Niñas o barbies
Mercedes González Amade
HAVANA TIMES — Convivo con dos niñas que son contemporáneas, al igual que sus madres. Estas preciosuras tienen alrededor de 4 años y, a pesar de ser de la misma familia y vivir en la misma casa, están siendo criadas de maneras diferentes. Una, muy sencilla y acorde con su edad; la otra está metida en una burbuja de pacotilla y moda, alejada de los intereses de la infancia.
Las diferencias económicas se reflejan a diario en lo que comen, los juguetes, las fotos, etc. Eso es normal, cada quien debe crecer según sus circunstancias. Algunas personas creen que los hijos son juguetes, muñecas que podemos utilizar a nuestro antojo, y no tienen en cuenta que son seres humanos en formación. Las han creado una (no entiendo esta parte) gran tirantez entre las madres y eso repercute en las pequeñas.
Me trae recuerdos hermosos cuando veo a una de ellas vestida con lazos y batas, pero es triste ver a la otra ataviada igual que su madre, aparentando ser una mujer en miniatura.
Todas pasamos por esa edad, nos ponemos la ropa y los zapatos de nuestras madres o hermanas mayores, los collares, y hasta las imitamos; es un juego sano y divertido. Lo que no es saludable para una niña pequeña es implantarlo como un estilo de vida. Caminar un ratico con zapatos altos no es lo mismo que usarlos permanentemente, pues esto último pudiera afectar el desarrollo de los huesos del pie aun en formación, el daño podría llegar a ser irreversible.
Cada período de la vida es único, es bueno disfrutar cada uno con todo lo que trae. Vivir el crecimiento de nuestros hijos es un privilegio incomparable, es una lástima que lo empañemos quemando sus etapas. La escalera se sube peldaño a peldaño, es mejor no saltar los escalones. Se ven tan lindas las niñas con sus batas y lazos ¿por qué vestirlas con ropa de personas mayores?
No sé si lo que criticas es la desigualdad económica entre las niñas o el mal gusto con que visten a una de ellas. Empiezas hablando de una cosa y terminas con otra. Quizás quieras criticar ambas cosas a la vez.
La manía, incorrecta, en efecto, de disfrazar a las niñas como si fueran mujeres recortadas, no se da solo en la gente que más poder adquisitivo tiene, sino también el los que no tienen tanto. Es más, en los propios programas para niños de la tv cubana han salido niñas ataviadas que no se sabe si son niñas o cabareteras. Eso es una cuestión de educación y de cultura por parte de los padres; y también de la crisis de valores que hace buen rato sufre Cuba. El video de los pioneritos bailando de la manera más soez y procaz, ante el regocijo de padres y maestros, habla por sí solo. Ahí no se trata de vestimentas, sino de actitudes de adulto (y de adultos del nivel más bajo, diría yo), que son incluso apaludidas y filmadas por los mayores.
Debe ser una familia muy disfuncional. Es dificil entender que vivan en la misma casa y coman diferente y que tengan «circunstancias diferentes». La verdad que no entiendo, pero no es normal en lo absoluto.
Bajo un mismo techo no deben ser educados dos ninos de diferente manera, al final es perjudicial para los dos.
Está de moda eso de vestir a las niñas como mujeres. Una pena, porque cuando sean mujeres ¿se vestirán de niñas? Y lo peor, cuando tienen 12 años aparentan 18 y quedan haciéndole caso al primer cuentero que aparezca en el camino. No es cuestión de dinero sino de valores.
A mí me gustan las niñas al estilo Leonor y Sofía. Baticas fresquitas, ropa holgada, de preferencia algodón y tenis o sandalias. Y así visto a mi hija y tengo para comprarle una licra pero prefiero una bata.
Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que has dicho
Bien por Atanasio y por Luis! Cómo se concibe que dos niños viviendo en la misma casa no ya se vistan, coman diferente?; eso da mucho que pensar de los padres de la niña más favorecida. La moda anormaloide de vestir a los niñ@s como adultos y hacerles asumir actitudes propias de estos no es privativa de Cuba. Me permito regalarles, a ti Mercedes y todos los foristas, el siguiente fragmento de una carta de nuestro Apóstol a Maria Mantilla: «… Es como la elegancia, mi María, que está en el buen gusto, y no en el costo. La elegancia del vestido,-la grande y verdadera,-está en la altivez y fortaleza del alma. Un alma honrada, inteligente y libre, da al cuerpo más elegancia, y más poderío a la mujer, que las modas más ricas de las tiendas. Mucha tienda, poca alma. Quien tiene mucho adentro, necesita poco afuera. Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro, y quiere disimular lo poco. Quien siente su belleza, la belleza interior, no busca afuera belleza prestada: se sabe hermosa, y la belleza hecha echa luz. Procurará mostrarse alegre, y agradable a los ojos, porque es deber humano causar placer en vez de pena, y quien conoce la belleza la respeta y cuida en los demás y en sí. Pero no pondrá en un jarrón de China un jazmín: pondrá el jazmín, solo y ligero, en un cristal de agua clara. Esa es la elegancia verdadera: que el vaso no sea más que la flor.»
Gentil Atanasio, he pensado lo mismo que usted. Lo que más me ha llamado la atención es el hecho de que bajo un mismo techo se pueda vivir tan aislados los unos de los otros.
En cuanto al artículo, pues pienso que los padres que convierten a sus hijos en pequeños adultos le estén quitando a esos niños el tesoro más grande: la niñez.
Sobre todo porque bien diferente es la situación de los niños a quien la vida obliga a «crecer» y comportarse como adultos o por problemáticas familiares o por situaciones sociales, económicas y políticas.
Gracias gentil kamikaze, muy hermosa su citación.
Excelente nota
Estimado Nathan, es increíble como Martí, en su corta existencia física, pudo escribir, analizar y sentenciar sobre practicamente todo, tanto a nivel social como sobre la propia existencia humana; grande e irrepetible el Apóstol. Saludos.
Una tiene baro y la otra no, una madre es superficial y la otra quisiera serlo…. lo peor de toda esta historia son los nuevos ricos cubanos que se creen que mientras mas pacotilla lleven y mas orteras se vean mas realzan su poder… pero nada poco a poco la gente se acostumbra que uno tiene y el otro no…