Un vaquero cubano y su historia
Regina Cano
Me encontré con José Ernesto por esas cosas que tiene la vida, de ponerle en el camino una historia interesante a uno.
Tímido pero decidido, con las palabras que le enseñó el levantarse cada mañana al ponerse de pie sobre la tierra y al lado de una vaca, persona clara y educada, de aquella educación familiar que ahora algunos extrañamos.
Nos facilitó la comunicación su agradable y desenvuelta esposa Graciela, mientras esperábamos ser atendidos en las oficinas de Vivienda donde coincidimos unos días atrás.
Se empleó en Vaquerías desde su primera relación laboral, hombre muy trabajador y dedicado a su familia, con gran apego a la naturaleza, pero sobre todo a los animales. “En la casa siempre tuvimos gatos y perros, y una cría de puercos.” decían satisfechos.
A las vacas, le ha tocado bañarlas, darles de comer, vacunarlas, ordeñarlas y -en algún que otro caso- ayudarlas a parir, sin casi “pegar un ojo”* él, ni su familia, por la preocupación de que no se perdiera ni el ternero, ni la madre; lo cual le hubiera buscado un problema en la Vaquería en que trabajaba: “…que sí los planes, que sí incrementar el crecimiento, el ordeño…perder una vaca podía conllevar a un problema judicial…”.
Iba a la Zafra Cañera anualmente durante su tiempo de alza. Fue reconocido Vanguardia Nacional y “Fidel, personalmente, le dió un viaje a la URSS, que rechazó”-decía Graciela; pues como parte de la generación nacida al principio de la Revolución pensaba en que un viaje, no era necesario y que se podría hacer en otro momento.
“Había abundancia. Vivíamos sin aprietos.” Tenía un buen salario y la Zafra se lo mejoraba.
“El mejor dulce de leche es el hecho de la leche natural (sin procesar). La mejor mantequilla…”
“Ahora, ya la salud que tengo es otra –me dice mirándose y palpando su cuerpo- flaco, destruido. Mis brazos eran así” –me muestra haciendo un redondel con las dos manos.
Ahora es un Cuentapropista: Dulcero-Repostero, “le gustan mucho los Dulces” –susurra ella-, y él me dice que nunca había ganado tan cómodamente un salario.