Otra vez mi primo Bebito

Veronica Fernandez

Barbería en La Habana. Foto: Caridad

Ya comente, al inicio de mis escritos en Havana Times, de mi primo Bebito.  Ahora, retomo su personalidad tan singular y cercana a mí.  Sobrino de mi padre y por supuesto, primo- hermano mío, es de las pocas personas que pude tener a mi lado al llegar al mundo.

Vivimos en la misma casa de Regla (reparto situado al otro lado de la bahía de la Habana) durante mis primeros cuatro años de vida y a pesar que mis padres permutaron para Cojimar (reparto situado al este de la bahía de la Habana), nos hemos mantenido muy unidos y no es el hecho de ser familia por lo que confraternizamos, es porque ambos pensamos similares en muchas cosas.

En estos días, Bebito esta malhumorado porque ha confrontado varios problemas que lo tienen desequilibrado.  Yo le recomendé que tomara la vida de otra manera y que siempre tratara de buscarle el lado positivo a la situación, pero en realidad, por mucho que se quiera, es altamente difícil encontrar la luz en el camino.

Los cubanos sabemos cómo están las cosas y a lo que nos referimos tratándose de soluciones.  Lo primero que me comenta Bebito es que hace más de un mes que en Regla no puede comprar frijoles ni en moneda nacional ni en cuc (moneda cubana libremente convertible), pues le dijeron que no había este producto ni en los almacenes.

Lo segundo, es la indignación que tiene todo cubano porque nuestro deporte nacional, el béisbol, ya no se podrá jugar en las noches en los estadios a causa de la situación energética del país.

Una vez más reitero que sabemos la crisis financiera a nivel mundial, el bloqueo contra Cuba y que somos un país del llamado Tercer Mundo, pero esto no quiere decir que isofacto nos priven de algo a que nos han acostumbrado a disfrutar por años, siendo además, el pueblo cubano fanático por excelencia a este deporte.

Es cierto que hay que tomar medidas, pero nunca exageradas.  Por otra parte, ¿estamos propiciando el ausentismo al trabajo?, pues si el equipo local juega solamente a la luz del día entre lunes y sábado, las personas atraídas por este deporte, que son mayoría en la población, estoy completamente segura querrán a presenciar unos juegos; pero aquí viene otra situación- y pienso no equivocarme al plantearla- y es que también puedo asegurar que un elevado numero de personas van a ver los juegos y se les va a pagar el día como si hubiesen ido a trabajar.

Y digo mas, veremos allí a muchos jefes con autos de chapa estatal y utilizando la gasolina que le da el estado para las gestiones de trabajo y no para pasear y divertirse.

En fin, un problema y situación sucede a otra y a otra, pero ninguna solución a nada.  Sucedió con los frijoles por la pésima planificación y distribución del mercado.  Así estamos desgraciadamente y va a ser en extremo difícil enderezar el carril.  Ojala lo logremos y doy voto de fe por ello, pero hay cosas que se nos han ido de las manos, que nos han llevado de extremo a extremo, de la civilización a la barbarie.

Me viene a la mente el tema principal de la famosa novela de la literatura hispanoamericana Doña Bárbara.  No estamos en esos tiempos ni en esos escenarios; peor aun, pienso que la barbarie ha llegado a nuestro tiempo y ha invadido nuestras almas; pero, ¿que hacer para liberar el mal y atraer cordura, sensatez, disciplina, organización y justicia a nuestra sociedad?

Veronica Fernadez

Veronica Fernandez: Naci en el pueblo de Regla, al otro lado de la bahia de la Habana. Muchos reglanos, huyendo de la contaminación de la refinería de petróleo, tradicionalmente han ido a vivir en Cojimar. Asi hizo mi familia cuando apenas cumplí cuatro años. Desde niña he sentido atracción por las artes y las letras. La poesía y el ensayo son mis predilectos. Tuve la dicha de estudiar Filología en la Universidad de la Habana con profesores de tallo mayor. Como Capricornio, me encanta la organización, la madurez de las personas, lo romántico de la vida y el desinterés, medula espinal de estos tiempos. Disfruto la comida criollo (arroz blanco, frijoles negros, pork y yuca con mojo) y la italiana, el chocolate y tomar un mojito en el casco histórico de mi ciudad.