“Revolucionar la revolución” y la continuidad de Díaz Canel

Miguel Díaz Canel (izq.) y Raúl Castro (c) el primero de mayo del 2022.

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES – Recientemente el primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), Miguel Díaz Canel, en uno de sus performance propagandísticos por las redes sociales, salió con un trabalenguas sobre que ya están ‘revolucionando la revolución en un escenario en que nadie se revoluciona’, o algo así, que generó muchas reacciones de burla y memes de los internautas.

Pero más allá de sus esfuerzos estériles para captar simpatías y credibilidad, vale la pena intentar descifrar el trabalenguas. ¿Por qué dijo esas palabras? ¿Qué quiso decir que no se entendió? ¿A qué estaba respondiendo?

En política nada es por casualidad, lo sabemos bien. Y llama la atención que la prensa solo se enfoque de manera general en la incapacidad del mandatario para enviar mensajes coherentes y empáticos, y no escudriñen en el mensaje mismo.

Con toda seguridad, la referencia a ‘revolucionar la revolución’ está relacionada en primera instancia con la sugerencia que con mucho tacto le hizo Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el presidente de México, en su reciente visita a la Habana, en la primera quincena de mayo.

Estas palabras a manera de consejo camuflado, aunque ignoradas como titular, constituyeron uno de los puntos más interesantes de ese encuentro bilateral. Junto con el espaldarazo brindado ante la exclusión en la Cumbre de las América y el tema migratorio de cubanos hacia EUA atravesando el país azteca.

AMLO dijo con palabras exactas, tener “la esperanza de que la revolución renazca en la revolución, de que la revolución sea capaz de renovarse”.

En consonancia con esta ‘sugerencia’ o ‘esperanza’, Silvio Rodríguez, otra personalidad no menos relevante en el ámbito cubano y latinoamericano, y tan vinculado al sistema político cubano como al entorno de AMLO, escribió poco después (el 30 de junio) en su blog personal ‘Segunda cita’:

“Para mí es obvio que Cuba necesita revolucionar la revolución’ como sugirió Andrés Manuel (López Obrador) en su reciente visita. Sé que no es fácil, mucho menos en las muy difíciles condiciones actuales”.

El cantautor dijo lo que sabe todo el mundo, que “las diversas experiencias reales del socialismo demuestran que, como fue concebido, es impracticable”. Y señala que “las experiencias de China y Viet Nam son lo mejor hasta ahora: gobiernos socialistas dirigiendo economías capitalistas. No estoy hablando de calcar sino de interpretar”, aclaró.

Un día antes de la declaración de Silvio Rodríguez, quien escribe publicó en este medio digital una Carta Abierta al presidente Miguel Díaz Canel, donde  lo exhorto a seguir el consejo de AMLO y que “la revolución sea capaz de renovarse”:

Cualquier reforma seria tiene que ser ajustada a nuestra realidad y ella demanda con urgencia la reconciliación nacional y un nuevo pacto social inclusivo, lo que conlleva una reforma política”.

 Y en consonancia con lo que escribió Silvio luego:

“Debo señalarle que sería una pésima idea intentar la implementación del modelo económico chino-vietnamita en Cuba, (una apertura a la economía de mercado evitando el laissez faire), sin que vaya acompañada de una reforma política. Sería un gran disparate, que lejos de resolver los problemas y conflictos entre cubanos, los ahondará aún más”.

Por supuesto, la publicación de Silvio Rodríguez tuvo una mayor repercusión en la prensa cubana independiente y la internacional, no así por la nacional oficialista. Pero ambos fueron llamados de atención al poder en Cuba sobre la necesidad de cambios, usando como pie forzado las palabras de AMLO.

Y considero que a eso responde el vídeo corto de Díaz Canel, a intentar frenar los llamados populares y de personalidades relevantes al cambio, incluso dentro del propio sistema. Le aterra la idea de que esos llamados se vuelvan colectivos, se transformen en clamor y en exigencia, y se vean obligados a ceder.

Pero en vez de tomar el consejo y las sugerencias, su discurso va encaminado a subestimar nuestra inteligencia individual y colectiva intentando convencernos de que la continuidad de este sistema que no funciona y nos empobrece, es una forma de ‘revolucionar la revolución’, de ‘cambiar’; y que la culpa de que no se note es ‘del enemigo’.

El enemigo de Cuba es la continuidad y es casualmente ese el encargo presidencial que tiene Díaz Canel de parte de los que le entregaron el poder. Por eso no logra ser popular a pesar de las mil campañas promocionando su imagen ante el pueblo. Su única posibilidad de méritos y respeto está en impulsar el cambio. Y “revolucionar la revolución”  o “renovarse por sí misma”, equivale a cambios de verdad.

El mensaje de Silvio Rodríguez evidencia que es enteramente contrario a la política continuista de Díaz Canel, cuando dice: “¿A dónde vamos si no reconocemos lo que nos pasa? Es absurdo no admitir la evidencia manifiesta”. Y en ese mismo sentido alerto en la Carta Abierta: “El país necesita un cambiar con urgencia y no aguantamos ni un experimento más que se base en la continuidad”.

“Revolucionar la revolución” no es una utopía ni una quimera, es perfectamente posible y ahora mismo tal vez sea el único camino posible para que el cambio que Cuba necesita sea ‘con todos y para el bien de todos’. Lo único que lo impide es el excesivo poder del PCC puesto exclusivamente al servicio de la continuidad, que nos castiga, en vez de ir hacia el cambio, que nos puede salvar.

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Osmel Ramirez

Soy de Mayarí, un pueblecito de Holguín. Nací el mismo día en que finalizó la guerra de Viet Nam, el 30 de abril de 1975. Un buen augurio, ya que me identifico como pacifista. Soy biólogo pero me apasionan la política, la historia y la filosofía política. Escribiendo sobre estos temas me inicié en las letras y llegué al periodismo, precisamente aquí en Havana Times. Me considero un socialista demócrata y mi única motivación comunicacional es tratar de ser útil al cambio positivo que Cuba necesita.

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One thought on ““Revolucionar la revolución” y la continuidad de Díaz Canel

  • El partido comunista no tiene ningún poder, es un espantajo -correa de transmisión si se quiere usar la terminología leninista- del poder real en Cuba: la junta de generales- empresarios que.controlan la economía y los órganos represivos. El gorilato se esconde tras “el partido”, que es un mera sombra chinesca.

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