó a matar gente y colgar cadáveres en postes de electricidad.

“Osama era el más grande terrorista del mundo y quien había causado innumerables noches en vela para los pobres habitantes de las Áreas Tribales Federalmente Administradas (fronterizas con Afganistán) y de la adyacente Khyber Pakhtunkhwa”, dijo el martes a la asamblea provincial.

No sólo los pakistaníes, sino también los afganos han mostrado indiferencia hacia la muerte de Bin Laden.

La situación era diferente años atrás, cuando Al Qaeda y el Talibán eran venerados. “Gozaban de gran respeto y estima, y eran vistos como defensores del Islam”, señaló Khan.

Un profesor de inglés en el Colegio Gubernamental de Charsadda coincidió con Khan, y dijo a IPS que la invasión estadounidense de 2001 a Afganistán ayudó a que grupos religiosos reunieran contribuciones en nombre del Islam.

“La mayoría de las personas donaron generosamente a los grupos religiosos y partidos políticos”, indicó. Pero “nadie sabe a dónde fue esa gran suma recolectada con el argumento de que el pueblo sentía un gran amor por Bin Laden”.

Amjad Ali, del PNA, dijo que los partidos políticos religiosos, incluyendo a Jamiat Ulemai Islam o Jamaat Islami, fueron los más beneficiados por Al Qaeda.

“La alianza de estos partidos logró 70 asientos en la Asamblea Nacional, y pudo formar gobiernos en las provincias de Balochistán y Khyber Pakhtunkhwa en las elecciones de 2003 gracias a su apoyo a las acciones antiestadounidenses de Al Qaeda y el Talibán”, explicó Ali.

Esos partidos aprovecharon en su momento los sentimientos antiestadounidenses de la población, pero ahora están misteriosamente en silencio, señaló. En las elecciones de 2008, solamente obtuvieron un puñado de bancas en las asambleas provinciales y en la nacional.

Jan Alam, profesor de historia en el Colegio Gubernamental de Mardan, dijo que el asesinato de Bin Laden era sentido como una vergüenza por los grupos religiosos. Hubo algunas protestas pequeñas en Quetta, capital de Balochistán, pero el resto del país permanecía en calma.