Vivir cincuenta años
Jorge Despaigne
HAVANA TIMES — Una colega de trabajo me invitó a su aniversario 50. Era en una Casa de fiestas de las que rentan el espacio con piscina, bar y un bello jardín decorado.
Aproximadamente veinte personas compartimos en el patio con una excelente música y buena bebida, mientras los niños tomaban un baño en la piscina.
A las tres de la tarde, luego de echar algunos pasillos y tomar cóctel de fruta, pasamos a la mesa. Al sentarnos, la festejada se acercó, entregó unos papeles, mientras anunciaba a todos que las sillas como esos tickets, tenían números y cada uno debía sentarse de acuerdo con su número.
La inesperada situación provocó el asombro de muchos. Me recordó a mi esposa, quien siempre utilizaba esa dinámica de animación y removía los gustos, costumbres, preferencias de sus amigos, en especial si no se conocían y lograba algo parecido de lo que allí sucedió.
En tanto, alguien se ocupó de servir pollo asado, chuletas de cerdo, arroz moro, tostones, ensalada de tomate y lechuga; de postre hubo algunos dulces, dobosh, torreja y finalmente, café.
En una hora fue devorado aquel manjar que con frecuencia no alcanzamos comer. Desde el extremo de la mesa, la cumpleañera se puso de pie.
“Me siento muy bien… Y ustedes, ¿se sienten bien?”
“Sí.” —contestó la mayoría.
Mi colega tiene muy buen humor. Así continuó el dialogo:
“Siempre he deseado comer en armonía con el entorno. Por eso, me siento muy contenta. Es la primera vez que logro reunir a casi todos mis amigos y amigas, los que faltan están fuera del país.
“Quienes ahora se conocen son ya integrantes del club de mis amigos, porque todo lo que nos rodea apunta a nuestro disfrute, desde la sonrisa en el semblante, hasta el café que vamos a departir.
“En verdad es esta una fiesta maravillosa. Pero por qué esperar a los 50 si el día a día es una celebración.”