Sacerdote desterrado: Silencio no ha detenido la persecución

reclama a los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua

Foto de archivo.

«Nos puede pasar cualquier cosa», los obispos «no se pronuncian. Nos sentimos ovejas sin pastor», cuestiona sacerdote desterrado de facto.

Por Elmer Rivas (Confidencial)

HAVANA TIMES – El padre «Ricardo», es uno de los al menos 24 sacerdotes desterrados de facto por la dictadura de Daniel Ortega. A finales de 2022, las autoridades migratorias impidieron su regreso al país luego de un viaje al extranjero. Aunque está fuera de Nicaragua, teme que sus declaraciones «perjudiquen» a sus familiares y amistades, por que la dictadura «ya no tiene vergüenza».

En entrevista que ofreció desde el anonimato para el programa Esta Noche, transmitido en redes sociales a causa de la censura televisiva, el sacerdote denuncia la escalada represiva contra la Iglesia, el destierro de sacerdotes, y la criminalización de las procesiones religiosas y actos de fe popular. Pero también cuestiona el silencio de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.

«Estamos decepcionados. Nos puede pasar cualquier cosa a cualquier sacerdote, y la Conferencia, el obispo, no se pronuncia. Nos sentimos como ovejas sin pastor», lamenta.

Por otro lado, destaca el testimonio desde la cárcel del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez. «Es admirable. No deja las ovejas. Quienes lo conocemos sabemos que es un hombre de principios, y de convicción», asegura.

Que no las abandonemos. Que sientan que verdaderamente su pastor, su sacerdote está con ellos, sufriendo con ellos, y solidarizándose con ellos, porque el pueblo está sufriendo.

También aprovechó para animar a los sacerdotes que viven bajo estado policial en Nicaragua. «Las ovejas se tienen que sentir acompañadas por su pastor. No las abandonemos. Que sientan que verdaderamente su sacerdote está con ellos, sufriendo», insistió.

¿Por qué ha decidido ofrecer esta entrevista desde el anonimato?

Por la misma situación que está viviendo el pueblo de Nicaragua. Estamos bajo una dictadura que ya perdió la vergüenza, de un cinismo palpable. Mira la situación que se está viviendo. Ni los mismos sandinistas están seguros. Entonces si no te pueden agarrar a ti, la agarran con tu familia, entonces te perjudica. No se respeta absolutamente nada, ni a nadie.

Usted fue desterrado de facto. La dictadura le negó el ingreso al país. ¿Le explicaron las razones.

No dieron ninguna explicación. La aerolínea es la que te avisa, que no te presentés porque el Gobierno te ha negado la entrada. Eso es todo. Son de las características de la dictadura.

¿Conoce más sacerdotes a quienes le negaron el regreso a su país como usted?

Sí, somos varios sacerdotes que nos han negado el ingreso a nuestra patria, como también a los que han tenido que salir, porque el acoso que se vive en Nicaragua es terrible. A otros los meten preso. Ya ves a los que sacaron en el avión en febrero y los últimos 12 sacerdotes que mandaron a Roma. Es una situación que estamos viviendo, es una paranoia que tiene esta señora (Rosario Murillo) que de repente sale con cada cosa. No le importa por el daño que cause, no le importa la incertidumbre que mete. Hace, y ya está.

¿Qué evaluación tiene de estas medidas contra sus homólogos sacerdotes desterrados a Roma?

Le están violando todos los derechos. En primer lugar es mentirosa (Murillo). Porque dijo que  fue fruto de un diálogo, y no hubo tal diálogo. Ni con los jerarcas de la Iglesia en Nicaragua, ni con el Vaticano. Me imagino que por la presión internacional que hay, (el régimen) se vio obligado, presionado y actuó para aparentar o poner una buena cara, una buena disposición, sacó a estos doce sacerdotes, lo montó en avión y los mandó a Roma.

Por el comunicado que sacó Roma, se deduce que ellos le notificaron que los sacerdotes iban para allá y que se los recibía el Papa. Lo cual era lógico que los iba a recibir, porque él es el padre de nosotros en la fe.

El obispo Rolando Álvarez continúa en prisión por negarse al destierro. ¿Qué simboliza el testimonio de monseñor Álvarez en la iglesia?

Nadie sabe si en verdad él se niega. No se lo hemos escuchado decir a él. Lo único que vimos de monseñor Rolando fue cuando hicieron aquel parapeto que llegaron los hermanos a comer, le hicieron una entrevista.

Vamos a suponer que es cierto que él no se va. Es admirable porque eso denota que monseñor Rolando es un hombre, obispo y pastor de verdad. No deja las ovejas. Es un hombre que se maneja por principios, un hombre de convicción. Como le dijo Cristo a los soldados que le pegó una bofetada: ¿He hablado mal? ¿Porque me pega si he actuado correctamente? Si yo soy nicaragüense porque me van a quitar mi nacionalidad, mi identidad.

Quienes conocemos a Rolando, el hombre ha sido de principios, siempre enfrentó a la dictadura, siempre denunció con firmeza, y demostrando la veracidad de su palabra. Yo fui hasta la oficina cuando le cerraron las emisoras en Matagalpa, comenzaron a atacarlo. Él siempre se enfrentó con la verdad, porque la verdad te hará libre, dice la palabra de Dios.

