Cuba ante el apartheid de la dolarización

By Osmel Ramírez Álvarez

Cola para entrar a un mercado de compra en dólares en La Habana. Foto: EFE

HAVANA TIMES – La estrategia de dolarizar una parte del comercio minorista del país es otra prueba clara de la dependencia cada vez mayor del Gobierno cubano de la emigración. A muchos de esos emigrantes los llama “gusanos”, “contrarrevolucionarios” y les prohíbe la entrada a la Isla cuando se atreven a criticar el sistema.

La decisión de surtir las nuevas tiendas en divisas extranjeras con productos de primera necesidad, que escasean en el resto de la red de comercio cubana, es injusta e hipócrita. Observadores y afectados se hacen las mismas preguntas desde hace semanas:

¿Qué pueden hacer los cubanos que no tienen quien les envíe remesas desde el exterior ni ingreso legal en divisas extranjeras? ¿Tiene acaso un plan para resolver esas diferencias, un Estado que todo lo planifica? ¿Cómo pretenden resolver un desequilibrio creado a conciencia (o sin ella) en nuestra sociedad?

El Gobierno no divulga datos oficiales sobre los totales de remesas monetarias que llegan a la Isla. Según diversos analistas, de 2012 a 2016 el monto fue de 1.500 a 3.600 millones de dólares anuales.

Una encuesta realizada en 2016 por el Centro de Estudios de la Población de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba, arrojó que el 77% de los emigrados —la mayoría radicados en Estados Unidos— enviaba entonces ayuda a sus familias o amigos en la Isla de manera permanente o puntual.

Esa contribución llegaba en ese momento a un 32% de los cubanos de la Isla, fundamentalmente en forma de medicamentos o dinero, según reportó la agencia IPS. Pero otros estimados recientes consideran que podría estar beneficiando a un porcentaje mayor de familias.

Las cifras pueden haber registrado alguna variación, pero el número de cubanos que recibe dólares del exterior seguiría siendo solo una parte del país y no la mayoritaria. ¿Qué ocurre con los hogares que sobreviven sin remesas y sin ingresos en dividas en un país que parece más bien diseñado para quienes las reciben?

Para ellos está reservada la escasez crónica, las colas inmensas y la pérdida de horas vitales de productividad. También, precios más abusivos, porque si necesitan imperiosamente comprar algo que solo está disponible en divisas, deben comprar los dólares a quienes los poseen, a una tasa que ronda ya un 50% de incremento. Y el Estado no se los vende.

Foto: cubacute.com

Llegados a este punto, el Gobierno debería quitarse la careta, aceptar abiertamente que no puede vivir sin parasitar a sus emigrantes y validar abiertamente la emigración. De todas formas, la promueve desde hace décadas ahogando económicamente el futuro de las familias y presionando la salida de los inconformes.

Entre tanto pragmatismo, tal vez a algún burócrata de una oficina del Estado se le podría ocurrir una idea estrambótica como la de financiar la emigración de uno de sus miembros de las familias sin dólares. Esas mismas que hoy están tras la “cerca de púas del apartheid económico”, son también las vidrieras de las tiendas en divisas extranjeras. Que elijan entonces al más joven, al más saludable y también al más bondadoso, para que una vez fuera ni enferme ni olvide a los que quedaron atrás.

En este punto crítico a que ha llegado un país otrora rico y receptor de emigrantes, el Gobierno ya ha desvalorizado el trabajo del cubano y su dignidad. Lo ha reducido a un “caso social”, dependiente de la caridad pública o de los familiares que tuvieron el arrojo de escapar a tiempo.

Por el mismo camino, ha convertido a la Isla en un espejo de sus ciudadanos, en parásito de los trabajadores, de los emigrados y los aliados exteriores. Aunque tenga la desfachatez de seguirse llamando ‘revolución’ y de negarse a ‘cambiar todo lo que debe ser cambiado’ para que podamos salir adelante por nuestro propio trabajo y emprendimiento.

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Osmel Ramirez

Soy de Mayarí, un pueblecito de Holguín. Nací el mismo día en que finalizó la guerra de Viet Nam, el 30 de abril de 1975. Un buen augurio, ya que me identifico como pacifista. Soy biólogo pero me apasionan la política, la historia y la filosofía política. Escribiendo sobre estos temas me inicié en las letras y llegué al periodismo, precisamente aquí en Havana Times. Me considero un socialista demócrata y mi única motivación comunicacional es tratar de ser útil al cambio positivo que Cuba necesita.

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One thought on “Cuba ante el apartheid de la dolarización

  • No es solamente que traten de vivir de los gusanos y ex cubanos sino que le suben el precio a los productos en dólares en un 400, 500%. Van a recibir menos remesas, pues si antes quedaba la tranquilidad que con cien dólares podías hacer una factura modesta ahora necesitas 300, 400 dólares para llevarte algo a la casa y muchos no estamos dispuestos a seguir en ese jueguito. Al menos yo terminé con el.

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