El régimen ha acusado a la Iglesia de lavado de dinero, pero a más de cinco meses de esa acusación, no ha presentado ninguna prueba ¿Cómo responde a ese señalamiento?

Esas acusaciones no tienen ningún asidero de verdad, de fundamento. Querían justificar por qué nos cerraron las cuentas. Simplemente ganas de querer desprestigiar. Pero ellos saben que en Nicaragua nadie les cree absolutamente nada. Por eso se convirtió en una dictadura. Como nadie cree en sus palabras, tiene que usar la fuerza, el sometimiento a base de miedo. Es lo que se está haciendo, implementando el miedo, el terror. Hay un miedo interno que se disimula en Nicaragua que ha impuesto la dictadura.

El régimen ha prohibido los actos de fe y las celebraciones religiosas en la calle. ¿Por qué criminalizan la fe popular? 

La autoridad de la Iglesia está sustentada en la persona de Cristo. Podrán suprimir procesiones, todo lo que ellos quieran. Pero el pueblo está firme en su fe. Y cuando puede reunirse el pueblo católico, se reúne, va a la Iglesia y ahí ves la multitud. Entonces ellos quieren intimidar, porque también la Iglesia siempre ha sido la voz de los que no tienen voz, y han querido meter miedo a los pocos sacerdotes que van quedando.

Yo fui acosado, fuertemente. Me visitaban. Ya me esperaba que no me dejaran entrar o ya me esperaba que me metieran preso, porque fui amenazado por la misma Policía. Me mandaban mensajes que si no me callaba me iban a cambiar. ¿A dónde me iba a cambiar? De la iglesia a la cárcel.

¿Qué impacto está teniendo en la iglesia y sus labores pastorales, el encarcelamiento, y destierros de sacerdotes, y toda la persecución religiosa?

Yo digo que la Iglesia está viviendo un momento de purificación. Es un momento en que tenemos que demostrar verdaderamente lo que somos y hasta dónde somos capaces verdaderamente de seguir a Cristo. El testimonio, por ejemplo, de monseñor Rolando, es admirable. En él se cumple las palabras de Jesucristo: Yo soy el buen pastor, defiendo a mis ovejas, no le doy la espalda a mis ovejas. Yo doy la vida por mis ovejas. Monseñor está arriesgando a su vida por el pueblo de Nicaragua. La presencia de monseñor Rolando en Nicaragua es una piedrita en el zapato de la «Chayo» (Rosario), y Daniel (Ortega).

¿Qué impacto tiene en la feligresía, cuál es el sentir de la población en el interior del país, y en las distintas parroquias?

La gente siempre están en contacto con nosotros con mucha prudencia, porque la persecución es terrible. Han querido erradicar esa comunión del pueblo con la Iglesia, por eso es que están fomentando a la iglesias evangélicas. Ellos se aprovechan, en vez de unirse al dolor del pueblo y la gente está identificando verdaderamente que la Iglesia está con el pueblo.

A pesar de la persecución y esta escalada represiva, la Conferencia Episcopal de Nicaragua, guarda silencio. ¿A qué lo atribuye?

Ese silencio de nuestros obispos, de la Conferencia Episcopal, muchos estamos decepcionados. A mí me parte el alma. No sé si es que está siendo amenazados, si es que están comprados, no lo sé. No sé si es que están salvando su pellejo. Pero el pueblo se siente abandonado por los obispos, por la Conferencia Episcopal. Ya la historia se encargará.

La Conferencia Episcopal en los años ochenta, se mantuvo firme y cosa que hacía la dictadura, cuando expulsaron a monseñor (Pablo) Vega con otros sacerdotes, -no recuerdo si los fueron a dejar a Honduras o a Costa Rica-, al día siguiente estaba la Conferencia Episcopal tirando su comunicado, y también fueron amenazados, queriéndolo desprestigiar, pero la Conferencia se mantuvo firme.

Si por ese silencio se ha detenido la persecución, no se ha detenido. Entonces uno dice ¿es un silencio prudencial? No. Al final de cuenta, para mí, termina siendo hasta cómplice, con el perdón y el respeto que se merecen nuestros obispos. Y este pensamiento lo tenemos muchos sacerdotes. Nos puede pasar cualquier cosa a cualquier sacerdote, y la Conferencia, el obispo no se pronuncia. Nos sentimos como ovejas sin pastor.

¿Qué hacen los sacerdotes cómo usted, que los han desterrado de su propio país? ¿a qué se enfrentan?

Gracias a Dios, como la Iglesia es una sola, nos han acogido y nos han amparado, nos han apoyado. Hay sus vaivenes como siempre, la adaptación, el estado psicológico. El destierro es horrible. Más nosotros los nicas que somos bien pegados a nuestras costumbres. Viene la Gritería. Eso nos golpea, la Semana Santa, nuestra forma, nuestra idiosincracia. La forma de manifestar la fe. Es duro. Pero ahí vamos adelante con la gracia de Dios. Y tenemos el apoyo de los nicas que están también en el exilio.

¿Qué le diría a los sacerdotes que permanecen en Nicaragua y a los feligreses?

Que sean fieles al Señor.

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